One mistake, one chance. [Cerrado]

Raven nunca fue temerosa, por el contrario, nadie sabía de donde sacaba las agallas para no temer equivocarse, pero ahí estaba el truco en realidad. No se equivocaba. Cargaba con ella una suerte fenomenal, suerte que pensó nunca se terminaría, pero así funciona el juego ¿No es cierto? La fortuna da la espalda cuando menos se espera, para bien, para mal o para dar una lección.

Una noche cálida de verano, la de cabellos claros, salió por la ventana de su habitación, habiendo puesto sobre sus padres un embrujo simple, pero efectivo para que nada ni nadie les despertara hasta la mañana del día siguiente. Mientras ellos dormían, la bruja adolescente caminaba  entre la hierba del bosque mágico, cuidando no despertar a las criaturas que también dormían ahí. Esa noche probablemente su error más grande fue no haberle contado su plan a nadie. Había estado investigando y buscando uno de los portales hacia los otros reinos, encontró uno oculto en el tronco de un árbol grande y viejo en lo más recóndito del bosque en medio de un pantano de lodo que lucía más vivo que una colonia de gusanos.─ Deberían saber que estoy preparada para todo.─ Soltó una risilla egocéntrica, y con un simple conjuro fabricó un puente hecho de magia que se solidifico para darle paso al portal. Todo había sido tan fácil.

Rebecca, deseo ir al país de nunca jamás, sin tener idea del descontrol que había en esos portales. Cerró los ojos y cruzó. Fue una sensación curiosa, como si saliera del agua y con un ligero mareo calló sobre el asfalto, sin embargo al abrir los ojos su semblante lleno de emoción cambió, no había llegado al país de nunca jamás, había autos, supermercados, humanos y en el aire no se sentía la cantidad de magia de su mundo o de cualquier otro. Sus cejas se llenaron de preocupación, giró sobre sus talones para volver, pero el portal ya no estaba, sólo había una pared desgastada de ladrillos con un anuncio publicitario pintado. Estaba asustada, por primera vez las cosas no le habían salido como ella pensó. Se pegó a la pared queriendo saber a dónde ir.

─ ¿Estás solita, muñeca? ¿No quieres venir conmigo? ─ Un hombre que se tambaleaba se aproximó a ella con una sonrisa poco confiable.─ No ¿En dónde estoy?─ Pronunció confundida esperando ayuda de ese hombre.─ Pues estás en Nueva York, pero podrías pasar la noche en mi cama.─ Murmuró riendo con descaro y dándole una palmada en el trasero a Raven, quien ya era toda una señorita con enormes dotes de belleza que cualquiera querría tener.─ ¡Qué hace! ¡No me toque!─ Tenía tantos sentimientos encontrados que sin más el hombre se encendió en llamas como una defensa de la magia de la bruja. Salió corriendo de ahí.. Sentía miedo, rabia, desconcierto y culpa ¿Qué pasaría con sus padres? Nueva York claro que le sonaba, era un sitio del mundo humano, y “Humano” significaba que había escasa gente como ella.