Ambientación
Últimos temas
Alioscars
Créditos
Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
Into the Darkness is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional LicenseEste foro es responsabilidad de la Administración y los moderadores, los elementos utilizados en los documentos de cada raza fueron obtenidos en gran parte de libros de rol de mesa, las imágenes fueron obtenidas de Google, tumblr y bing.
Into the Darkness is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional LicenseEste foro es responsabilidad de la Administración y los moderadores, los elementos utilizados en los documentos de cada raza fueron obtenidos en gran parte de libros de rol de mesa, las imágenes fueron obtenidas de Google, tumblr y bing.
Star [Alioth] - Fénix
:: Personajes :: Fichas :: Aprobadas
Página 1 de 1. • Comparte
Star [Alioth] - Fénix
Edad: 15
Ocupación: Coleccionista de recuerdos
Nacionalidad: Coreano
Avatar: Jeon JungKook
Raza: Fénix
Habitante de: El Mundo
Alioth Star
We are all lost stars, trying to light up the dark...
Psicología
Alioth es como las estrellas. Brillante al punto de ser incandescente, pero frío y distante en ocasiones. Tiene su propio universo en el que las cosas se suceden más rápido de lo que el resto percibe y él trata fervientemente de no quedarse atrás de ese ritmo, ya sea inmortalizando los momentos vividos o consumiéndolos hasta no dejar rastro más que en su memoria. Suele ser tímido en primera instancia por su dificultad para comunicarse según los estándares de este mundo nuevo que desconoce, pero una vez que se siente cómodo no hay quién pare su energía, pudiendo fácilmente volverse el sol en medio de la noche. Su mente es dispersa como polvo cósmico y cada partícula es una idea diferente que vaga en los vastos confines de sus pensamientos.
Hay días en que el vacío se vuelve gravedad, y la voracidad atrae cualquier cosa – o persona – para llenarlo. Las emociones son como supernovas, acumulándose hasta volverse explosivas, dejando un gran agujero negro luego de reventar. Muchas personas le llamarán extraño, loco o infantil, pero él sólo es como es, sin pedir disculpas ni avergonzarse por ello. Al final del día todos le piden deseos a una estrella fugaz, aunque sea absurdo aferrarse a algo tan efímero. Esa es la ironía de las estrellas, que son finitas, pero su luz sigue brillando para los humanos muchos siglos después de que se han apagado.
Hay días en que el vacío se vuelve gravedad, y la voracidad atrae cualquier cosa – o persona – para llenarlo. Las emociones son como supernovas, acumulándose hasta volverse explosivas, dejando un gran agujero negro luego de reventar. Muchas personas le llamarán extraño, loco o infantil, pero él sólo es como es, sin pedir disculpas ni avergonzarse por ello. Al final del día todos le piden deseos a una estrella fugaz, aunque sea absurdo aferrarse a algo tan efímero. Esa es la ironía de las estrellas, que son finitas, pero su luz sigue brillando para los humanos muchos siglos después de que se han apagado.
Historia
Siempre me he sentido diferente.
Soy joven, me lo recordaban cuando preguntaba la razón tras las llamas. Calla, Alioth, parece que te gusta complicar las cosas. ¿Qué es lo que hay que saber? ¿No te parece divertido arder? Y sí, seguro lo era, pero después de hacerlo 2 o 3 veces… ¿No se les vuelve monótono? Y eso que hay algunos de nosotros que tienen tantos años que ya perdieron la cuenta.
Las historias llegaban a mis oídos mientras encendíamos todo alrededor, jugando incansablemente a ser uno, y otro, y otro que era igual al anterior. Se consumían sin rumbo, uno y un millón de finales para nuevos inicios reciclados.
Pero los cuentos se hacen realidad, y los deseos que uno pide con suficiente fuerza también. No creo que tenga algún hermano que tuviera miedo de cruzar el portal del que se hablaba. Mucho menos luego de que el primero en cruzar comprobara con sus propios ojos cómo era ese mundo ‘humano’. Lo que sí dudo es que al cruzar tuvieran otra razón más que la curiosidad o el competir por ser el más temerario. Porque ¡ay del que no se atreva! No existen los cuestionamientos entre las aves de fuego, y es eso lo que callé cuando decidí emprender mi propio viaje. Yo quería saber, quería encontrar una razón para arder.
La noche que bajé, fue la primera luna nueva después de que mi hermano lo hiciera.
