Lucian - Licántropo

{♠} Edad: 30 años
{♠} Ocupación: Guerrero, guardaespaldas.
{♠} Nacionalidad: Argentino
{♠} Avatar: Joseph Morgan
{♠} Raza: Licántropo
{♠} Habitante de: Mundo




Existen muchas palabras con las que puedes describir el carácter de este licántropo, pero sin lugar a dudas la palabra que enmarcaba todo lo que Lucian podía llegar a ser era la palabra "Honor", pues era un fiel creyente de que a partir del honor de un ser puedes conocer su verdadera naturaleza. La verdad y la lealtad son valores que no esta dispuesto a tranzar por nada en el mundo, guiando su vida en una línea recta y honesta que se ha mantenido de la misma forma desde que tiene memoria. Su espíritu protector se refleja hasta en el mas mínimo de sus actos siendo capaz de entregar la vida por quienes considera fieles y confiables. De carácter fuerte, es determinado en sus decisiones, mas no se deja nublar por el ego y es completamente capaz de reconocer cuando a cometido un error por más pequeño que este sea. No sabe de renunciar a una causa que considere justa, pues si se ha propuesto una meta luchará hasta el final por conseguirla, del mismo modo no deja que quienes lo rodean se rindan ante los obstáculos que el destino suele poner.

Le gusta entrenar y meditar cada día para mantener su cuerpo y mente en un perfecto estado de armonía, de este modo suele ser muy razonable y tranquilo, mas si lo que buscas es provocarlo puedes llegar a despertar la bestia, esa bestia que una vez de pie no se siente satisfecha hasta ver el suelo húmedo de la sangre de sus enemigos.

"El fuerte debe proteger al mas débil para probar su fortaleza", aquella es su frase preferida, pues desde su más tierna infancia esta convencido de que quien abusa de los débiles solo lo hace para ocultar su propia debilidad. Siendo consecuente con su pensamiento esta preparado para enfrentar a todo aquel que cometa una injusticia intentando abusar de su fuerza o su posición.




"Hijo de la rebeldía" Así solían llamarle los lobos que lo conocían, Lucian no sólo era un lobo más, sino que era producto del pecado entre dos licántropos. Nacido y criado por aquellos que consideraba su familia, el pequeño era parte de una de las manadas más grandes y feroces del mundo, pero a pesar de su condición de hermano los demás lobos nunca le dejaban olvidar su procedencia, muchos de sus hermanos de manada incluso lo hostigaban llamándole por crueles apodos, pero Lucian prefería ignorarlos y continuar con sus tareas.
Debido a que él no poseía ningún miembro sanguíneo en la manada debía ganarse su puesto con mucho esfuerzo.

Su vida entera consistía en trabajar para aquellos que lo trataban como un animal rastrero, una abominación de la naturaleza cuyo único valor era su fuerza bruta, fuerza que le ayudaba a soportar aquellos trabajos sin descanso ni misericordia. Desde muy pequeño comenzó a aprender las labores de los maestres herreros, de ese modo elaboraba toda clase de armas y herramientas, mas su sueño no estaba en aquel oficio, el lobo dentro de su corazón soñaba con llegar a convertirse en un guerrero y poder defender a quienes le rodeaban, pelear aquellas innumerables batallas que escuchaba relatar por los Galliard, correr por aquellos cerros y defender su territorio de cualquiera que se atreviera a desafiarlo, ganarse el derecho de volver tranquilo a los brazos de esa diosa Gaia de la que los Theurge tanto hablaban, pero aún si su sueño era grande su realidad era pequeña, la manada era muy estricta con los hijos de dos licántropos al punto de prohibirles entrenar, por eso el pequeño lobo sólo se conformaba con observar aquellas peleas de práctica que sus iguales llevaban a cabo. Así transcurrían días, meses, años en los que el lobo sólo pensaba en trabajar para no ser castigado, cada noche despertaba y se alistaba para sus tareas que iban desde acarrear carretillas con astillas de madera, hasta desechar los cuerpos de algún enemigo que se había atrevido a ingresar al bosque. Siempre con la mirada en el suelo, sin una pizca de respeto o amor propio, su realidad era monótona, caminaba arrastrando sus pies como un verdadero sonámbulo que va por la vida sin percatarse si quiera de que está despierto.

Un día, cuando ya había llegado a la edad de 27 años sucedió algo que lo sacaría de su letargo y le enseñaría una nueva realidad, una de la que nunca antes había escuchado. Una vez más terminó con sus tareas para ir a observar los entrenamientos de los lobo "normales" todo hacía pensar que aquel sería un día como cualquier otro, mas cuando se dispuso a tomar asiento para disfrutar de aquel espectáculo vio a dos lobas, dos más jóvenes que él, una se veía más o menos de su edad y la otra bastante menor, jamás las había visto antes seguramente eran hijas de alguno de los Betas de la manada, pero fuera como fuera hoy estaban allí dispuestas a pelear como iguales. La menor de ellas se veía furiosa, como si estuviera a punto de romperle la cara a alguien, sin saber porque una áspera risa se escapó de sus labios, era como si aquella loba estuviera preparándose para matar a su oponente.

- No te aconsejo que te burles de mi hermana. -Una voz muy melódica lo hizo mirar hacia atrás, sus ojos se abrieron cual platos al ver que la mayor de las dos lobas nuevas se encontraba sólo a unos centímetros de él.

- No me burlaba -Contestó algo avergonzado mientras dirigía su mirada al suelo.- Es sólo que en todos los años que vengo a observar nunca había visto a alguien tan entusiasmado con los entrenamientos...

- No intentaba asustarte -Comentó la loba al ver que Lucian había bajado la mirada- Mi nombre es Astrid, espero verte de nuevo... -Comentó mientras se alejaba hacía los demás.

Era la primera vez que otro licántropo se dignaba a reconocer la existencia de Lucian en los entrenamientos, la primera vez que alguien le daba su nombre de una forma tan natural y amigable, sin duda aquel día no sería igual a los demás, lo recordaría como la primera vez que sintió aquella “hermandad” de la que tanto hablaban sus superiores. Sin saber muy bien porque comenzó a caminar hacia los que entrenaban, no pretendía entrenar con ellos, sabía perfectamente el asco que les producía, sólo quería ver de cerca la técnica de pelea que tenían aquellas dos nuevas lobas.

Lentamente daba pasos asustados, como si estuviese a punto de hacer algo que estaba prohibido, mas sus pasos no avanzaron mucho, justo cuando estaba a punto de llegar a una piedra en la que podía sentarse sintió una mano en su hombro.- ¿Qué crees que haces? –Preguntó aquel lobo que sin ningún respeto presionaba su cuerpo.- ¿Crees que podremos entrenar tranquilos si una basura como tu esta espiándonos? –Aquel insulto en forma de pregunta era sólo uno de los abusos a los que Lucian ya estaba acostumbrado.

- Lo siento, yo sólo quería observar ¿Crees que podría quedarme si no hago ruido? –Preguntó Lucian al momento de remover bruscamente la mano de aquel lobo, sabía que no era la mejor forma de enfrentar aquella situación, pero ya estaba cansado de soportar tales maltratos.

- ¿Con quién crees que estás hablando? –Dijo el lobo al momento de asestar un fuerte golpe al estomago de Lucian, esa sin duda era la gota que había rebosado el vaso.

- Estoy hablando con un lobo, uno igual que yo, no mejor ni peor, igual… -Palabras llenas de cólera que pronunciaba entre dientes mientras soportaba aquel dolor, no podía quedarse así, era respetuoso, pero no dejaba de ser un lobo, no dejaba de tener orgullo, fue por eso que cuando el otro lobo se preparó para volver a golpearlo Lucian separó levemente sus piernas y con su mano derecha desvió el golpe de tan forma que provocó que el otro lobo cayera.- Debes aprender a moderar tu fuerza, peleas muy agresivo y cuando tus golpes no encestan solo es energía que malgastas. –Lucian llevaba años observando las peleas y los entrenamientos, había memorizado cada movimiento, cada golpe y patada de modo que nada de lo que esos lobos pudiesen hacer le sorprendería, nada excepto la cobardía que estaba a punto de presenciar.

Antes de que pudiese darse cuenta cinco cachorros se abalanzaron contra él, atónito no sabía si contestar la agresión o esperar a despertar de esa pesadilla, había escuchado tantas veces la letanía y la importancia del honor, pero aquel ataque estaba tan lejos de cualquier tipo de honor, una batalla injusta, una golpiza que no merecía, que no había buscado, pero eso de nada importaba, su vida no valía, su cuerpo no valía, nadie iba a defenderlo, nadie iba a poner su propia seguridad en la línea de fuego para defender a un hijo del pecado, a nadie le importaba.

Sus manos cubrían su cabeza mientras intentaba no dejar que la rabia se apoderara de su corazón- Basta, basta, basta… -Decía, mas nadie parecía escuchar.

De repente los golpes dejaron de ser tan fuertes, las manos parecían haber disminuido, asustado abrió sus ojos, mas no estaba preparado para lo que vería. Impactado y en completo silencio observó como la primera loba que se había dado el tiempo de hablarle peleaba y derrotaba uno a uno a sus atacante, aquella técnica, aquel valor, aquella hermandad.

- Una pelea justa es de cara a cara, de lobo a lobo. –Gritó Astrid mientras derrotaba al último de los agresores, sin una pizca de temor tomó en sus brazos al primer lobo que había atacado a Lucian y acercado su rostro susurró.- Un lobo, un verdadero lobo pelea solo, sin ayudantes, sin guardaespaldas…

Lucian se puso de pie lentamente mientras miraba con tristeza las heridas en su cuerpo, devastado acercó su brazo a sus labios para lamer aquella herida que parecía quemar su piel, mas antes de que lograra su cometido Astrid lo detuvo y mirando directamente a sus ojos le sonrió.- Nada de vergüenza, acabas de estar en una pelea sagrada, acabas de estar en una pelea de lobos, los lobos no lamen sus heridas derrotados, los lobos celebran sus trofeos de guerra, eres un licántropo, un hijo de Gaia, como yo. –Aquellas palabras como suave aceite apaciguaron su dolor.- Recuerda siempre, eres un guerrero y los guerreros no se rinden, este episodio de tu vida no te hace más débil que ellos, no te hace menos importante, en el momento en que naciste licántropo, Gaia te puso por encima de la derrota, recuerda que desde hoy hasta el fin de tus días eres solo lo que Gaia quiere que seas… -Antes de que Lucian pudiese contestar la hermana menor tomó a Astrid de un brazo y la alejó de él muy rápido.



{♠} Gustos: Entrenar, pelear, la lluvia.
{♠} Disgustos: Amalia.
{♠} Fobias: ...
{♠} Otros: ...