Una tarde afortunada. [Privado-Rosie]

No pudo guardarse un par de risas en cuanto se dijo así mismo Tarzán, pues literalmente se lo había imaginado con tapa rabo, cabello largo y con el rostro en el plato, aunque después cambió esos gestos por unos serios para darle a entender que estaba escuchándolo y que no se burlaba de lo que decía de su padre. –Espero poder conocerlo por alguna foto, aunque siento que lo conozco con solo hablar contigo, quizás es raro…si, un poco raro….por cierto ¿Cómo se llamaba? ¿Cómo era él?  –esperaba que sus preguntas y comentarios no fueran incómodos para el lobo aunque algo le decía que no podía ser así, ya que ella misma podía sentir un ambiente de confianza que surgía entre ambos lobos. Agradeció con una sonrisa luego de que le sirvió el vino, mientras bebía de la copa mantuvo su mirada fija en la del ajeno soltando un pequeño suspiro. Prestó su atención al castaño cuando comenzó hablar de nuevo logrando que sus mejillas se coloraran un poco más de lo que el alcohol ya lo había hecho. Sus palabras la hacían sentir alagada, que un joven tan guapo y agradable pensara eso de ella le provocaba cierta pena. –Gracias, es muy lindo de tu parte que digas esas cosas…pero si mi padre fuese así créeme que no te hubiera conocido nunca. –Soltó un par de risas demostrando que le había agradado sus palabras.

Parpadeó un par de veces seguidas al escuchar en dónde trabajaba, no era que lo viera de mal manera sino que le había sorprendido un poco, entrecerró sus ojos un poco mientras que ladeaba su rostro hacia un costado. Notaba en cierta forma que al más alto le apenaba un poco decir el lugar donde trabajaba, pero sobre todo aquel comentario que hizo de su poca ropa en el trabajo. Su mirada se iba dirigiendo a los lugares donde el más alto señalaba y explicaba el tamaño y uso de las prendas abriendo sus ojos un poco más de lo normal. Rosie no estaba acostumbrada a ver a los hombres vestidos de aquella manera, a excepción de cuando iba a las playas o los balnearios, sin embargo, esperaba que el más alto no se incomodara con sus gestos ya que ella podía ser expresiva sin darse cuenta y aunque tratase de guardar los gestos siempre se le escapaba uno que otro. –Creo que tienes a muchos chicos y chicas detrás de ti, no sólo por lo agradable que eres, tal vez muchos te siguen para otras cosas,  ¿O me equivoco?  –elevó una de sus cejas en señal de curiosidad, estaba casi segura que debajo de la ropa el más alto escondía un cuerpo bien marcado pues con el sólo hecho de verle por encima de su camisa podía ser notorio los músculos de sus brazos.

–Para poder responder necesito hacerte una pregunta, ¿Aparte de estar en tu bar, practicas algún deporte de combate? Tienes una buena altura y tamaño, creo que además de provocar interés también provocas cierto miedo en los demás. Así que…tal vez te haría mi maestro. –comentó con una sonrisa suave sobre sus labios mientras dejaba que un par de risas salieran de su boca, quizás era una respuesta que en definitiva no se lo esperaba y estaba ansiosa por escuchar su respuesta y ver su reacción.

-"¿Mi padre? Él fue, es y será siempre el mejor padre del mundo". -Sacó su billetera del bolsillo de atrás del pantalón junto a las llaves de su auto, puso estas a un lado y abrió la gruesa billetera llena de billetes y brillantes tarjetas doradas, en donde aun lado resaltaban aún más unas pequeñas fotos de su familia.- "Este es mi padre Robert Bozkurt. Era un hombre genial, loco para su tiempo, genio para el nuestro". -Dio la foto a la menor para que pudiera verla mejor.- "Bueno ya para los últimos días, era un viejito loco y bromista. Bonachón, un hombre de palabra, de aquellos que ya no existen en estos días y basan sus promesas en papeles y firmas. No, mi padre a ser un hombre de palabra, cuando yo prometo algo, lo cumplo, así yo tenga que morir en el acto. Amable con las personas, siempre dispuesto a escuchar a los demás con una o más cervezas y una buena cena. Creo que esa parte si la heredé totalmente. Él me enseñó que la mejor cura a un mal día es escuchar la risa de alguien más, es una excelente cura, quizás por eso me hago el payaso casi siempre". -Dijo el lobo entre risas bebiendo más vino de su copa. Al fijarse que la botella estaba vacía, se dispuso a abrir otra, una damajuana de 4 litros de vino. Sirvió a ambos antes de beber más y pararse frente a ella empezando a desabotonarse la camisa.-

-"¡Claro que si! Se fijan mucho en mí y como ego me va súper bien en esa parte. ¿Quieres ver algunos movimientos especiales de pelea? Practico MMA, tae kwon do, kung foo y krag magá. Además hago yoda, natación, bascket, pero lo que más me encanta hacer es tocar la guitarra estando borracho. Ese es mi deporte favorito". -Al terminar de decir esto, el macho solo se encontraba en bóxers negros mostrando su muy bien marcado cuerpo, cada músculo se veía perfectamente bronceado y brillante gracias a la luz intensa del sol del medio día.- "Dame un segundo, debo estirarme un poco o este viejo cuerpo se romperá como si fuese una galleta de soda". -Tomó mucho aire y relajó su cuerpo haciendo una posición de estiramiento antes de pararse y dar un salto, pegando una patada en el aire, pero no estaba lo suficientemente sobrio para poder caer de pie, así fue como terminó en la tierra de espaldas. Se había caído tal cual un saco de papas.- "Creo que no fue buena idea hacer esto estando ebrio". -Rió divertido de sí mismo estando aún en la tierra mientras se agarraba las costillas pues había caído sobre un madero viejo del cual se había roto.- "¿Me ayudas a levantarme, por favor?"