Esperaba encontrarme con una oscuridad absoluta, pero grande fue mi sorpresa al notar que el cielo ardía de colores. Lo que sentí en ese instante es indescriptible, pero juré allí mismo no regresar jamás a lo que antes conocía como hogar. El ruido que ese enjambre de personas hacía era sobrecogedor, y las risas el eco más maravilloso que jamás había escuchado. Me posé en lo alto de un extraño árbol gris, duro y sin ramas, que en su único brazo sostenía un fruto de fuego y luz. Estaba lleno de ellos… explotando, flotando lejanos en el espacio, dibujando figuras en las manos de los que caminaban. Luego aprendí que se trataba de la celebración de año nuevo, en que otro ciclo se cumplía para todos esos seres.
Ellos también ardían para cambiar de vida.
Quise reventar de gozo, con una euforia que jamás había experimentado, ni siquiera al abrasarme por completo para volver a nacer. Quería más, quería todo. Volé por calles prendiendo lo que pillara a mi paso, agradeciendo a esas criaturas por haberme mostrado en sólo segundos lo que llevaba buscando quizás cuanto tiempo. De pronto en un callejón aislado vi a dos de ellos golpeando a uno que se veía joven, quizás demasiado. El niño no respondía de ninguna forma. ¿Estarían jugando? Luego de un rato los dos más grandes se aburrieron y se largaron, dejando al pequeño allí. Él se paró, y lento, muy lento caminó, las manos apoyadas en su zona media. Lo seguí, dando saltos de tejado en tejado, escuchando atento los extraños sonidos que hacía, aunque no los entendiera. De pronto apareció otra criatura extraña, que corría a toda velocidad sobre 4 patas que rodaban y embistió a mi interés lanzándolo lejos, sin detenerse a buscarlo después. ¿Qué había sucedido? Me acerqué, posándome justo sobre él y me miró a los ojos. Nunca había sentido tanto frío y al mismo tiempo calor. Su mirada era negra, y estaba llena de cosas que no entendí, exceptuando esa sensación que llegaba cada vez que nos inmolábamos. ¿Estaría haciendo el cambio también? Me quedé allí, nervioso y entusiasmado de ver cómo pronto las llamas vendrían y le consumirían para renovarlo. Pero ese momento nunca llegó. Sus párpados cayeron, su pecho dejó de subir y bajar. El fuego nunca vino.
Se sucedieron muchas cosas luego de ese momento. Vino más gente y se lo llevaron, muchos humanos estaban alterados y tristes, lo que no me hacía sentido porque eventualmente volvería a nacer. Quizás sólo demoraba más, quizás era su primera vez y necesitaba ayuda. Días después lo llevaron a un lugar en donde el calor era delicioso, allí lo metieron a una cámara con llamas, donde por fin se volvió cenizas. Pero fue entonces que lo entendí, cuando de las cenizas nunca resurgió.
En ese tiempo no sabía nada, pero hoy, luego de llevar varias lunas entre ellos, puedo contarlo de forma más clara. Los humanos mueren. Sus vidas acaban para siempre y eso cambió la mía. Para ellos el tiempo es limitado y no puedo aceptar que lo desperdicien encerrados, repitiendo las mismas cosas todos los días. ¿Es que no quieren ser inmortales? ¿Vivir como lo hacemos nosotros a pesar de nuestra condición? ¿No tendrán ganas de tenerlo todo?
Adopté su rostro con los enormes ojos oscuros y la dulce sonrisa que me regaló antes de apagarse. Jamás olvidé esa expresión indescifrable que compartió sólo conmigo. Aprendí que inventaron formas de ser inmortales, aunque ellos mismos no lo fueran. Les llamaban ‘artes’ a todas esas cosas que me hacían sonreír. Incluso tenían objetos que capturaban el tiempo y las memorias, llamados `cámaras’. Estaban convencidos de que las estrellas contaban historias y concedían deseos, además de que estaban hechas de fuego y luz, eso sin contar que a los que se volvían inmortales por medio de esas ‘artes’ les llamaban estrellas también.
Me convencí de que yo mismo sería una estrella. Quizás por eso mis hermanos nunca me entendieron, porque ellos sólo saben arder. Quizás no soy un ave, o quizás sí, pero vuelo mucho, mucho más alto. Quizás mis alas son el universo y mi corazón es el sol.
