De cero a... ¿nadador? [Ran-abierto]

Se había pasado todo el mes trabajando sin descanso. Su “madre”, le había dado muchas tareas en la pequeña empresa que tenían juntos de dibujo técnico. Alek odiaba todo lo que provenía de su profesión como ingeniero civil, pero no le quedaba de otra hasta que su cheque bimestral llegara a sus manos y por fin vivir como el muchacho rico que es… era… a veces. Estaba cansado de estar sentado en un escritorio por más de 10 horas al día y en lo único que pensaba es que le daría hemorroides en alguna etapa de su vida, además, hacía demasiado calor para su cálido cuerpo de 40 grados. Sin embargo, hoy era un día especial. Todos irían de campamento a un resort en el bosque junto al lago. Pasarían 3 días ahí, comiendo, jugando, bailando y haciendo una de las dos actividades que sabía que nunca podría hacer en su vida: patinar y nadar. Nadar había sido la peor de sus pesadillas, pues era ilógico que un hombre tan grande no lo supiese hacer. Estaba muy nervioso de mostrar sus nefastas habilidades de nado, aún así, a la hora de salida, tomó su bolso con ropa para el fin de semana. Ésta vez no llevaba a su mascota, pues tenía miedo de que se le perdiera, así que lo dejó de guardián en el bar donde trabajaba. Sabía que lo iban a teñir de rosado o poner un tutú pero le daba igual.

-“Bien, aquí estamos”. – La primera noche, en sí no recuerda nada, ya que amaneció en medio de botellas de vodka, tequila, ron y demás licores desconocidos, no obstante, ya eran las 6am y su cuerpo le exigía ejercicios, se sacó las prendas que tenía para ponerse su cómodo short de baño. Tomó mucho valor y tras un largo tiempo, decidió entrar al agua. Era la primera vez que no entraba al agua con flotadores, se sentía realmente nervioso de hacerlo, aunque solo tenía los pies dentro. De pronto unos compañeros salieron incitándolo a usar una de las llantas que estaban colgadas en un rama y que tenía una caída en el medio del lago. Estaba seguro de que no era una buena idea, ¿cuánto había de profundidad en ese lago azul? ¿Un metro? No creyó que sea tan profundo, las ideas pasaban muy rápido en su cabeza, al parecer el tiempo no lo hacía a la misma velocidad. Ya se encontraba a un paso… a un empujón de caer al lago. No supo quién fue, solo sintió un pie desnudo que golpeó su amplia espalda con mucha fuerza. Se aferró a la llanta tan fuerte como pudo, aún así resbaló y cayó de cara al agua. Se escuchó muy fuerte y al parecer era gracioso. Podía escuchar las risas que cada vez iban menguando, pues tal y como una piedra lo haría, el licántropo estaba cayendo muy rápido hacia el fondo del lago y por más que movía su cuerpo, no subía, sino que al contrario iba hundiéndose más y más… hasta que su cuerpo cansado, ya no pudo contener la respiración por más tiempo. Se relajó por completo, sus ojos se cerraron y su corazón dejó de latir hasta casi desaparecer. Resignado, encomendó su alma a Gaia.

Vestimenta.:

Su cuerpo parecía estar siendo transportado sin que ella pudiese hacer nada para evitarlo, a penas habían pasado un par de segundos, pero las aguas eran completamente diferentes a las que había visto en aquel extraño bosque y de repente, como si de un quiebre en el tiempo se tratara la corriente se detuvo, Amalia comenzó a nadar con toda la fuerza que tenía, ascendiendo con cierta rapidez, sirviéndose de su fuerza de licántropo para hacerlo, mas mientras lo hacía algo llamó su atención... ¿Un cuerpo? Amalia podía escuchar, gracias a sus sentidos agudizados, como el latido en aquel corazón comenzaba a apagarse y por alguna razón que desconocía nadó hasta él, lo tomó con un brazo y siguió nadando. No sabía donde estaba, ni como se iba a vestir, pero sin lugar a dudas intentaría salvar a aquel hombre y luego lo obligaría a ayudarla.

Poco y nada demoró en llegar a la superficie, después de años nadando en las congeladas aguas siberianas estas no significaban nada para ella, nada en absoluto, además si a eso se le sumaba la fuerza que había obtenido tras matar al Alfa de los Garras Rojas, pues entonces todo lo que parecía difícil para los demás en términos de fuerza para ella era extremadamente fácil.

Sujetó mejor el cuerpo del hombre levantando su cabeza por sobre el agua, luego por debajo del agua dio un pequeño golpe de palma en el diafragma ajeno, uno lo suficientemente fuerte como para obligarlo a expulsar el agua que hubiese ingresado a su cuerpo. Además, a penas su nariz estuvo libre para respirar pudo notar que no había salvado a un hombre, sino a un macho licántropo, lo que la dejaba aún más tranquila, pues la regeneración ya debía haber comenzado a ocuparse de cualquier daño.- Vamos guapo, despierta. -Mientras más rápido se regenerara aquel macho, más rápido conseguiría saber donde estaba y como salir de allí.- Yo te ayudé, ahora te toca a ti ayudarme. -Sólo esperaba que no se tratara de un suicida frustrado, eso si que sería el colmo de la mala suerte.

¿Qué estaba haciendo ahí? Ah, eso no importaba, el agua era cálida y muy amable, era distinta a la de Nunca Jamás, por lo que sabía que no se encontraba en su mundo. Sólo recordaba que esa noche había decidido dormir en el lago para darle algo de espacio a Robbin, se encontraba en el fondo y… algo había cambiado, ¿había utilizado de nuevo esa habilidad sin darse cuenta? Era difícil controlar sus capacidades, a veces incluso le era difícil controlar sus transformaciones, era como todo el poder que estuviese despertando en ella fuese más del que su pequeño cuerpo pudiese mantener entre sus manos. Las delicadas aletas de su cola dorada y tan brillante como el sol se mecían con una suavidad increíble, todo parecía estar muy tranquilo en ese lago, pero debía volver o la cazadora se despertaría sola en una enorme casa como era la de los Petters, una casa que parecía ser el perfecto albergue para seres abandonados.

Abrió sus ojos con pereza, sí, ese no era su lago, no era la densidad correcta, la temperatura, la sensación ni el ecosistema. Era muy diferente. Un movimiento tan violento como un golpe en la superficie llamó su atención, las ondas se expandieron y le dieron aviso de que un hombre de gran tamaño había entrado al ambiente acuático. Los peces huyeron despavoridos, observó en dirección a donde se haya el intruso, mas otra presencia con violentos movimientos se acercó al primero sacudiendo el agua y haciéndola vibrar. Lo sentía en su piel, en su cola, en su torso desnudo, ¿necesitarían ayuda? Se acercó temerosa, pues incluso los peces parecían no confiar en las criaturas que habían entrado en los dominios de Poseidón, todos se habían alejado varios metros a la redonda. Si eran peligrosos la Siren tendría que encargarse de ellos, aunque no confiaba que pudiese hacerlo.

Al nadar a la superficie vio a ambas figuras, una masculina y otra femenina, la más pequeña parecía estar ayudando al hombre, pero era extraño, pues ella iba desnuda, ¿qué estaban haciendo? Por unos segundos dudó en acercarse, ¿y si eran amantes? ¿Y si sólo estaban jugueteando? Era difícil saberlo, pero el hombre parecía ser peso muerto y, aunque el agua ayudara a restarle peso a los cuerpos, debía ser un trabajo duro para la chica. Se armó de valor para aparecer en escena, claramente nada de eso iba bien. Nadó rápidamente hasta que su cabeza logró salir a la superficie, a una distancia prudente de ambos cuerpos. Observó al hombre sin pronunciar palabra alguna, podía sentir la vibración del agua en sus pulmones y aquello le preocupó enormemente, los residuos le harían daño. Se acercó sin pensar que podrían hacerle daño, que podría recibir un golpe o un ataque de alguna clase, sólo observaba fijamente al hombre que parecía estar dormido. Levantó su mano y deslizó la punta de sus dedos por el cuello de este en forma ascendente, llegando así al mentón, el líquido que había respirado mientras perdía la consciencia fue respondiendo al llamado de Ran y subió buscando el contacto de sus manos. Continuó subiendo en un movimiento fluido pasando por sobre sus labios hasta llegar a la nariz, donde separó el contacto de sus dígitos para que el líquido continuara con el movimiento y saliera de la anatomía adversa como una pequeña serpiente. Por la cantidad de esta supuso que la joven ya había hecho un trabajo previo, pues la sirena acostumbraba a salvar vidas y esa cantidad de agua era poca.

-¿Cree que esté bien? -Murmuró sin dejar de observar al hombre, viviría, pero habían muchos humanos que no soportaban la experiencia y quedaban con alguna secuela.

Habilidad utilizada:

La experiencia fue extraña, nunca había vivido algo así. Pues mientras menos consciencia tenía, más fuertes eran los sonidos de cascabeles y relinches de caballos. ¿Por qué los escuchaba? No lo sabía, quizás solo tenía hambre y tenía ganas de comer una cálida soupe de cheval. Sin embargo, la sensación no duró mucho y fue reemplazada por una presión fuerte en su pecho, como si lo golpearan u obligaran a salir de su ensueño infinito. Sintió que de su boca salía algo, ¿vomito? ¿sangre? Pensó por un momento, aquello le asustó, pero no tanto como la sensación de no poder moverse ni respirar. La siguiente vez fue algo más ligero, pero igualmente perturbador. Algo salía de su nariz liberando al fin sus pulmones para poder respirar. Se retorció un poco tratando de reincorporarse de nuevo. Lo logró al poco tiempo, pues sus habilidades lo permitían.

No sabía en donde estaba y a duras penas lograba recordar lo que había sucedido, pero la desesperación de no sentir el suelo bajo sus pies hizo que se apresurara en abrir los ojos. La luz del sol empañaba su visión, pero logró visualizar dos figuras sobre el agua. Cuando pudo enfocar bien se topó con aquellos ojos claros tan profundos, delicados y fuertes a la vez. Alek creyó por algunos segundos que se había enamorado y más aún cuando se dio cuenta que era una licántropo como él, eso era algo muy inusual. Seguido giró la cabeza para ver a la otra persona que los acompañaba. Tenía un aspecto muy tierno aunque su rostro reflejaba mucha preocupación. Al principio, estaba confundido con ella, pues no olía a humano, sino que era más a ¿mar? Quedó impactado con ambas damas, gozaban de una belleza sinigual, pero ésta sensación de regocijo de estar tan bien acompañado, se reemplazó al recordar que estaba flotando en el agua. De inmediato, se aferró aún más al cuerpo de la loba para no hundirse, fue donde notó que ella no llevaba ni una sola pieza de ropa. Miró los hombros de ambas, notó que no tenían ropa y que parecían mucho menor que él. No era un buen augurio.

-“No sé lo que ha ocurrido aquí y quisiera una explicación… una explicación en la cual no tenga que ver con drogas, secuestro, violación o pedofilia. Las cárceles francesas son incómodas y no es bueno que yo vuelva ahí”. – Dijo apretando cada vez más la cintura de la loba. - "Y si es posible, en tierra".

A penas notó que otra criatura se acercaba se puso a la defensiva, pero a penas la vio se relajó, era una Siren, podía reconocerlo por ese aroma que era igual al de Kristoff, ta vez ese recuerdo la hizo sonreír, cuando vio como ayudaba al licántropo que sujetaba su sonrisa creció.- Va a estar bien, los lobos nos regeneramos rápido. -Su voz suave y aterciopelada casi sonaba como un suave quejido con un ritmo constante, mas antes de que pudiera seguir hablando vio como el macho despertaba y segundos después sintió que la apretaba, eso no le molestaba en absoluto así que sólo lo sujetó un poco más para que él supiera que estaba seguro.- Tranquilo grandulón, no voy a dejar que te ahogues. -Luego de decir aquello llevó sus labios a dejar un beso en la frente ajena, más que nada para ver si así lo calmaba un poco, luego miró a la siren y le indicó la playa.- ¿Nos acompañas a la superficie? -Luego de esa pregunta/invitación comenzó a nadar hacia la orilla sin soltar al lobo, no era difícil ni nada, pero a tiempos sentía los nervios ajenos, pues la apretaba casi como si su vida dependiera de ello.

