Ciranda ID | Humana

{♠} Edad: 26
{♠} Ocupación: Doctora. Dueña de una tienda naturista
{♠} Nacionalidad: Americana
{♠} Avatar: Bryana Holly
{♠} Raza: Humana
{♠} Habitante de: Mundo





Porque describir a una persona cuando puedes conocerla. Al menos eso es lo que piensa. Es complicado cuando alguien no deja de cambiar, evolucionar o crecer. Cuando era niña, sonreía todo el tiempo, creía en cuentos y fantasías que su madre le explicaba. Era una niña dulce de cabellos dorados que nunca pensó que todas aquellas leyendas fuera solo de un pasado no tan lejano. Pero con el tiempo creció y su humor empezó a ocultarse tras una capa de perdida y desconfianza. Para aquellos que no la conocen, pueden decir que tiene una sonrisa en sus labios la mayor parte del tiempo. Pero otros sin duda argumentaran que esta esconde mucho más de lo que muchos ven. Incluso podrían decir que esta dirigida a alguien de otro mundo.

Suele apreciar más la compañía de los animales o su propia soledad. A veces las personas no son capaces de entender sus largos silencios o que unas pocas palabras no son necesarias para expresar más, se pierde en su cabeza más veces de las que querría admitir. Odia la soledad, pero para demasiado tiempo en ella. Tras la perdida de su familia, ahora todo lo que posee es la tienda bajo su pequeño hogar. No le gusta ser reconocida en las calles, pero todos los de la ciudad son capaces de señalarla en la calle y susurrar su nombre. No se considera una mentira, no engaña a nadie. Nunca promete que lo que dice es real o que las hierbas que vende lograrán su cometido, solo deja que la imaginación de sus clientes sea el que dicte esa sentencia.

Es pasional, llena de vida y alegría. Pero muy pocos son capaces de ver esos pequeños momentos, esos donde sus ojos brillan húmedos por los millones de sensaciones que logran invadirla. Pensarían que podía ser sombría o solitaria, pero solo si eres capaz de juzgar a alguien con la primera impresión. Ama a sus amigos, si es que considera a alguien de esa forma. Cuando siente, lo hace con intensidad, no esconde sus sentimientos pero teme amar a alguien tanto como lo hizo antaño, para que no pueda desaparecer llevándose la última parte de corazón que mantiene con ella. Es consciente de que un día alguien llegará y todo lo que siempre ha conocido por esas leyendas, será lo único que la proteja de su destino. Es sabía para su edad, trabajadora y observadora. Pero a veces, como todo el mundo, no puede evitar que algunas locuras tomen el control de su vida. Pero como dije, nunca puedes describir a una persona, siempre es mejor conocerla.




Su madre nació en el bosque encantado. O eso eso lo que contaban sus historias. Allí convivió con su familia durante años, aprendiendo el oficio familiar. Las hierbas, las curaciones eran su vida. Junto a sus hermanas, mantuvieron el hogar cuando sus padres faltaron. Era una mujer hermosa, que pronto atrajo la atención de quien no debía. Joven y estúpida firmó una sentencia de muerte para aquellos que amara realmente. Ofreciendo su gran amor a cambio de la libertad de aquel que quería poseerla. Escapó, viajando hasta el mundo. Allí se enamoró de un joven y pronto la vida empezó a cobrar sentido. Es aquí donde empieza su historia. Ciranda o Cica como algunos la conocían de pequeña nació en una familia amorosa. Querida, protegida y cuidada aprendió cada una de las leyenda, mitos e historias que su madre le contaba para dormir. Alguna de ellas, oscuras y peligrosas pero que años más tarde le prepararon para conocer la verdad de aquellos que vivían en la misma realidad que ella. A la edad de 20 años, un incendio logró arrasar con las vidas de su familia y sola se vio encargada de seguir adelante.

No fue, hasta su 22 cumpleaños que todo tuvo sentido. Graduada de medicina, decidió mantener la tienda naturista de su madre en la pequeña ciudad donde vivía. Encontró entre sus cosas algunos diarios, con aquellas historias lejanas que aún se encontraban en su memoria. La realidad de lo que le tocaría vivir. Humana en un mundo de especies, era débil en la ignorancia. Su madre, se encargó de hacerla fuerte en la sabiduría. Su primer contacto con uno de esos seres fue esa noche y aprendió que tenía las claves para sobrevivir siempre que recordara todo lo que le habían enseñado. Así se forjó su camino. Muchos conocieron su nombre, otros la llamaron bruja o curandera. No era cierto, sin poderes solo era una pequeña humana con demasiado conocimiento. Atendió y supo distinguir los detalles en las historias de sus clientes para saber a que se enfrentaban. Dando la solución indicada para cada uno. Su carrera de medicina la traslado a la naturaleza, previniendo así enfermedades con hierbas, remedios caseros que pronto algunos consideraron pociones.

No retractó sus palabras, pues aquello permitió que pudiera seguir manteniendo el sueño de su madre. Al menos un pedazo de él. Conoció a algunos seres peculiares, pues sus conocimientos llegaron a más lugares lejos de la frontera que separaba ese mundo. Nunca rechazo a nadie, sin importar su procedencia. No fue hasta los 24 que las pesadillas empezaron. Algo la perseguía en medio del bosque, corría por ella clamando su nombre. No era humano, no era natural. Pero iba a alcanzarla pronto y nada de lo que conocía sería capaz de salvarla. Su madre había dado su gran amor para escapar, pero lejos de hablar de un amante, entregó la vida de su hija a algo que no entendía. Ahora solo queda seguir viviendo. Quizás, el tiempo pudiera hacerla encontrar algo para por lo que ella misma quisiera luchar.



{♠} Gustos: Café, libros, música, hierbas medicinales
{♠} Disgustos: La mentira, el desprecio, mango y aguacate.
{♠} Fobias: La oscuridad total, los sueños.
{♠} Otros: Ama el mar y viajar. Buena con arma blanca y arma de fuego, ya que su padre era militar.