what are you doing? |Abierto ¿?|

El frío de la noche erizó su desnuda piel, y el sonido de las hojas mecerse lo hizo despertar. Estiró su mano, buscando las sábanas con las cuales cubrirse, sin embargo, solo logró humedecer la palma de esta sin entender a qué se debía aquello ¿Qué demonios estaba pasando? Se preguntó, sin poder evitar arrugar el rostro, y poco a poco, abrir los ojos encontrándose despojado del techo de su habitación y en cambio, ser recibido por un nublado cielo, que parecía llevaba tiempo amenazando con mojar todo a su paso.

Se incorporó un poco, quedando de esa forma sentado, con las piernas un poco flexionadas, mientras sus talones se humedecían, debido al rocío que cubría el césped y con los ojos hinchados, observó a su alrededor. -¿Donde mierda...? - Murmuró, intentando buscar en su memoria, imágenes de aquel lugar en el cual se encontraba y del que no, definitivamente no conocía.

Se alzó con cuidado, tomándose el tiempo necesario para saber hacia donde dirigirse, aún sabiendo que esto sería inútil cuando todo lo que presentaba ante él, era una llanura verde, que parecía encerrada más allá de muchos muchos metros, por un cordón de árboles, o pinos, o lo que diablos fuera, puesto que, desde donde se encontraba, tan solo podía apreciar la sombra de estos. Dejó que su instinto lo guiará, siendo el sonido de sus pies descalzos al hundirse contra la gramilla y su respiración, los únicos sonidos que acompañaban aquel extraño trayecto que ahora llevaba.

Largos minutos pasó caminando hasta llegar donde la extensión de bosque parecía alzarse. Soltó un cansado suspiro, notando como el aire se volvía vapor y como el clima parecía no querer cambiar, ¿Algo más podía salir peor? Quería estar en su cama, sentir el calor de las cobijas, y por sobre todo, sacarse de encima esa sensación de inestabilidad que poco a poco parecía comenzar a taladrar su cabeza, en donde ese instinto de mierda con el que luchaba a diario, hacía pugna por salir, por mantenerlo un día más con vida, aún cuando sabía que luego le costaría volver a calmarlo, y guardarlo, como hasta ahora venía haciendo.

Tan distraído iba, y tan oscuro se había  vuelto todo, producto de la espesa sombra que los árboles arrojaban, que nuevamente se encontró en el suelo, y con ello, un sonido similar a una queja, debido al dolor que aquello había supuesto. Tomó su tobillo con ambas manos, presionando con suavidad hacia dentro, como si de aquella forma, lograra disminuir un poco el dolor, aunque lejos de eso, parecía poco a poco aumentar, como si pequeños alfileres lo traspasaran.

¿Es que las cosas podían salir peor a caso?

Por alguna razón se le hacía muy curioso ese lugar, es decir, aquel mundo era tan grande y tan lleno de sorpresas que no dudo en visitarlo una vez más, ¿era necesario tener más excusas que buscar aventuras? No, para la joven Siren no era necesario nada más que tener las ganas de hacer algo para darlo por hecho, no le gustaba reprimirse en aquel sentido, pues para eso era la vida, para consumirla en cariño y buenas aventuras. Paseaba descalza por el lugar, nuevamente había sacado prendas del ropero de Robbin pues la sirena no poseía nada básico para un humano y debía dejar de pasear como Poseidón la había traído al mundo. Su cazadora ya le había mencionado muchas veces que los humanos no reaccionaban bien a ello. Así fue como llegó al lugar que tampoco conocía, pero siempre podía llegar a conocer. El césped adornado con el rocío se sentía especialmente cómodo bajo sus pies, no sabía nada acerca del extraño arte de la vestimenta, por lo que siempre olvidaba sacar zapatos.

Entre pequeños saltos cantaba una canción que había escuchado en casa de los Petters, a la Siren le gustaba mucho la música, cantar y bailar, aunque no fuese especialmente buena en lo último.-Last night I had a dream about you. In this dream I'm dancing right beside you… And it looked like everyone was having fun. The kind of feeling I've waited so long. -Murmuraba sin darle una especial atención a lo que cantaba, tan solo era algo que le había gustado. Con suma calma mecía su cuerpo de lado a lado como si bailara entre sus giros y saltos, todos sus movimientos al ritmo de la canción en su cabeza. Parecía una niña pequeña feliz de salir de casa, pero bien sabía la noche que no era tan indefensa como la niña que aparentaba ser, a su corta edad ya había despertado habilidades que podrían servirle como defensa para mantenerla a salvo y aún así no era esa la razón por la cual salía a recorrer el mundo. Quizás la fémina sólo era muy confiada y no conocía lo que era el peligro, era una preciosa niña de verano.