Papá:

Yoga:

Tomó la foto entre sus manos y la acercó a ella para poder observarla mejor, inmediatamente su mirada se fijó en el lobo y de nuevo volvió a la fotografía, repitiendo así un par de veces aquella acción. –Creo que tienes cierto parecido a él, no solo por la similitud de su manera de ser, sino en su físico. –asintió con seguridad ampliando la sonrisa que anteriormente tenía, observando detalladamente el rostro del padre de Alek, mientras tanto escuchaba atenta a sus palabras asintiendo de vez en cuando. –Es bueno saber que aún existen personas así, y que tenga la oportunidad de conocerte, espero que en un futuro podamos vernos de nuevo. –su mano se estiró en dirección al más alto para entregarle la fotografía. –Aunque no me gustaría verte morir, eres alguien genial en todos los sentidos, me agradas mucho. –sus mejillas sonrojadas destacaron en ese momento y bebió el vino que le quedaba en la copa, luego de ello sostuvo bien la misma para que el más alto pudiera servirle sin dificultad. Sus siguientes acciones la desconcertaron un poco pues de segundo a otro comenzó a despojarse de su ropa, sin embargo, al escucharlo luego una amplia sonrisa se formó en sus labios llevando a su boca un trozo de tocino y uno de queso mientras lo veía desvestirse y quedarse en sus bóxers, desviado su mirada hacia la comida pues se había puesto solo un poco nerviosa ante tal situación. –Wuah…has pasado por muchos deportes… -soltó una sutil sonrisa mientras bebía otro poco más de vino fijando en ésta ocasión su mirada en el rostro ajeno, intentando no escupir el líquido por la risa que le provocó el comentario del más alto. Por unos segundos repasó el bien trabajado cuerpo del lobo, pensando en lo bien que le quedaba aquella figura hasta que habló acerca de su estiramiento.

Luego de controlarse colocó su mano derecha sobre su propio pecho al tiempo que carraspeaba la garganta un poco observándolo fijamente, justo antes de que cayera al suelo pudo percibir que no lograría caer bien y sólo llevó ambas manos a su rostro para cubrir sus ojos y no ver la caída que tendría el más grande aunque después de aquel sonido en seco deslizó sus manos observándolo en el suelo. No esperó a escuchar las palabras de ayuda del más alto, y sólo se acercó a él con mucha rapidez y preocupación, la cual era evidente en sus gestos y su mirar. –No fue buena idea que me hicieras una demostración ahora… ¿Te duele mucho? –cuestionó en un tono suave al tiempo que se inclinaba para acercarse a él y arrodillarse para poder levantarlo con cuidado, lo tomó de sus brazos, se colocó de pie y así levantarlo con sumo cuidado. Alek era demasiado pesado, pero no demasiado como para que no pudiera levantarlo, aun así, cuando estaba a punto de levantarlo, Rosie experimentó un mareo lo suficiente fuerte como para soltar un poco al más alto y tocarse la cabeza con una de sus manos. –Aah~ … -suspiró suavemente mientras cerraba sus ojos manteniendo la otra mano bajo el brazo ajeno. –Creo que tampoco fue buena idea beber tanto vino…aunque en realidad no es que me sienta mal.. –rió un poco abriendo sus ojos ya un poco más tranquila intentando de nuevo levantar al más alto.

-"No, no me duele náh". -Dijo entre risas mientras era rescatado por la menor, casi cae nuevamente cuando lo soltó pero pudo mantener su equilibrio justo a tiempo para no desplomarse.- "¿Te siente algo mareada? Bienvenida al mundo de la embriguez, cariño". -El lobo tomó la damajuana y bebió directamente de ahí antes de ofrecércela a la menor.- "¿Quieres hacer una carrera hasta la cascada? Es genial correr como lobo estando borracho, ¿estás lista?" -Esperó que sostenga la enorme botella de vino antes de concentrarse y tras unos minutos, unos crujidos provenientes de sus huesos al romperse se acomodaban hasta tener la figura de un enorme lobo de pecho blanco y lomo gris. Sacudió su sedoso pelaje, el gran tamaño hacía que la criatura se vea grandiosa, sin embargo, la gloria duró poco, pues al moverse tan rápido comenzó a tambalearse.- "¿Estás lista, princesa Rosie? Si llegas más rápido que yo, te daré un premio, lo prometo". -Se agachó ligero tomando una posición de correr.- "¡¿Preparados?! ¡Listos! ¡FUERAAAAAA!". - Gritó muy fuerte antes de salir corriendo a mucha velocidad en medio del bosque, esquivando a penas los árboles con la tenue luz solar del final de la tarde.- "¡Correr Rosie, corre!"

