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Into the Darkness is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional LicenseEste foro es responsabilidad de la Administración y los moderadores, los elementos utilizados en los documentos de cada raza fueron obtenidos en gran parte de libros de rol de mesa, las imágenes fueron obtenidas de Google, tumblr y bing.
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Little Light | Priv. Talia
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Little Light | Priv. Talia
El bosque le proporcionaba todo lo que necesitaba, siempre había sido de ese modo, por lo que realmente no tenía razón alguna para querer entrar a esa casa. Pero sin embargo ahí estaba, parado mirando por la ventana abierta, con cuidado de no ser descubierto por la preciosa habitante. Realmente no era que necesitara algo del interior, pero tal vez después de pasar unos días mirando por esa y las otras ventanas de la casa ya era hora de entrar; o al menos de intentarlo. No era como si se hubiera aburrido de vagar por ese bosque desconocido, o que comenzara a sentir frío por ir desnudo. Alguien como él no sentía frío por ir desnudo porque nunca lo estaba, su pelaje y piel eran todo lo que necesitaba; pero aun así se había acercado un poco más a la ventana. No comprendía por qué quería entrar, si realmente no le gustaban las casas, ni nada que tuviese cuatro paredes, techo y suelo.
Tampoco necesitaba comida del interior, podía cazar perfectamente su propio alimento, era el mejor cazador de la manada y en ese lugar había un montón de animales que parecían no haber sido asechados nunca. Tampoco ansiaba usar el lugar donde había despertado después de caer por la cascada como cama, pues él no necesitaba más que un lugar entre las hojas de los arbustos o un hueco entre las raíces de los árboles. No tenía nada que ver el agradable aroma de la hembra que habitaba en su interior, y que probablemente lo había llevado hasta ahí tratando de ayudarlo. De brindarle un lugar seguro para descansar.
Pero también podía ser una trampa para doblegar su voluntad, tenía que serlo. No podía oler tan bien y no ser una treta de los cazadores, no podía ser tan hermosa y no ser una vil trampa para sus sentidos agudizados. O realmente podía ser alguien que de buena fé lo había ayudado y había huido descortésmente, renegando su buena voluntad. Tal vez esas eran las cuestiones que lo tenían casi asomado por la ventana observando a la chica sin que se diera cuenta, al menos eso pensaba Demian, pues era difícil no ver a un enorme lobo blanco casi asomando su hocico por aquella ventana. Pero quien podía culparlo por verla dormir si así parecía un regalo de la mismísima madre tierra. Ninguna criatura en su sano juicio sería capaz de culparlo por observarla mientras descansaba tan apaciblemente que parecía sacada de un sueño.
Pero realmente necesitaba respuestas a las muchas dudas que tenía. Donde estaba, que había pasado con su padre y la manada, cuanto había dormido eran solo algunas de las interrogantes que lo aquejaban y la única que parecía poder tener las respuestas, o al menos podía encaminarlo a ellas, era la chica dormida. Así que sin pensarlo dos veces salto al alfeizar de la ventana y se quedó ahí viéndola dormir.
Tampoco necesitaba comida del interior, podía cazar perfectamente su propio alimento, era el mejor cazador de la manada y en ese lugar había un montón de animales que parecían no haber sido asechados nunca. Tampoco ansiaba usar el lugar donde había despertado después de caer por la cascada como cama, pues él no necesitaba más que un lugar entre las hojas de los arbustos o un hueco entre las raíces de los árboles. No tenía nada que ver el agradable aroma de la hembra que habitaba en su interior, y que probablemente lo había llevado hasta ahí tratando de ayudarlo. De brindarle un lugar seguro para descansar.
Pero también podía ser una trampa para doblegar su voluntad, tenía que serlo. No podía oler tan bien y no ser una treta de los cazadores, no podía ser tan hermosa y no ser una vil trampa para sus sentidos agudizados. O realmente podía ser alguien que de buena fé lo había ayudado y había huido descortésmente, renegando su buena voluntad. Tal vez esas eran las cuestiones que lo tenían casi asomado por la ventana observando a la chica sin que se diera cuenta, al menos eso pensaba Demian, pues era difícil no ver a un enorme lobo blanco casi asomando su hocico por aquella ventana. Pero quien podía culparlo por verla dormir si así parecía un regalo de la mismísima madre tierra. Ninguna criatura en su sano juicio sería capaz de culparlo por observarla mientras descansaba tan apaciblemente que parecía sacada de un sueño.