Sirviéndose de su fuerza nadó hasta una de las orillas donde no había ni un solo humano, a penas la profundidad fue suficiente como para que el grandulón pudiese caminar paró y se puso de pie.- Desde aquí ya estás bien, pero si quieres te sigo cargando. -Su sonrisa era leve y parecía resaltar sus carnosos labios.- No sé qué te pasó, yo estaba nadando cuando vi que te ahogabas y te rescaté porque creí que si te ayudaba tú podrías ayudarme también. -Hablaba con tanta naturalidad que para cualquier persona podía parecer extraño, sobre todo porque estaba completamente desnuda, pero aquello no significaba mucho para Amalia, sobre todo porque como animal es la desnudes se le hace común, cómoda.

En una situación normal la Siren hubiese hablado, pues le encantaba mantener conversaciones, cruzar palabras y aprender de todo lo que saliera de aquella actividad… pero, en cambio, observó a ambas figuras en completo silencio. El hombre parecía muy asustado y dentro de la realidad de la sirena no entendía cómo alguien podía estar tan asustado en un ambiente tan grato como lo era el agua. La pregunta de la chica llamó su atención, respondiendo de inmediato un “sí” muy animado. Aquella chica parecía muy amable y confiable, era inevitable seguirla hasta la playa o a donde fuera que se dirigiera, pues cada movimiento parecía aturdirla un poco y llamar su atención.

Antes de darse cuenta, su cola tocó tierra y aquello le resultó un problema, ¿la mujer había cargado sola a ese humano de enorme cuerpo? Curioso, pues incluso con la fuerza de su cola le hubiese resultado muy difícil, por no decir casi imposible. La anatomía de la Siren fue amable con ella y cambió sin dolor alguno a la forma que parecía humana para así salir del líquido que la había protegido en sus sueños, todo aquello siguiendo los pasos de los mayores, observando de cerca lo que hacían o decían, pues todo en ellos llamaba su atención. Juntó sus manos para jugar con sus dedos, la mayor exponía su punto y a Ran le llamó la atención, ¿por qué alguien ayudaría a otra persona esperando algo a cambio? No es que se le hiciera una situación imposible, pero para ella era normal que su cuerpo se moviese por sí solo, no pensar en nada realmente, sólo por hacerlo y que el otro estuviese bien.

-Yo… dormía. -Expuso tranquila mirando sus manos, jugando con sus dedos mientras pensaba qué decir.- De pronto, me despertaron y estabas en problemas, así que sólo te ayudé… -Respondió como si fuese algo natural, ¿no lo era? Es decir, ayudar a otros porque estaban en problemas. Levantó la cabeza observando al hombre, se sentía mejor ahora que lo veía bien, consciente y sin peligro de ahogarse.- Es bueno saber que estás bien. -Sonrió despreocupada mientras sus mejillas tomaban un leve color rosa adornando las infantiles facciones de su rostro, se encontraba con la chica de extraña fuerza, así que quizás era hora de irse, ¿Robbin habría despertado? Esa noche había dormido en el lago, pero cada vez que lo hacía, la cazadora se levantaba más temprano para ir a buscarla.

Escuchó las palabras de la loba anonadado por su belleza, a penas entendió lo que le dijo pues tenía la mirada fija en sus labios.- “El suelo tocando mis pies suena como una idea genial”. – Al llegar a la orilla, pudo al fin sentirse tranquilo. Se levantó dejando notar su altura real, respiró profundo y negó con la cabeza.- “No entiendo el porqué debería separarme de ti, aún tengo que agradecerte”. –Dijo inclinándose hacia el rostro ajeno, levantó su mentón con la diestra y besar sus labios con suavidad, sin embargo, antes de separarse de ella mordió su labio inferior. Al hacerlo, miró a la menor y caminó hacia ella para abrazarla contra su pecho con mucho cariño como cuando un abuelo abraza a su nieto. Se separa de ambas y las mira esbozando una sonrisa.-

“Bien, me presentaré. Mi nombre es Aleksandr Bozkurt y ahora les debo un favor a las dos por salvar mi vida y disculpas a ti por haberte despertado de tu sueño profundo, no fue mi intención".– Dijo mirando a la pequeña de olor a mar, le pareció que aquella dama tenía… ¿cola de pez? Pero no dijo nada, no quería ser descortés con sus salvadoras.- “¿Qué es lo que necesitan señoritas… - Sus ojos repasaron el cuerpo desnudo de la licántropo muy lentamente y sin vergüenza alguna fijó la vista en sus pechos. – “Sería bueno poder poner nombre a tan hermosos rostros que fortuna salvaron mi vida”. – Sonreía más coqueto sin darse cuenta.- “Llamarte *hermana* no es una opción para mí”.

Algo había en los ojos ajenos, un brillo especia que hasta el momento sólo había visto en su amada Astrid y es que no todos los lobos son iguales, no todos los lobos tienen la misma fuerza, esa que parece nacer desde el corazón mismo de Gaia, pero sin lugar a dudas él la tenía, tal vez por eso se dejó hacer, como si recibiera un saludo y dejó que sus labios fueran tomados por el mayor, incluso llegando a disfrutar de aquella mordida, pasando su lengua por aquel lugar luego de que al fin fue liberada.- Alek, entonces. -Dijo pues aquel nombre se le hacía demasiado largo como para recordarlo y luego de eso continuó caminando, pues por el momento prefería salir del agua.

Mientras sus pies avanzaban su mirada fluctuaba entre el macho y la chica, no había duda alguna que ambos eran interesantes por razones completamente diferentes y eso era algo que Amalia amaba.- Ambos pueden llamarme Malia. -Dijo para luego dirigir su vista al más alto.- Y no te preocupes, no tienes que decirme hermana si no te nace, algo me dice que tampoco voy a decirte hermano, ni ahora ni nunca. -Contestó con completa honestidad y una voz que lejos de ser hostil era más bien amable y alegre.- La verdad es que me gustaría saber si estoy en el mundo o en otro lugar. -Aún no conocía los nombres de las demás dimensiones y aunque ya había visitado una nunca preguntó ese detalle.- Y si tú podrías ayudarme a conseguir algo de ropa. -Comentó a Alek sin hacer mayor reparo en que observara su cuerpo, uno de sus hermanos ya le había explicado que tenía un cuerpo atractivo y que eso no era una desventaja ni una ventaja en el mundo de los seres civilizados, era más bien una de sus muchas características.- Por cierto... -Dijo de repente mirando a la chica.- ...eres genial, nunca había visto esa clase de don, eso que hiciste para sacar el agua que quedaba en el cuerpo de Alek. -Dijo sonriendo amplio hacia ella.

Negó con suavidad ante las palabras del mayor.- No importa, dormir no es importante. -Murmuró algo incómoda por toda la situación. Era extraño para la menor, pero sentía que no necesitaba estar ahí, es decir, desde pequeña se le había ensaño que los besos eran muestras de cariño para quienes amabas o para quienes sentías un profundo afecto. Si ellos se besaban era porque se conocían, ¿no? Sumando a eso el extraño contacto físico que le había avergonzado, hasta ese momento Robbin era la única que la abrazaba, lo que pintó sus mejillas de carmesí.- Ran… mi nombre es Ran. -Respondió nerviosa a ambos, no le agrada estar fuera de lugar y así se sentía en aquel momento.

Escuchó la petición de la mayor y no supo cómo responderle, tampoco sabía exactamente dónde se encontraba, no se parecía a ningún lugar donde hubiese estado.- Tampoco sé dónde estamos, sólo sé que no es Nunca Jamás. -Contestó segura, porque aquel no era su hogar.- Yo no necesito nada, ya vi que estás vivo, eso es todo lo que necesito. -Asintió apoyando sus palabras, era sincera, tenía todo lo que quería y su única intención era salvarlo, así que ahora que lo veía respirando y en todas sus facultades ya no tenía nada más que hacer ahí. Su mirada se dirigió a la chica cuando esta le habló, sus palabras le hicieron sentir bien, pues para Ran era muy un don muy normal.- Gracias, me hace feliz tener este don. El agua responde a mis peticiones y necesidades, es muy útil. -Respondió manteniendo su sonrisa, la fémina parecía tener un especial interés en sus habilidades, por lo que quiso darle otra demostración. Sin mover un dedo ni dejar de observarla, el agua a sus pies reaccionó a sus pensamientos, subiendo por sus piernas como si de dos serpientes se trataran. Los animales acuáticos se enrollaron ligeramente hasta los hombros de la menor, la cual permanecía tranquila, pero aquellos reptiles parecían observar a los presentes expectantes, con cierto sigilo y precaución. No habían celos más poderosos que los de un padre por su cría, su adorada hija.

