Falling star. {Abierto}

Endel se sujetó con todas sus fuerzas a las piedras de la cascada, luchaba para no ceder, para que nada la alejara de su hogar, pero su fuerza era escasa en su forma humana. La energía de ese repentino portal la jaló haciendo que las piedras rasgaran la carne de sus manos, su cuerpo golpeó el interior de la cascada hiriendo al unicornio en su forma humana sin ser capaz de defenderse.

El corazón se le salía del pecho, estaba asustada y adolorida, el portal la terminó arrastrando y llevando al azar a otro sitio entre los mundos. El portal se había cerrado para el bosque encantado,  ya no podía verlo más, la energía denteo del portal se movía violentamente haciendo que su cuerpo diera vueltas dentro del lugar, hiriendo aún más su débil cuerpo hasta que la arrojó en un lugar extraño de suelo oscuro, húmedo y pegajoso.

La chica cayó de costado contra el asfalto de un callejón de la ciudad, nada cubría su cuerpo más que la suciedad que la había manchado. Intentó ponerse de pie sin éxito, no sabía caminar de esa manera, no encontraba equilibrio en dos piernas, le era imposible caminar y la frustración comenzó a llegar a ella. Bajó la cabeza poniéndose en cuatro puntos mientras lágrimas comenzaban a resbalar de sus mejillas a causa de una terrible impotencia, no podía caminar, ponerse de pie o comunicarse, estaba por completo sola en ese callejón.

Era extraño, pero desde que los portales habían comenzado a abrirse su curiosidad había sido incrementada mil veces más y la necesidad de descubrir lo que se encontraba más allá de Oz latía fuertemente en su pecho, mas cuando le preguntó a sus superiores recibió un rotundo no, Roman al parecer no tenía la madurez emocional para soportal tal viaje, pero ¿Cómo obedecer cuando la sed de conocimiento es grande?

Roman sabía que lo que estaba haciendo no era lo correcto, pero no podía evitarlo. Se dirigió a su cubículo y en un bolso pequeño guardó algunas cosas, ropa, botellas con agua, una pequeña bolsa de sal, algunos pequeños frascos de ungüentos por si llegaba a dañarse y vendajes. Luego de eso se dirigió al portal que se había creado en la ciudad Esmeralda, estaba resguardado por criaturas armadas y peligrosas, pero el era un Steam y todos sabían que eran los encargados de investigar los portales, al menos en el mundo de Oz, así que no le costó llegar cerca, allí esperó unos segundos hasta que en un momento de distracción de los guardias Roman corrió y se lanzó al portal.

Ni siquiera lo sintió y de repente se encontraba en un nuevo mundo, los ruidos fueron lo primero que cambió, los colores, al parecer todo a su al rededor estaba hecho de concreto y de repente un ruido fuerte. Roman se escondió por instinto y luego vio como otro portal se abría y arrojaba un delgado cuerpo manchado de polvo y otras cosas. Por unos segundos se quedó en silencio, impactado y luego notó que el ser que había llegado parecía herido.- No te asustes, por favor, no voy a hacerte daño, sólo no grites... no sé que criaturas viven en este mundo, podría ser peligroso. -Lentamente se acercó a ella y cuando finalmente estuvo a su lado llevó una mano a apartar los cabellos del rostro ajeno.- Dime ¿Cómo puedo ayudarte? -No le preguntó de donde venía, pues lo más probable es que ni siquiera fueran del mismo lugar.