Así fue como llegó a un lugar abierto, donde las estrellas podrían haberse apreciado de no ser por las nubes que cubrían el firmamento, pero no es algo de lo que la Siren pudiese quejarse, pues la humedad era perfecta para su anatomía resistente y acostumbrada a ella. A lo lejos, vio un cuerpo descansando sobre la superficie de color verde, parecía estar sujetando su tobillo de manera extraña, ¿tendría problemas? La menor recorrió la figura masculina con la mirada buscando algún indicio de peligro, pero quizás eso era lo que menos importaba si es que de verdad necesitaba ayuda.- Disculpa. -Alzó la voz lo suficiente para que le escuchara aún con la distancia que los separaba.- ¿Estás bien?

Vestimenta:

Muerde su labio, el dolor es lo suficientemente fuerte como para querer gritar. Sin embargo está allí, aguantando. Sabe que si grita puede atraer no solo ayuda, si no llamar al peligro, pues no sabe donde se encuentra, ni tampoco tiene las excusas necesarias para explicar como es que está allí, en el medio de la nada y vistiendo solo un pantalón. Solo puede asegurar que la escena que está viviendo es real, y a la vez, incierta, pues no sabe como volver a sus aposentos sin quedar como un loco en el camino.

Intenta levantarse, pero la sensación de alfileres atravesando la zona hace que caiga nuevamente. Está jodido, pues pasar una noche a la intemperie no hará que evite la neumonía que puede agarrar de seguir allí.

El ruido de las hojas romperse lo alerta, alguien o algo parece andar acechando a su alrededor, y eso hace que su anatomía se tense, pues sabe, que en las condiciones en que se encuentra, difícilmente pueda defenderse de algún animal si quiera. Intenta guardar silencio, sin embargo, poco a poco una sombra comienza a divisarse, misma que se acerca en su dirección, menuda, de estatura baja, y luego por fin termina por descubrir con la poca luz que se cuela, los restantes rasgos de su rostro. No se anima a calcular una edad, pero puede asegurar que es joven, quizás como él. -Yo... Estem... -Pronuncia, o mejor dicho, balbucea, algo consternado, por lo que prefiere cerrar la boca unos segundos y solo asentir a las preguntas que la dulce voz de la muchacha realizan, seguido de un sonoro "sí" de su parte, pues la distancia que aún los separa no le hace estar seguro de si logrará escucharlo.

-Yo... Solo caí, y doblé mi tobillo. -Explica, indicando el mismo con su mentón, y sonríe, a duras penas, intentando aparentar como que aquello no le afecta en nada. Es tímido, y la situación en la que está envuelto lo tiene peor aún, por lo que coge valentía, y se anima a elevar un poco más la voz. -¡Oye! Yo... ¿Podrías indicarme donde me encuentro, por favor?

Nuevamente intenta levantarse, ayudándose con el árbol que junto a él se encuentra y nuevamente cae cuando intenta dar un paso en dirección a la muchacha, ya no solo es su tobillo el lastimado, ahora también la palma de su mano, en la cual siente como comienza a ponerse caliente, y húmeda, debido a su torpeza. -Dime que esto es un sueño. -Suplica ya al final, angustiándose.

No estaba segura si moverse o no, era difícil saber qué estaba pasando, pero en ningún momento pensó que el hombre frente a ella decía mentiras. Veía dolor en su rostro aunque intentara aparentar que no era así, el problema era su tobillo y lamentaba no tener alguna habilidad que pudiese ayudarlo, ya que no podía utilizar su propia habilidad curativa en otros. La pregunta le resultó muy extraña, imaginó que él podía responderla por ella, sin embargo parecía que ambos habían llegado al mismo lugar por consecuencias que no eran las más adecuadas.- Lo lamento, pero ni yo sé dónde estamos. -Respondió tranquila, era evidente que a la Siren no le importaba realmente dónde estuviese parada mientras tuviese agua para llegar a casa.- Pero si te sirve de algo, sé que estamos en el mundo de los humanos.

Como habitante de Nunca Jamás, no le resultaba extraño hacer entender que no era humana, en su precioso mundo, los seres sobrenaturales eran muy comunes y de cualquier forma los cazadores podrían saber quién no era humano, por lo que esconder su naturaleza era absurdo. Caminó despreocupada hacia el hombre con el que mantenía la conversación, no tenía razones para desconfiar de él y no era tonta, verlo desnudo en aquel lugar desconocido le hizo pensar que tampoco compartía la naturaleza de aquellos seres que sobrepoblaban ese mundo. Él intentó pararse y caminar hacia ella, pero no lo logró, aquello alarmó a la menor, la cual apresuró el paso y flectó sus rodillas para estar a la misma altura que él, rodeando todo lo que podía del cuerpo adverso con sus brazos.- De nuevo lo siento… pero no es un sueño. Bienvenido al mundo real.

Una broma de mal gusto, lo sabía, pero aquel joven se veía tan abrumado que no encontró mejor forma de ayudarlo que intentando alivianar la tensión del ambiente, ¿qué más podía hacer por él?- ¿Cómo llegaste aquí? Pareces tan… perdido, ¿qué te ocurrió?