Pero realmente necesitaba respuestas a las muchas dudas que tenía. Donde estaba, que había pasado con su padre y la manada, cuanto había dormido eran solo algunas de las interrogantes que lo aquejaban y la única que parecía poder tener las respuestas, o al menos podía encaminarlo a ellas, era la chica dormida. Así que sin pensarlo dos veces salto al alfeizar de la ventana y se quedó ahí viéndola dormir.
- Licántropo 1
- Puntos de Vida :30Mensajes :16
Demian
Re: Little Light | Priv. Talia
Nada había sido igual desde aquel día, y aunque el ángel tratara por todos medios distraerse con todas las cosas que le rodeaban en un intento por aliviar la pena que le provocaba el recuerdo recurrente en el que se había convertido la partida del lobo, nada parecía surtir efecto durante el tiempo suficiente, pues tan pronto como conseguía olvidar sus preocupaciones éstas volvían golpeando a ella golpeando con fuerza. Pero... ¿Por qué le estaba afectando tanto? ¿Por qué se le hacía tan difícil el aceptar que aquel animal se había marchado sin más? ¿Acaso no era algo que debía haberse esperado? Y lo había hecho, o eso es lo que quiso creer en un principio, pues una pequeña parte de ella, una diminuta, había brillado con la esperanza de que el cánido al despertar decidiera quedarse a su lado al menos durante un pequeño periodo de tiempo, el mínimo para aceptar que algún día debía irse.
Más los acontecimientos se desarrollaron como debían ser, o al menos como eran de esperar. El lobo una vez despierto se marchó y ella, con una mezcla de sentimientos en el pecho protagonizada por la tristeza de su partida y la alegría de saber que al menos estaba bien gracias a su ayuda, lo dejó ir. Porque, ¿qué más podía hacer? ¿Cuáles eran sus opciones? No podía retenerlo en contra de su voluntad, aquel animal merecía ser libre y ella no era nadie para quitarle algo tan preciado como la libertad, y mucho menos por un acto tan egoísta como era el tratar de mitigar su propia soledad. Esa que ella misma había elegido y de la que ahora se arrepentía aunque le doliera en el alma reconocerlo.
La mirada del ángel se mantenía fija en el fuego que bailaba en la chimenea, deleitándose con el chisporrotear del mismo mientras luchaba contra su propio cuerpo por mantener los ojos abiertos más de cinco segundos y ganarle así la batalla al sueño que desde hacía segundos pugnaba por dejarla fuera de combate. Sin embargo toda resistencia fue inútil ya que tras un par de minutos la rubia terminó por quedarse dormida hecha una bola en el sofá que adornaba su pequeña sala de estar, completamente ajena a el hecho de que en ese momento como en tantos otros, había un par de ojos curiosos que vigilaban lo que hacía en su día a día.
Más los acontecimientos se desarrollaron como debían ser, o al menos como eran de esperar. El lobo una vez despierto se marchó y ella, con una mezcla de sentimientos en el pecho protagonizada por la tristeza de su partida y la alegría de saber que al menos estaba bien gracias a su ayuda, lo dejó ir. Porque, ¿qué más podía hacer? ¿Cuáles eran sus opciones? No podía retenerlo en contra de su voluntad, aquel animal merecía ser libre y ella no era nadie para quitarle algo tan preciado como la libertad, y mucho menos por un acto tan egoísta como era el tratar de mitigar su propia soledad. Esa que ella misma había elegido y de la que ahora se arrepentía aunque le doliera en el alma reconocerlo.
La mirada del ángel se mantenía fija en el fuego que bailaba en la chimenea, deleitándose con el chisporrotear del mismo mientras luchaba contra su propio cuerpo por mantener los ojos abiertos más de cinco segundos y ganarle así la batalla al sueño que desde hacía segundos pugnaba por dejarla fuera de combate. Sin embargo toda resistencia fue inútil ya que tras un par de minutos la rubia terminó por quedarse dormida hecha una bola en el sofá que adornaba su pequeña sala de estar, completamente ajena a el hecho de que en ese momento como en tantos otros, había un par de ojos curiosos que vigilaban lo que hacía en su día a día.
- Ángel 1
- Puntos de Vida :30Mensajes :18Edad :25
Talia [Haziel]
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