No desperdiciaré mi juventud, porque cuando decida consumirme, seguiré brillando por siempre, y eventualmente tendré mi propio firmamento.
Soy joven, me lo recordaban cuando preguntaba la razón tras las llamas. Calla, Alioth, parece que te gusta complicar las cosas. ¿Qué es lo que hay que saber? ¿No te parece divertido arder? Y sí, seguro lo era, pero después de hacerlo 2 o 3 veces… ¿No se les vuelve monótono? Y eso que hay algunos de nosotros que tienen tantos años que ya perdieron la cuenta.
Las historias llegaban a mis oídos mientras encendíamos todo alrededor, jugando incansablemente a ser uno, y otro, y otro que era igual al anterior. Se consumían sin rumbo, uno y un millón de finales para nuevos inicios reciclados.
Pero los cuentos se hacen realidad, y los deseos que uno pide con suficiente fuerza también. No creo que tenga algún hermano que tuviera miedo de cruzar el portal del que se hablaba. Mucho menos luego de que el primero en cruzar comprobara con sus propios ojos cómo era ese mundo ‘humano’. Lo que sí dudo es que al cruzar tuvieran otra razón más que la curiosidad o el competir por ser el más temerario. Porque ¡ay del que no se atreva! No existen los cuestionamientos entre las aves de fuego, y es eso lo que callé cuando decidí emprender mi propio viaje. Yo quería saber, quería encontrar una razón para arder.
La noche que bajé, fue la primera luna nueva después de que mi hermano lo hiciera.
Esperaba encontrarme con una oscuridad absoluta, pero grande fue mi sorpresa al notar que el cielo ardía de colores. Lo que sentí en ese instante es indescriptible, pero juré allí mismo no regresar jamás a lo que antes conocía como hogar. El ruido que ese enjambre de personas hacía era sobrecogedor, y las risas el eco más maravilloso que jamás había escuchado. Me posé en lo alto de un extraño árbol gris, duro y sin ramas, que en su único brazo sostenía un fruto de fuego y luz. Estaba lleno de ellos… explotando, flotando lejanos en el espacio, dibujando figuras en las manos de los que caminaban. Luego aprendí que se trataba de la celebración de año nuevo, en que otro ciclo se cumplía para todos esos seres.
Ellos también ardían para cambiar de vida.
Quise reventar de gozo, con una euforia que jamás había experimentado, ni siquiera al abrasarme por completo para volver a nacer. Quería más, quería todo. Volé por calles prendiendo lo que pillara a mi paso, agradeciendo a esas criaturas por haberme mostrado en sólo segundos lo que llevaba buscando quizás cuanto tiempo. De pronto en un callejón aislado vi a dos de ellos golpeando a uno que se veía joven, quizás demasiado. El niño no respondía de ninguna forma. ¿Estarían jugando? Luego de un rato los dos más grandes se aburrieron y se largaron, dejando al pequeño allí. Él se paró, y lento, muy lento caminó, las manos apoyadas en su zona media. Lo seguí, dando saltos de tejado en tejado, escuchando atento los extraños sonidos que hacía, aunque no los entendiera. De pronto apareció otra criatura extraña, que corría a toda velocidad sobre 4 patas que rodaban y embistió a mi interés lanzándolo lejos, sin detenerse a buscarlo después. ¿Qué había sucedido? Me acerqué, posándome justo sobre él y me miró a los ojos. Nunca había sentido tanto frío y al mismo tiempo calor. Su mirada era negra, y estaba llena de cosas que no entendí, exceptuando esa sensación que llegaba cada vez que nos inmolábamos. ¿Estaría haciendo el cambio también? Me quedé allí, nervioso y entusiasmado de ver cómo pronto las llamas vendrían y le consumirían para renovarlo. Pero ese momento nunca llegó. Sus párpados cayeron, su pecho dejó de subir y bajar. El fuego nunca vino.
Se sucedieron muchas cosas luego de ese momento. Vino más gente y se lo llevaron, muchos humanos estaban alterados y tristes, lo que no me hacía sentido porque eventualmente volvería a nacer. Quizás sólo demoraba más, quizás era su primera vez y necesitaba ayuda. Días después lo llevaron a un lugar en donde el calor era delicioso, allí lo metieron a una cámara con llamas, donde por fin se volvió cenizas. Pero fue entonces que lo entendí, cuando de las cenizas nunca resurgió.