Loup Alek:

Tomó de igual forma la botella del vino bebiendo directamente de ésta así como su mayor dejando salir un suspiro sutil mientras cerraba sus ojos. Quizás eran conductas que no estaba acostumbrada a mostrar con extraños pero en ese momento el joven lobo ya no era uno, podía considerarlo incluso como un hermano mayor. Soltó un par de risas ante la situación en la que estaban y ante su pregunta asintió decidida observándolo primeramente transformarse e imitarlo después, dejando salir un pequeño gruñido al terminar su transformación y estornudar sutilmente al tiempo que restregaba su hocico con una de sus patas luego de haber sentido nuevamente el mareo. El pelaje de la loba era mayoritariamente blanca a excepción del beige ligero que cubría su lomo, haciendo que sus ojos azulados destacaran un poco. La cabeza de la loba se inclinó un poco hacia abajo y moviendo su cola de lado a lado esperó la hora de salida intentando estar preparada y en cuanto el más grande dio la señal comenzó a correr con todas sus fuerzas para poder rebasarlo. – ¡Te voy a ganar! ¡Así que espero tengas preparado mi premio! -dijo en un grito mientras la pequeña loba intentaba alcanzar al más alto, de vez en cuando brincaba algunas ramas y rocas para poder tomar atajos. Escuchó el sonido del agua muy cerca, motivándola a aumentar la velocidad de sus patas a pesar de que sentía ciertas náuseas.

Aleksandr corría todo lo que podía pero su estado de ebriedad no le permitía ver bien la verdadera distancia de las cosas. Así fue como se fue chocando con cada árbol se le cruzaba, sus patas eran torpes y sus movimientos muy lentos. Si llegó a la orilla del lago, pero lo hizo rodando y entre muchas risas.- "¿Hola? jajaja. ¿Perdí?" -El lobo no podía parar de reírse mientras aún estaba acostado boca arriba, jugando con sus patas.- "¿Te sientes bien? ¿Te sientes muy relajada?" -El solo hablaba pero no podía verla, su cabeza daba un poco de vueltas y había caído en el hechizo del vino.- "¿Lista para el premio? ¿O para que me des uno?"

Fue inesperado para la loba al ver cómo Alek chocaba con cada árbol que se cruzaba en su camino, eso hacía que la velocidad de sus patas disminuyera dejando salir leves grititos cada vez que se escuchaba aquel sonido en seco. No pudo ocultar sus risas al ver cómo llegaba a la cascada de aquella manera así que aumentó su velocidad siendo cuidadosa para no caer tampoco, pero los mareos y las náuseas no ayudaron mucho pues terminó rodando en dirección al mayor de la misma manera. Chocó un poco con su cuerpo y tratando de levantarse soltaba carcajadas de diversión acompañadas de sonidos de náuseas. –Iuh….ngh… c-creo que la que perdió fue otra loba~ -comentó mientras se quedaba recostada mirando al lobo para luego al sentirse mejor acercarse a él y lamer su cabeza lentamente. –Estoy bien… eso creo. –comentó entre risas mientras se mantenía sentada a un costado del mayor. – ¿Qué premio debo darte?... ngh…iug… -

-El lobo aún no paraba de reír en el suelo cuando recibió las caricias de la menor. Cerró los ojos disfrutando plenamente, le encantaba que lo mimen tanto, especialmente cuando se trataba de ella. Una sonrisa maravillosa se dibujó en su rostro que aunque aún permanecía en su forma de lupus, podía notarse con claridad. Colocó la pata derecha sobre el cuerpo de la menor para abrazarla y poder dar pequeños besos con el morro en la cabeza de la menor. con mucho cariño, así como cuando ella lo acariciaba.- "Creo que sabes perfectamente lo que quiero de premio... quédate conmigo esta noche". - Dijo en el tono de voz más tranquilo que podía tener.-

Los cariños que el lobo mayor dejaba sobre su nuca le eran agradables, disfrutaba cada lamida que dejaba sobre ella haciéndolo ver con los movimientos laterales de su cola blanca. Una sonrisa se formó en sus labios en cuanto él habló y asintiendo de manera suave elevó su nuca para dejar un par de lamidas sobre la mejilla ajena. –Está bien, concederé tu deseo. –habló de manera tranquila levantándose del suelo y posteriormente sacudir su cuerpo para que las pequeñas hojas en su pelaje se cayeran, mientras agitaba su cola movió el cuerpo del mayor con su hocico con la finalidad de hacerlo levantar e irse a la casa del lobo.
Ese mismo día, Rosie se dio cuenta que había encontrado alguien especial y que muy difícilmente se iba a separar de él. Ambos compartieron experiencias de su vida, y disfrutaron de la calidez que le brindaba el otro, acompañando en todo momento de una botella de vino tinto, quien fue la causante de que la joven loba cayera dormida sin siquiera darse cuenta de ello.

 Tema finalizado