Zsuzsanna Dracul. [Ficha terminada]

{♠} Edad: 191 (aparenta 22 años).
{♠} Ocupación: Modelo.
{♠} Nacionalidad: Rumana.
{♠} Avatar: Sarah McDaniel.
{♠} Raza: Vampiro.
{♠} Habitante de: Mundo.





¿Describirme? ¿No sería mejor conocerme? Después de todo seré lo más hermoso que haz visto en tu vida… y quizás la última. No necesitas saber de mí, solo acércate a mí y te daré la mejor de mis sonrisas, todo el mundo merece el mejor amor en sus últimas horas vivo. Lo siento, nada de lo que estoy diciendo es verdad, quizás si, no lo sé. Depende de qué tan bien me caigas y cooperes, luego veremos en qué termina todo.
Sin duda si le preguntas a alguno de las cabezas rubias, te dirán que soy tonta y quizás indefensa porque si, me engañaron. Lo cual solo aumentó mi sed de venganza. Es triste pues los amaba. Él era mi sobrinito amado y ella mi amante eterna, pero no se le puede hacer nada, ¿cierto?

Me llaman de distintas formas, en realidad no soy quién para decirlo, pero la gente me considera tierna, cariñosa, amable, buena persona, algo torpe, enamorada empedernida, loca, desquiciada, obstinada, terca, rencorosa, quizás tenga un par de sentimientos por ahí, creo que se me cayeron por algún lugar de las dimensiones y si los encuentran. Por favor no me los devuelvan. No necesito cosas que me estorben.






Eran los gritos que siempre escuchaba desde mi ventana en mi casa en aquella habitación alejada de la mansión. Ahí vivía yo, encerrada y siempre observando a todos a nuestro alrededor como el monstruo que era. Una pierna torcida, la espalda chueca, dientes malformados y de rostro besado por el mismo Satanás, al menos eso decían los cuentos de la ciudad y no estaban tan equivocados, así me veía yo y me sentía yo, como maldita por Dios y amada por el diablo. Alejada de todo contacto humano más allá de  muros de mi hogar y que de los únicos 4 valientes sirvientes que teníamos, creo que es más justo llamarlos prisioneros.

No era un secreto sobre nuestro pequeño pacto de familia con uno de los seres más temidos de Rumania y quizás del mundo entero si es que la humanidad supiera todo aquello que se ocultó y que por desdicha lo sé. ¿Por qué lo sé? Porque lo viví y sobre viví por casi 50 años de vida miserable, tan asquerosa que me repudio a mí misma por haber caído en aquel embrujo. Fui tan tonta en creer cada palabra salida de su boca de monstruo asqueroso y despiadado. Creo que es mejor parar un poco con esta historia, lo siento. El odio es demasiado, creí haberlo olvidado, pero aún no y creo que es eso el principio de mi decadencia.


Perdón, necesitaba esos minutos de descanso para calmarme y no quiero matar cuando no tengo hambre, es un desperdicio de comida gigante. ¿Estábamos en el pacto, cierto?
Mi familia hizo un  pacto desde hace 15 generaciones, éramos parte de un círculo vicioso de maldad sin fin del cual no podíamos salir aunque quisiéramos. Como parte del trato, cada generación debía entregar la vida de su primer hijo varón a cambio del bienestar de la familia, a cambio de que no nos dañaría nunca. Significaba de que él no debía transformar a nadie que llevará su mismo apellido. Éramos su familia, sus descendientes y así lo conocí. La primera vez que recuerdo haberlo visto fue para el nacimiento de mi pequeño hermano Arkady. Yo tenía 5 años de edad, a penas lo vi, se puede decir que me enamoré de él a primera vista y él lo sabía muy bien. Yo era su sobrina favorita y él mi tío amado al que solía esperar por la ventana a que viniera cada navidad para compartir la cena y los buenos  deseos para el año siguiente.

¿Qué te puedo decir? En aquel momento yo creía que él era lo máximo, me cuidaba, me sentía importante y considerada, algo que nunca había sentido en mi familia, solo de parte de mi hermano menor. Mi padre siempre estaba ocupado, perseguido por fantasmas y la locura. Mi madre simplemente me ignoraba, ella era poetisa, sabía apreciar solo lo bello de la vida y en definitiva yo no encajaba en esa definición, así que mi amadísimo tío era lo más preciado para mí, al fin tenía a alguien que sabía que yo existía.

Así pasaron los años, muchos en los cuales me la pasé adorando, idolatrando, amando a mi tío. Recuerdo que solía escribir diarios completos sobre él. Sobre su cabellera larga negra como la noche más oscura, su ojos verdes llenos de motas marrones tan seductores que te pueden hipnotizar aún sin verlos directamente, nariz aguileña y fina, al igual que su hermoso rostro adornada con una muy cuidada barba que lo hacía muy interesante, tal vez eso fue uno de los detalles que hicieron que me enamorara más de él. Cualquiera podría caer en su mágico hechizo de tan solo mirarlo a lo lejos. Tal parece que mientras más bella es una cosa, más dolor y maldad traen detrás.