En ese tiempo no sabía nada, pero hoy, luego de llevar varias lunas entre ellos, puedo contarlo de forma más clara. Los humanos mueren. Sus vidas acaban para siempre y eso cambió la mía. Para ellos el tiempo es limitado y no puedo aceptar que lo desperdicien encerrados, repitiendo las mismas cosas todos los días. ¿Es que no quieren ser inmortales? ¿Vivir como lo hacemos nosotros a pesar de nuestra condición? ¿No tendrán ganas de tenerlo todo?
Adopté su rostro con los enormes ojos oscuros y la dulce sonrisa que me regaló antes de apagarse. Jamás olvidé esa expresión indescifrable que compartió sólo conmigo. Aprendí que inventaron formas de ser inmortales, aunque ellos mismos no lo fueran. Les llamaban ‘artes’ a todas esas cosas que me hacían sonreír. Incluso tenían objetos que capturaban el tiempo y las memorias, llamados `cámaras’. Estaban convencidos de que las estrellas contaban historias y concedían deseos, además de que estaban hechas de fuego y luz, eso sin contar que a los que se volvían inmortales por medio de esas ‘artes’ les llamaban estrellas también.
Me convencí de que yo mismo sería una estrella. Quizás por eso mis hermanos nunca me entendieron, porque ellos sólo saben arder. Quizás no soy un ave, o quizás sí, pero vuelo mucho, mucho más alto. Quizás mis alas son el universo y mi corazón es el sol.
No desperdiciaré mi juventud, porque cuando decida consumirme, seguiré brillando por siempre, y eventualmente tendré mi propio firmamento.
Otros y/o Exclusivos Quimeras
{♠} Gustos:
- La astronomía, en especial las estrellas.
-Los tatuajes
- El fuego
- Los deportes extremos
- La música y artes en general.
{♠} Disgustos:
- El silencio por intervalos de tiempo demasiado prolongados
- La gente seria y demasiado normal
- Las reglas, órdenes y figuras de autoridad. Cualquier cosa que coarte su libertad.
- Que invadan su espacio personal sin permiso
- Que lo subestimen.
{♠} Fobias: A apagarse.
{♠} Otros: Todo lo que se relacione con la eternidad, trascendencia, permanencia y memorias le obsesiona.
- La astronomía, en especial las estrellas.
-Los tatuajes
- El fuego
- Los deportes extremos
- La música y artes en general.
{♠} Disgustos:
- El silencio por intervalos de tiempo demasiado prolongados
- La gente seria y demasiado normal
- Las reglas, órdenes y figuras de autoridad. Cualquier cosa que coarte su libertad.
- Que invadan su espacio personal sin permiso
- Que lo subestimen.
{♠} Fobias: A apagarse.
{♠} Otros: Todo lo que se relacione con la eternidad, trascendencia, permanencia y memorias le obsesiona.
- Fénix 1
- Puntos de Vida :30Mensajes :7Edad :22Localización :En las estrellas
Star [Alioth]
Temas similares
» Fénix
» Soleil (Vel'Koz) - Fénix
» |HanBin| -Fénix
» The Second Star To Down
» Falling star. {Abierto}
» Soleil (Vel'Koz) - Fénix
» |HanBin| -Fénix
» The Second Star To Down
» Falling star. {Abierto}
:: Personajes :: Fichas :: Aprobadas
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Sáb Abr 27, 2019 6:28 pm por Klaus [Skiadrum]
» Bonjour ma petite fille. [Privado|Rosie]
Vie Feb 10, 2017 5:25 am por Aleksandr Bozkurt
» Confieso que
Sáb Ene 14, 2017 6:09 am por Rosie
» Una tarde afortunada. [Privado-Rosie]
Jue Ene 05, 2017 9:13 pm por Rosie
» Habilidades Aprobadas
Vie Nov 11, 2016 6:53 am por The Author
» Ronda 1, Dupla 3 vs Dupla 10
Vie Nov 11, 2016 2:36 am por Jeanne D'Arc
» Presentación || [Privado con Participantes]
Vie Nov 11, 2016 2:03 am por The Author
» Ronda 1, Dupla 6 vs Dupla 7
Vie Nov 11, 2016 1:54 am por The Author
» Ronda 1, Dupla 5 vs Dupla 8
Vie Nov 11, 2016 1:53 am por The Author