Separado, mas nunca desvinculado - [Privado con Uriel]

por **Zadkiel** Dom Oct 16, 2016 10:17 pm

Separado, mas nunca desvinculado

"Iguales en esencia, distintos por regla"

Después de su caída, Zadkiel no se encontraba del todo bien, se lamentaba todos los días el haber desobedecido al Altísimo, iclusive, podría pasar todos los días en las iglesias, como bsucando su perdón desde DIOS. Uno de esos días caminando, casi al entrar en la Parroquia de Los Angeles, ciudad a la cual se había trasladado, ya que sabía que no era mediana coincidencia el nombre, observó atenta a través de sus ojos blancos a un joven, el cual le llamó la atención de sobremanera. Lo siguió y lo siguió, hasta poder ver su cara con claridad, y ahí, a través de un espejo de la iglesia lo vio, era él, era esa potestad, la única a la cual pudo mirarle el rostro antes de caer, era una belleza que no se comparaba con otra la verdad, casi como si los hombres fueran simples monstruos o adefesios creados al lado de ellos.

Siguió al joven por entre los pasajes de la parroquia, casi como su sombra, tratando de no ser vista por él, pero en un momento, cuando el joven entró en un cuarto, lo perdió de vista, caminando muy rápidamente se paró enfrente a la puerta, con la mirada en el vacío, con la mano puesta en la perilla, sudorosa, con algo de nervios. Suspirando, giró la perilla hasta entrar en la puerta, sin dudarlo, el problema no era entrar, sino a donde llevaba la puerta, ya que no era una puerta ordinaria, sino que era un portal, el cual llevó a zadkiel al lugar donde nunca pensó volver.

Rejas gigantes, doradas y adornadas con hermosas plumas, un pedestal a un lado y una fila de gente esperando entrar, si, claramente se encontraba en las puertas del cielo, con pedro como el Host del lugar, dándole una hermosa bienvenida a quienes eran dignos de entrar. Zadkiel moraba atónita para todos lados, ya que no encontraba a la potestad, la cual estaba segura de haber seguido sigilosamente, entonces, antes de poder encontrarlo, una angustia se tronó en su pecho, tanto así que hizo que la caída se arrodillarse.

- Perdona Padre, yo se que no soy digno de volver aquí…

Thanks Igneous !

por **Uriel** Lun Oct 17, 2016 12:09 am

Un caído en la casa del señor, al menos eso fue lo que escuchó un murmullo en el viento lo llevó hasta allí y de alguna forma sentía que era su responsabilidad, Uriel, el oscuro, Uriel, el señor de las muertes, el ángel de las alas ensangrentadas. Muchos de sus hermanos habían caído por menos, pero claro, sus muertes no habían sido ordenes directas del creador.

Caminaba por la iglesia sin poner atención en los humanos que allí se encontraban, más que nada porque no lograba comprenderlos, no lograba entender qué hacían allí pidiendo favores al creador como si de un mago se tratara y justo cuando estaba por rendirse, por retirarse sintió una abrumadora aura, tristeza, dolor, agonía... un caído se encontraba en ese lugar, no había duda y entonces lo encontró, su hermano Zadkiel, con ese mismo rostro, esos mismos ojos frágiles y llenos de sentimientos.- Debería darte vergüenza. -Murmuró mirando al techo, como increpando al creador, pero como de costumbre sabía que él no estaba escuchando, poco y nada le importaba la opinión de una potestad cuando estaba en desacuerdo con sus designios.

Aprovechándose de la presencia de un portal guió al ángel caído hasta el cielo, en parte como acto de rebeldía, en parte para poder dar a entender a los demás cuál era su punto de vista, después de todo no habían secretos en el cielo. Cuando llegó miró a su alrededor, en las grandes puertas se encontraban ángeles guardianes, hermosos y perfectos, como todos sus hermanos, Anauel, Mehiel y Asaliah.

De inmediato caminó entre los seres que allí se encontraban esperando a que Zadkiel apareciera, mas las acciones del ángel caído lo confundieron y de inmediato se arrodillo frente a ella y la abrazó fuertemente.- ¿Por qué no eres digno? ¿Porque el creador lo dice? No le llames Padre, no se lo ha ganado. -Luego de decir aquello llevó ambas manos a las mejillas de Zadkiel.- Ponte de pie, camina conmigo como en los tiempos idos, te extraño ¿Acaso tu no me extrañas? -Dijo al tiempo que se ponía de pie y extendía sus manos hacia la caída esperando que las tomara.

por **Zadkiel** Lun Oct 17, 2016 1:47 am

Al caer al suelo, Zadkiel sintió como esa potestad lo tomaba, sentía las palabras que le decía, las sentía en su corazón, ahora humano. El caído sentía la presión espiritual que ejercían todas las divinidades celestiales que allí se encontraban, pero lejos de importarle todo lo que sentía, solo se centró en el, en la potestad que lo ayudaba, en ese último rostro al cual vio antes de caer.

- U… Uriel, ¿ese es tu nombre verdad?, el recuerdo de tu rostro está impregnado en mi memoria, duiste el único celestial que pude ver con mis ojos antes de caer, eres tú mi único recuerdo visible del cielo, y me has demostrado que la justicia, no solo viene dada por el altísimo, y menos por el arcángel que esté tomando mi antiguo puesto

Dicho esto se paró al del joven y comenzó a caminar dentro del cielo

- Tu ya debes conocerme, mi nombre es Zadkiel, el arcángel que se ocupaba de la justicia, quién cayó por probar la “carne divina” que Dios tenía… su creación.

- Aunque no te espantes, no te obligaré a caer en el canibalismo. Si mal no recuerdo tu eres llamado el “Angel de la muerte”, ese ángel encargado de llavar la destrucción al mundo, pero… ¿Qué haces aquí ayudándome?

Dijo Zadkiel mientras abrazaba al celestial en forma de agradecimiento, mientras lágrimas caían de esos hermosos ojos blancos, los cuales no se les había visto llorar nunca, y que en el cielo se conocía como Lágrima de compasíon, ya que se decía que las lágrimas de Zadkiel solo eran dignas para la gente con el corazón ams puro, que incluso ni los seraqafines las habían vistos, ni habían sido merecedores de ellas.

por **Uriel** Lun Oct 17, 2016 2:46 am

Sus hermosas palabras parecían bautizar los oídos del celestial y es que por primera vez veía como se mezclaba la tristeza y la completa aceptación, Zadkiel no daba excusas por lo que había hecho, simplemente lo reconocía, más allá de cualquier juicio de valor Uriel estaba asombrado y aquello lo hacía feliz, lo hacía regocijarse en la verdadera naturaleza de un celestial, no importaba si ya no tenía alas ¿Acaso un humano sin un brazo deja de ser un humano?

- Si, soy Uriel el de las alas manchadas de sangre, el de la muerte y los gritos, soy Uriel el que hace lo que el creador le pide. -Aquella era su sentencia, su castigo, la cruz que cargaba desde que le había sido dada su misión por parte del Señor de los cielos. Caminaba con tranquilidad mientras observaba como a lo lejos uno que otro miembro de los principados quedaba mirando. No los odiaba, eran sus hermanos de la misma forma, pero los resentía, los principados eran como la gestapo del creador, eran las huestes que perseguían a los ángeles que salían de las filas del ejercito, los cazaban como si de animales se trataran y esa era su responsabilidad, la que el creador les había otorgado, los borradores de los "errores"- ¿Qué hago aquí? Preguntas, la respuesta es simple, vengo por ti, para que sepas Zadkiel que en el cielo aún tienes hermanos, que no estamos ciegos de luz, ni sordos al sufrimiento, ni mudos a la injusticia. Somos débiles aún, somos pocos los que nos atrevemos a estar en desacuerdo y sabemos que muchos han caído por menos, pero ¿Acaso pelear por la verdadera luz no vale la pena? -Sus palabras eran peligrosas, sabía que Dios estaba escuchando, podía sentir la mano del creador apretando su corazón, pero más que apretar no iba a hacer, lo necesitaba y no iba a cometer un error que ya había cometido antes, además Uriel era distinto tal vez a todos, su lucha no era contra los humanos, es más los protegía, su lucha no era para obtener poder, es más odiaba el poder, Uriel solo amaba tan profundamente que dolía.

por **Zadkiel** Lun Oct 17, 2016 6:32 am

Aún tengo hermanos…

Eso resonó en los tímpanos de Zadkiel como las campanas en una iglesia al momento de celebrar una boda, el caído no podía entender que una potestad, un ángel que solo fue creado para servir y luchar, más aún, Uriel, el llamado ángel de la muerte, el despojador de los primogénitos de Egipto, él le estuviese tendiendo la mano, dándole indicios de que estaría a su lado, aunque ya no tuviese sus alas, eso le parecía mas que tierno, un acto de amor infinito.

En ese momento, Zadkiel vio como una multitud de principados se acercaban con rapidez, y claro, si su objetivo sería el de despojar de las tierras divinas al caído, entonces el ojialbino levantó su mano, solo con el movimiento de su muñeca, y casi de manera imperceptible, creó cuatro estatuillas de diablillos del porte de una manzana, los cuales aparecieron en el otro lado y tomaron vida de las almas que allí se encontraban, haciendo sonar la alarma y convocando a las potestades, para que sacaran el mal que acechaba.

- Espero eso sea suficiente para poder despistarlos, vamos, tenemos que irnos de aquí, sino tu correrás tanto o mas peligro que yo, y créeme Uriel, con el amor que te tengo, no me lo permitiría si tu también cayeses.

Entonces Zadkiel tomó fuertemente de la mano a la joven potestad y entre la multitud de almas humanas intentando entrar al cielo, y la confusión que se dirigía, trataba de escapar y encontrar la puerta que los llevaría directo a la parroquia. Ahí por lo menos podrían estar mas en paz.

Habilidad Usada:

por **Uriel** Lun Oct 17, 2016 7:42 pm

Poco a poco sentía como la luz de sus hermanos llegaba a aquel lugar, era obvio que deseaban que el ángel caído fuera retirado de los parajes celestiales, pero ¿Era necesario hacerlo de esa forma? Era obvio para todos que el poder de un ángel se incrementaba en el cielo, por lo mismo le parecía ridículo desplegar tal poder ante alguien que no era una amenaza. Antes de que pudiese decir algo Zadkiel había actuado, estaba conciente de que habían habilidades que los caídos presentaban que ningún otro ángel tenía, había visto incluso el flujo de energía que Zadkiel había usado, por lo mismo debía advertirle que si usaba nuevamente ese poder delante de él entonces Uriel lo aprendería, pero hacerlo sin permiso era casi un robo, mas antes de que pudiera hablar siquiera su hermano había tomado su mano.

Corrió junto a él hacia un portal que ya no existía, entre la multitud de almas paró en seco y jaló la mano de su hermano para acercarlo a su cuerpo y abrazarlo.- Tranquilo, Zadkiel. -Dijo para luego cerrar los ojos y visualizar su hogar en el Mundo, Nueva Orleans. En cuestión de segundos tanto el ángel como el ángel caído se encontraban en una antigua casa, en un ventanal cerca de un balcón. La casa era simple, una habitación que contenía cocina, living, comedor y una cama, otra habitación que contenía un baño. En las afueras se podía escuchar música, Jazz y muchas personas hablando.- No tengas miedo, hermano, ya estamos a salvo. -Dijo al tiempo que lentamente liberaba el cuerpo ajeno de entre sus brazos. De inmediato llevó su diestra a acomodar los cabellos del ángel caído y sonrió.- Debes tener más cuidado cuando usas tus dones frente a una potestad, recuerda que tenemos la mala costumbre de aprender aquello que vemos más de una vez. -Claro que no era cierto en todos los casos, habían excepciones, pero por el momento no sintió necesario decirlas.

Nueva Orleans:

Habilidad empleada:

por **Zadkiel** Mar Oct 18, 2016 12:33 am

Sintió como Uriel jalaba de su brazo, para terminar posado en su pecho, aprisionado por sus brazos, tapando por completo su visión, para ser transportado hacia otro lado, porque si bien se le podía engañar a la visión, pero no a sus otros sentidos, los cuales tenía demasiado desarrollados.
Cuando su cuerpo se separó de Uriel, se dio cuenta donde estaba, era un balcón, en alguna parte del mundo, muy lindo la verdad, a lo lejos podía escuchar ciertas notas de jazz, una música con la cual se le contentaba el corazón.
Lejos de querer separarse de la potestad, Zadkiel deseaba estar cada vez mas cerca. Agradecido de Uriel, no podía hacer mas que prestar atención a sus palabras, pero mas que eso, le llamó la atención sus dichos sobre las habilidades, ya que en el conocimiento de Zadkiel, no tenía grabada esa habilidad de las potestades, quizás, y solo quizás, al Altísimo les había otorgado mas dones después de que el cayó, así como se las había otorgado después de que Lucifer Cayó. Tomandola mano de Uriel y poniéndola sobre su palma, materializó una espada, mientras decía:

- Quiero que sientas el Flujo de la energía, ni siquiera yo se como lo hago, es por esto, que prefiero que la sientas desde su esencia, a poder esperar para enseñártela. No quiero que tengas mas problemas por mi culpa, además… nunca está demás tener un as bajo la manga.

Terminando de decir esto guiñó su ojo derecho, en signo de confidencia.

La espada que se había materializado no era diferente a las demás, pero al mirarla de nuevo, detalles dorados se habían posado en ella, quizás por la mezcla de energía de un Caído con un Angelical, como si de un juramento se tratase, un juramento de lealtad, de pasión, y al mismo tiempo de hermandad.

- Juro solemnemente que no te dejaré solo, y frente a Dios, que estoy seguro, ha posado sus ojos en nosotros, que nadie va a hacerte daño, por lo menos no cuando yo esté contigo.

Habilidad Empleada:

Espada Materializada:

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