El 5 de abril de 1845 murió mi padre, las enfermedades y la pena hicieron que sucumbiera. Murió solo y maldiciéndonos por nuestros nacimientos. Él era ateo, pero sabía que para nuestra estirpe no había nada más después de la muerte, solo un paraje oscuro y tétrico. Aquel día estaba demasiado triste como para recordar que era el día de mi cumpleaños, nadie lo recordó. Pero él no se iba a olvidar de ese día, mi tío llegó con regalos en las manos y un arreglo funerario detrás. Solo él pudo ser capaz de consolar mi gran pena. Desde un principio sabía que me cortejaba, no podía entender el porqué se había fijado en un ser tan horrible como yo, un ser tan imperfecto y deplorable. Motivos que ahora con rabia entiendo… solo quería una esclava que lo idolatrara. Es difícil mantener la calma, ¿sabes? Pero continuemos, solo quiero irme de aquí.

Yo sabía que él era lo que los aldeanos llamaban “strigoi”, pero siempre me lo negó, hasta que una noche después de tantas súplicas de que me llevara con él, me mordió.  El día 7 de abril, él me tomó en sus brazos, por primera vez pude sentir sus fríos y perfectos labios sobre los mío, lentamente bajaron por mi piel, oliendo, saboreando el sabor de mi sangre tibia que pasaba por mis venas, él me veía como un pedazo de carne, yo lo sabía, pero eso era lo excitante en aquel momento. Sobre todo, sentí asombro por el hecho de que la muerte pudiera ser una experiencia tan exquisitamente sensual. Aún puedo revivir ese recuerdo día tras día, noche tras noche como un sueño erótico, pero cuando despierto solo siento asco de lo que ocurrió.

Los días pasaron, él bebió durante 10 días de mí, fui su alimento, pero al menos tuvo la delicadeza de no dejarme agonizar sola. Fue la peor etapa de mi vida, bueno, una de las peores etapas. ¿Sabes lo que es sentir que los huesos se te rompan solos mientras duermes? Mi espalda, mi pierna, mi cara estaban “reparadas” para el final del día 17, ¿pero de qué me servía si todas las noches era drenada, usada como un surtidor de sangre? A duras penas pude coger el espejo para ver mi rostro. En un momento lo solté asustada, lo que vi en ese momento no podía creerlo, ¿aquella maravillosa criatura era yo? Usando lo último de mis fuerzas llamé a Dunya para que me trajera un espejo más grande, necesitaba verme desnuda y cuando lo hice al fin fue algo indescriptible. Mi cuerpo desnudo es más hermoso que cualquier imagen de Venus saliendo del mar. Ilusionada por aquel cambio, yo solo quería más, quería ser así para siempre, quería estar por siempre en los brazos de mi tío y amarnos por la eternidad. Soñaba con que en ese mismo instante me abrazara y se me cumplió el deseo, al abrir los ojos él estaba atrás teniéndome en sus brazos con sus fríos brazos y su gélida respiración. Recuerdo que me puse de rodillas pidiendo ser su esposa, le prometía cosas, basura que la gente enamorada suele hacer.

Para la mañana del 19 de abril, yo estaba dentro de un ataúd con mis 6 deudos alrededor. Mi hermano Arkady, su esposa Mary y mis 4 fieles sirvientes. Claro está que no tengo recuerdos de eso, cuando pude obtener consciencia tenía una mujer entre mis brazos y mis colmillos enterrados en su yugular. La señora Murller, mi tío aplaudía el hecho mientras Arkady se resistía a las insinuaciones de volverse como nosotros. Como todo buen héroe de las historias, se negó y yo lo ayudé a huir. Mala decisión, debí huir con él y no quedarme con mi benefactor.

Solo bastaron 12 días de mi vida para arruinarla por la eternidad, por mi estupidez, por mi ambición, por haberme enamorado inútilmente de un ser que salió del escupitajo más asqueroso del diablo. Él, mi supuesto tío que no era más que mi tátara abuelo me convirtió a mí Zsuzanna Tspesh, por ese entonces, en su novia, amante, esposa y esclava para el infinito y más allá de los tiempos inexistentes, una sentencia muy dura e inquebrantable. Él me volvió en esto, él tiene la culpa de todo, todas las muertes que tengo en mi pasado, presente y futuro son debido a él; mi captor, el verdugo de todos los sueños, la pesadilla de todo aquel que ose saborear la eternidad y piense que la obtendrá gratis. Todo eso solo se puede resumir en un solo ser: El príncipe de Valaquia, Vlad Tsepesh.

Lo lamento tanto… ¿está asustada? ¿Es por mi forma apasionada de hablar acerca del odio y el resentimiento que guardo o es porque colmillos están muy cerca de su cuello? ¿Tiene miedo de que un vampiro la muerda? No debe tener miedo por nada, usted me ayudará, ¿no es cierto, señorita Kalogridis? Me ayudará a encontrarlos, a Vlad y a los rubios. Encuéntrelos y dígame en dónde están antes de que perfore su piel de nuevo… Prometí una entrevista personal, nunca que la dejaría ilesa.


{♠} Gustos: Los perros de color blanco. Que la admiren por su belleza. Mirarse al espejo. Arena, mar y sol.
{♠} Disgustos: Que le arrebaten su cena.
{♠} Fobias: La oscuridad completa. Estar encerrada. Enamorarse.
{♠} Otros: Está muy enojada. Tiene heterocromía.