La cazadora había despertado sin Ran, nadie había preparado el desayuno y nadie había besado sus labios para desearle buenos días. No, su mañana no pintaba nada bien, había salido de casa con una cucharada de mermelada en el estómago y un poco de pan, sin haber bebido café y sin tener nada para comer cuando regresara, sus botas hacían crujir las hojas debajo de sus pies y su cara de "pocos amigos" alejaba a todos de su camino, ahí en Nunca Jamás sabían que un mal día para Robbin era un mal día para cualquier persona o ser que se cruzara en su camino haciendo algo que no debía.

Muy cerca de la roca de los abandonados los sentidos de la menor se pusieron alerta, un extraño flujo de energía parecía estar jalando los árboles y las plantas hacia algún sitio, la cazadora se acercó con cuidado para poder observar más de cerca, aquél flujo de energía se veía inofensivo, así que tomó un par de piedras y las soltó todas al aire esperando que se las llevara. Gran error. Aquello sólo hizo que el flujo se volviera más agresivo y fuerte, la cazadora se aferró como pudo a un pequeño tronco, pero el portal no tuvo piedad y la arrastro junto con su ancla, llevándola a un lugar desconocido.

Durante el viaje la cazadora de aferró a aquél tronco como a su vida, por lo que al llegar al destino del portal fue lanzada con fuerza hacia un lago como si se tratara de una pequeña piedra que se arroja para hacer "patitos " en el agua. Mantuvo sus ojos cerrados por lo cual no se dio cuenta que se dirigía a un pequeño grupo de personas, impactó con fuerza en la orilla, no supo si golpeó o no a alguien, lo que si notó al abrir los ojos fue el pequeño cuerpo de Ran, por lo que de inmediato se incorporó ignorando cualquier otra cosa que no fuera la Siren frente a ella para correr a cubrirla con su cuerpo. —¡Tengo hambre! —Le gritó mientras corría para terminar hundiendo su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro de su amiga para dejar una mordida en castigo por casi matarla de inanición.

-"Pues estamos en Lyon, al sur de Lyon en realidad, muy cerca de Versalles en Francia". -Mira extrañado a la siren.- "¿Nunca Jamás? ¿Te refieres al mundo de Peter Pan? Eso no existe". -Aleksandr había escuchado rumores sobre eso de mundos paralelos  y alguna vez se encontró en un lugar totalmente diferente al que estaba, pero aún así no estaba seguro de que realmente haya pasado y no haya sido una alucinación por exceso de consumo de trufas o nuez moscada. Volvió la mirada a la loba para asentir con amabilidad. -"Haré todo lo posible para hacerte feliz y cumplir tus deseos, señorita Malia". -Estaba escuchando la conversación de las damas sobre las habilidades de Ran. Su boca se abrió mucho al ver aquellas criaturas raras subiendo por el cuerpo de la más pequeña.- "¡WOOOOW! ¡ESO ES INCREÍBLE!" - Dio un aplauso estando completamente sorprendido como un pequeño niño frente a un truco de magia.- "¿Me enseñas a hacer eso?" -Dijo inocentemente acercándose a ella, pero la salida de otra pequeña niña lo alejó de nuevo un par de pasos. No supo el porqué pero tomó la mano Malia.- "¿Me sigues?"

