Can you help me? || Abierto

Verdad o reto no era el mejor de los juegos para una persona que siempre elegía reto, pero ahora seguramente se había pasado de la raya. Había estado jugando con unos demonios y sabía que Rihannon la castigaría luego, pero uno de los retos sonaba demasiado interesante como para dejarlo pasar. Un portal, los demonios habían encontrado uno de esos extraños lugares llenos de luz en los que entrabas y aparecías en otro reino, el reto era simple, atravesarlo y volver con vida.

Los demonios le habían entregado ropa, para que pudiese pasar desapercibida en aquel lugar, pero realmente el hada estaba confundida ¿En qué clase de lugar aquella ropa sería común? Además ¿Cómo era que los demonios estaban tan seguros de que ella aparecería en ese lugar extraño llamado "Mundo"? Sin dudarlo entró en aquel portal, después de todo ese había sido el desafío, pero a penas logró atravesar la luz el dolor golpeó cada centímetro de su cuerpo, nerviosa se abrazó a si misma, pero era como si la luz quisiera morderla, unas cuantas lágrimas corrieron por sus mejillas y antes de que empezara a llorar un poco más todo se detuvo, el portal había desaparecido y se encontraba en un lugar extraño y completamente nuevo.

Acarició sus brazos y comenzó a caminar lentamente mientras observaba aquellos hermosos árboles, era casi mágico que existiera un lugar fuera del reino de las hadas en el que la naturaleza estuviese tan bien protegida, las flores crecían fuertes y sus colores estaban en perfecta armonía. Se agachó a tocar la tierra, al parecer estaba perfectamente húmeda. Una sonrisa se apoderó de sus labios a momento que se ponía de pie, estaba en un lugar diferente, pero aún tenía en mente su reto, debía encontrar el camino de regreso a casa, aunque era claro que no podría hacerlo sin ayuda.

Era extraño que Ivanna saliera a dar vueltas por Oz sin su motocicleta, aunque en una de sus idas y venidas por las llanuras de Oz, ella vio como la luna armaba un sendero único, era algo hermoso,  la tierra se volvía brillante como el diamante y amarilla como el oro, era… un camino dorado, tan grueso como para caminar sobre él, pero al mismo tiempo tan estrecho para su motocicleta, así que decidió bajarse de esta para ver hacia donde la conducía el hermoso camino.

Dio vueltas y vueltas,  traspasó bosques y llanuras, lagos y estancias, para encontrarse con el final, del sendero luminoso, y no era ni nada mas ni nada menos que una casa… algo extraño para Ivanna, ya que  no era lo mas común la verdad, pero tampoco era de esperarse que un camino poco comín llevase a un objetivo común, así que se quedó mirando el final del camino por un buen tiempo. Necesitaba saber si esa casa estaba habitada o no, o si alguien llegaría a ella, ya que no era su estilo el entrar donde no la habían llamado, esperó y esperó y nada sucedió, y cada vez la casa llamaba mas a que Ivanna entrara en ella, hasta que se atrevió y caminó hacia la puerta, tomó la manilla, la giró y de un golpe entró, pero al hacerlo, una luz se posaba en ella,  sus partes mecánicas se hacían mas pesadas que de costumbre, su piel se sentía diferente, la calidez de la temperatura era algo que no le molestaba en absoluto, aunque si era mas cálido que en Oz, por lo menos en ese momento.

Al abrir los ojos, se dio cuenta de que se encontraba en un lugar completamente diferente a todo lo conocido por ella, los árboles eran de otro color, aunque no muy diferentes en formas y tamaños, el color del cielo era diferente. Muy velozmente Ivanna se dio vuelta para tratar de regresar a Oz, pero grande fue su sorpresa al ver que no se encontraba la puerta por la cual entró.

Ivanna no sabía que hacer, se encontraba tan desorientada como nunca antes, a punto de largarse a llorar como una niña desesperada, vió como alguien, con la misma cara de despistada que ella se acercaba, a lo cual acudió corriendo para ver si sabía algo mas. Cuando Ivanna llegó frente a la chica, la saludó muy amablemente y dijo:

Hola, Soy Ivanna Romanov y … ciertamente, no sé donde estoy, ¿Me podrías ayudar?

Y luego de eso le extendió la mano en forma de saludo formal, esperando una respuesta por esa hermosa chica, que aparte de encontrarla de un aspecto simpático, también la hacía sonrojarse.

Vestimenta:

Un ruido suave, casi como un zumbido, se volteó a mirar y no vio nada así que continuó mirando los árboles, pero luego, como si de magia se tratara volvió a mirar y allí estaba una chica de ojos claros y cabello rubio. Sonrió de forma amable, aunque algo le dijo que no podría hacerle muchas preguntas, presentimiento tal vez o esa mirada perdida en sus ojos que le recordaba a sí misma. Rápidamente se acercó al ver que venía hacia ella, mas se detuvo cuando estuvo a una distancia prudente. Sonrió y estrechó la mano ajena.- Mucho gusto Ivanna, soy Sapphire y lo lamento mucho, pero creo que no voy a poder ayudarte, no sé dónde estoy, es como... como si este no fuera mi mundo, por decirlo de alguna forma. -Dijo entre risas alegres para luego liberar la mano ajena.

Sin mucho cuidado comenzó a mirar a sus al rededores, no había nadie más, por lo que pensó que lo mejor que podían hacer era caminar hasta encontrar a alguien más.- Tengo una idea, pero no sé si sientas que es una buena ¿Te gustaría caminar conmigo? Si estamos juntas tal vez encontremos a alguien que pueda ayudarnos a ambas, a menos así no tendríamos que estar solas y no nos aburriríamos, dime ¿Qué te parece? -Preguntó con una sonrisa amplia y amable, después de todo Sapphire era un hada extremadamente inocente y su personalidad la hacía tener curiosidad por todos los seres que conocía, independiente de saber que eran o que no eran, además, siempre era mejor sorprenderse, conocer algo nuevo y así ser capaz de hacer amigos ¿No?