Hada; Rhiannon

Psicología

Un Hada con carácter demasiado fuerte, no es como se juran en los rumores. Rhiannon posee ese carácter desde que nació, es frontal y directa, su voz parece seca pero es su forma de ser, pero siempre conserva el respeto hacia sus demás, sean superiores o inferiores, al igual que otras razas. Puedes ser algo testaruda y gruñona, pero en el fondo es una buena hada. Posee una amabilidad única, una vez que logras tenerla de tu lado se vuelve fiel. Le gustan las cosas sencillas y vive de ellas, lo mismo exige de los demás aunque sea vea algo demandante. Es observadora y reservada.

Para muchos será fría, y algo poco de llevar pero ¿Serás capaz de sacarla de aquel frío invierno? Aunque sea tratar de descongelar un poco ese corazón y verla más allá, a menos que ella sea capaz de congelarte y llevarte con ella a lo profundo de su ser.

Historia

¿Por qué siempre los humanos salen con sus leyendas urbanas tan ridículas? No lo entiendo, decir que las hadas como yo nacen de la primera risa de un recién nacido de ellos es algo absurdo, así no nacemos, nuestra vida no comienza con ellos. Las Hadas nacemos por que la madre tierra, la naturaleza necesita protectores, entes que sean capaz de defenderla, de mostrar el respeto que se merece en cada momento, así nací yo, en un día de invierno. Mi cuerpo se formó completamente de nieve, hielo, escarcha, impregnada en aquel árbol de vida y la vitalidad completa de lo que traer tan hermosa estación. Mi cuerpo desnudo no sentía el frío que muchos sentían, solo podía presenciar la belleza de los colores fríos, ese azul y ese blanco. Había nacido en el tiempo perfecto para mí, amaba mi zona.

Con el tiempo me fui siendo guiada por las hadas más adultas, las cuales me indicaban lo que sería mi nuevo trabajo, como debía mezclarme con la naturaleza, con mi tiempo, y aunque me lo dijeran muchas veces porque no lo entendía, siempre supe lo que debía hacer, solo que mi rostro había nacido sin tener muchas expresiones, sin embargo mis ojos siempre decían muchas cosas. Fue con mi esfuerzo, con mi forma de ser que llegué a ser una gran líder y gran maestra entre las hadas, siendo una de las jóvenes en defender mis tierras, mucho más cuando en nuestro mundo llegó ser que iba completamente fuera del orden natural.

Se había rumoreado que entes oscuros habían dejado pasadizos secretos y ocultos que dejaron un poco inestable a todos los mundos, así como algunos de ellos entraron al nuestros, muchos de los míos, siendo de invierno, primavera, verano u otoño se iban mudando por la mera curiosidad provocando grandes bajas y una inestabilidad en la protección de nuestro  círculo. Me lo lamenté demasiado, era horrible y catastrófico, pero más pena me dio al ver como uno seres casi con los mismos rasgos que los míos, comenzaban a destruir zonas sagradas para su bien propio sin pedir permiso a nuestra madre naturaleza ¿Qué se creían? ¿Qué se imaginaban al no pedir permiso o implorar perdón? Los aborrecí de inmediato, los odiaba con demasía. Me reuní de inmediato con los líderes de aquellos tiempos y le sugerí que cerraran las puertas de nuestro reino, pero nadie me escuchó, de cierta forma las hadas quisieron darle alguna oportunidad a aquellas criaturas.


No pasaron muchos años, para que se las cosas comenzaran a cambiar, los días cálidos, las buenas cosechas, los respetos o tratados que se habían hecho los nuevos habitantes y humanos poco a poco lo iban violando, haciendo lo que querían, y así fue cuando entramos pronto a una pequeña pelea, y lo digo así porque no le quiero dar importancia a las bajas humanas que hubieron, las cuales obligaron a mis manos y cuerpo teñirlas de rojo, pero solo bastó en que bajara un poco la guardia para ser raptada, ser alejada de lo que era y llevarme a un lugar oscuro, sombrío y solitario. Se decía que el invierno, el frio que producía nuestras tierras era solitario, para mí este lugar era el peor. En ese lugar reafirmé mis pensamientos ante aquellos seres repulsivos, no entendía como mi cuerpo podía ser casi igual al de ellos, como era posible, capaz era una pésima broma de nuestra madre naturaleza, pero injustificable juzgarla, ya que ella hacía las cosas por algo, pero ¿Serán ellos la creación de nuestra madre? Era imposible, sus mentes eran demasiado pequeñas y egoístas.