Observó atento la interacción de ambas, se había quedado callado. El olor de la recién llegada le parecía extraño. Olía como a pólvora y le pareció extrañamente peligrosa, su instinto le dijo que era mejor retirarse, pero quedó un poco más para verlas y a su parecer entendió el parentesco de ambas. Fue solemne hasta la siren para tomarla de las manos y mirarla con mucha tristeza.- "No te preocupes, entiendo si tienes que irte. Tu novia vino a por ti. Pero te prometo que te pagaré el favor de algún modo. Te buscaré para hacerlo así tenga que pasar por los 7 círculos del infierno. Lo juro por los 7 dioses, los antiguos y los nuevos, también por el señor de luz y Gaia". - Sonrió por última vez entristecido a Ran y a la otra damita antes de retroceder hasta la loba.-

Nunca Jamás, aquel era el nombre de un reino, lo había escuchado con anterioridad de la boca de un demonio, pero a decir verdad los demonios nunca habían sido fuentes confiables, por eso sólo ahora sabía que era real, de alguna forma le era simple pensar que un ser marino que acababa de salvar la vida de alguien más decía la verdad.- Francia. -Dijo y luego bajo la mirada por unos segundos, los únicos lobos que conocía en aquel lugar eran de la camada de los colmillos plateados y la camada de Fenrir y no sentía ganas de pedir ninguna clase de ayuda, ni a los primeros ni a los segundos, aquello significaba que todo lo que tenía para poder volver a su hogar o a algún lugar en el que pudiese sentirse cómoda era Alek, por lo menos ya sabía que no se trataba de un suicida, sólo de un lobo que no sabía nadar.

Sonrió ampliamente ante lo dicho por el lobo y asintió con la cabeza como dando las gracias, pues antes de que pudiese decir algo las palabras de Ran le hicieron voltear la cabeza y detenerse a mirarla una vez más. En segundos observó la forma en la que la chica utilizaba el agua, no era la primera vez que veía algo así, pero si era la primera vez que lo veía en ese elemento. Estaba por felicitarla cuando ese aroma llenó el lugar.- Cazador. -Dijo a tiempo que un fuerte golpe sonaba en la orilla, un tronco, una chica y luego la mano de Alek tomando la suya.- Gracias por todo, eres genial. -Dijo a Ran y luego se dio la media vuelta.- Cuando termines me sigues. -Dijo a Alek mientras volteaba rápidamente aprovechando que la cazadora no la había mirado y que aún tenía la cara escondida en el cuerpo de Ran. Los cazadores eran peligrosos y no podía dejar que uno viera su rostro, no aún, no después de todo lo que había hecho.

Sin más corrió en dirección a la playa sirviéndose de su velocidad sobrehumana, no miró atrás y esperó a que Alek supiera seguir su rastro por olfato.

No se sorprendió al ver a Robbin llegar en una entrada de esas que sólo ella sabía hacer, su risa se dejó oír como un canto y envolvió a la mayor con sus brazos de forma amorosa, no podía sorprenderse si siempre terminaban juntas en todo y eso sólo le demostraba que sus destinos estaban entrelazados por algo más poderoso que la simple coincidencia. La mayor se alejó con rapidez luego de decir lo que Robbin era y aquello le molestó un poco, ¿la estaba juzgando? ¿Qué sabía ella de la chica que tenía entre sus brazos? El contacto se volvió posesivo, sus brazos, sus dedos y cada parte de su cabeza se concentraron en proteger a la mayor. Quizás se había hecho una idea equivocada de ella, no podía estar segura pues sólo la había visto por minutos. Observó al hombre que decía que Robbin era su novia, ¿novia? No, claro que no lo era, pues el vínculo que compartían era mucho más especial. Ran podía tener pareja, pero Robbin siempre sería la persona más importante en su vida.

No pensó explicar eso, sólo asintió en silencio, aún algo molesta por lo grosera que había sido la mayor al sólo darse media vuelta porque un cazador había llegado, así lo tomó la Siren y no había explicación de por medio así que probablemente así se quedaría.- No puedo enseñarte algo así, es un don con el que nacemos. -Mintió escondiendo su rostro entre los cabellos de la más alta, no sabía si podía enseñarlo, no sabía si él podía aprenderlo, pero el control del agua era una habilidad tan especial para la Siren que no quiso ni siquiera intentarlo. El agua era tan importante, tan sagrada para la hija de Poseidón que guardaba aquel vínculo celosamente, pues no estaba dispuesta a que alguien que no conocía aprendiera a utilizar aquello como un arma sin entender el amor que había de por medio y el respeto que merecía. Tan importante era para Ran que ni siquiera Robbin podía pedirle algo así y lo sabía. No emitió más palabras, tan sólo esperó a que los más altos se retiraran, pues parecían tener prisa.