Un día luego de varios otros de tortura se había mandado a cortarme las alas, lo escuché claramente y todo para sacarme la información de nuestras tierras, para saber ese secreto de la longevidad, y otros secretos que solo nosotros manteníamos ocultos de todos. Estaba lista para lo que viniera, hicieran lo que hicieran siempre, pero siempre me mantendría callada, y si tenía que morir por defender por lo que nací, así sería y lo haría con el orgullo que poseo, sin embargo, algo detuvo todo. Un joven, alto, el cual lo que más recuerdo eran sus ojos tan azules como los hielos profundos de aquellos hermosos glaciares, estos poseían más calidez que nunca y un dejo de soledad, fue ese joven que sin titubeos se puso en frente de mi, defendiendo mi vida como si me conociera completamente, yo nunca había hecho algo por él y este se sublevaba a sus superiores, le hablé con ironía, de seguro el desearía como ellos en verla sufrir, era todo tan obvio en aquellos humanos y eso se lo hice saber en solo un susurro dejando que escuchara mi voz y solo eso bastó para que se fuera, aun así aquellos cazadores no fueron capaces de hacerme algo.

Ya mi alma pobre estaba siendo absorbida por aquella soledad y tristeza de estar lejos de mi hogar,  ya no era torturada pero vivir lejos de hogar era la tortura más grande. Muchas veces vi al joven junto a mi celda, muchas veces trato de hablarme, de acercarse a mí y me vi tentada por él, de conocerlo, de saciar mi curiosidad, pero mi orgullo era más grande, y lo que siempre recuerdo era el azul de sus ojos. Supe un día que el ya no estaba, y así saque mis conclusiones de que su presencia no estaba ya cerca. Un parte de mi se arrepintió muchas veces de no haberle dicho algo, de haberme acercado, pero de seguro la locura me estaba llevando a pensar eso, eso lo que yo creo.

Un día luego de largos como eso, hubo algo extraño en aquel recinto, se escucharon gritos, sonidos fuertes y pasos rápidos. Creía que era el fin y lo vi, estoy segura que lo vi, ya que uno de esos humanos me apunto directo en i cabeza con una de sus armas, pero fui salvada por algo extraño, claramente no era uno de los míos, pero me sacó del lugar rápidamente, mi cuerpo estaba débil y dependía de un salvador, me desagradaba sentirme de esa forma. Fui entregada en aquel bosque congelado, y sentí como mi energía brotaba por mis venas nuevamente, vi a mis hermanos y vi caras nuevas las cuales iban a buscar de inmediato para poder darme algo de comer, y contarme de todo a mi ausencia.  Me sentía demasiado viva en ese momento, pero algo me faltaba, y eso era mi venganza y mi justicia por todo lo que pasé, yo y mis demás compañeros muertos a manos de ellos. Me encargaría de encontrar uno a uno, derrotarlos lentamente y de un forma tan fría, que les recuerde bien lo último que verían en sus vidas. Tenía el nombre del lugar, ahora solo me bastaba buscar a todos aquellos, incluso a ese chico, no sabría decir cuántas veces veía aquellos ojos en mi vida diaria, pero debía sacármelo de mi cabeza de alguna forma.

Cuando me repuse fui nombrada líder de mi zona, junto a los demás, y aquello me dejaba contenta por dentro, pues mi voz se escucharía mucho más, y mi primera orden sería cerrar todos los parajes de nuestra zona, con grandes tormentas invernales, cosa que ninguno que no fuéramos nosotros pudiera resistir.

Otros y/o Exclusivos Quimeras

{♠} Gustos: El frío, la noche, el ver caer la nieve desde el cielo, la natureleza completa.
{♠} Disgustos:Los humanos, cazadores, las injusticias, las faltas de respeto, las personas descuidadas.
{♠} Fobias: A que destruyan su hogar.
{♠} Otros: --

Exclusivo Quimeras

{♠} Descripción de su(s) naturaleza (s) o raza(s):
{♠} Habilidades:
{♠} Descripción física y de transformación:
{♠} Identidades:
{♠} Reseña de personaje: