The wolf and the fairy [ Priv. Rosie ]

-Bellas mañanas como esta eran habituales en Nunca Jamás, pero Skylar amaba cada nuevo día. Una tarde bastante ajetreada fue la que tuvo la joven hada, como pocas veces ocurría, su líder le había enviado a trabajar en un campo de tulipanes en las fronteras del bosque de la primavera. Una petición bastante rara, usualmente permitían que vagara por Nunca Jamás, cuidando los campos más lejanos, aun así accedió. Tenía la sensación de que algo raro pasaba entre las hadas, varias de ellas estaban demasiado inquietas, pero no preguntaría, al menos no por ahora.


En fin, su labor fue finalizada, por lo tanto, tenía el resto de la tarde libre. Como los tulipanes eran sus favoritos, tomo la decisión de quedarse ahí para relajarse un rato, si volvía a su pequeña aldea era seguro que le darían aún más trabajo, y no, de ninguna manera volvería, al menos no por un rato.


Buscando su comodidad, permaneció en su forma de pequeña hada, de esta manera descansaría plácidamente sobre las hojas, sin hacerle daño alguno a tan bellas y agradables flores.


Disfruto de la dulce calma por algunos minutos, escuchando las suaves voces de la naturaleza, los dulces susurros del viento. La paz inundaba su ser, y claro, eso era genial. Pero la parte aventurera de su ser anhelaba más. Quería salir, fuera, muy lejos de Nunca Jamás. Deseaba…. Deseaba enormemente explorar, conocer gente nueva. Desconocía que parte de él lo retenía, quizá el miedo, quizá… Suspiro, no servía de nada pensar en aquello, por ahora, solo podía descansar entre los frescos tulipanes.-

Curioso pero hermoso, así definía Rosie al lugar en el que se encontraba, luego de haber encontrado ese extraño y misterioso espejo el cual pudo atravesar con facilidad todo parecía ser ¿de otro mundo, quizás? Todo parecía bien cuidado, las plantas, los árboles, incluso podía sentir el aroma de la naturaleza en todo su esplendor. Las almohadillas de sus patas silenciaban su andar, y sus orejas se mantenían alerta ante cualquier sonido. Entre los árboles se podía notar la presencia de la loba con pelaje blanco y su peculiar franja beige, quien observaba todo detalladamente.
Un aroma suave y dulce atrajo a la pequeña loba, era un olor que juraba que le era familiar pero no estaba del todo segura, así que aumentó la velocidad de su andar para descubrir de dónde provenía ése bonito aroma. No tardó mucho en toparse con un enorme y bellísimo campo de tulipanes. –¡Lo sabía! ... Son preciosas~ -dijo para sus adentros mientras se acercaba a una de las flores y aspiraba su olor, sus ojos se mantuvieron cerrados por unos momentos para después comenzar a correr alrededor de éstas procurando no lastimarlas y adentrarse entre éstas para poder seguir oliéndolas y observar los colores que éstas tenían.
Su cola se movía de lado a lado y sin que se diera cuenta lograba mover algunas de las flores provocando que el camino por donde pasara se hiciera más ancho.  –¿Dónde será éste lugar? No parece Canadá...es tan...cálido y fresco. -musitó mientras se daba cuenta de que no había rastro alguno de la llegada del otoño como en su país.

De pronto notó cómo algo se movía entre las flores y volteó su mirada hacia aquella zona, se mantuvo quita e incluso bajó las orejas, su mirada se quedó en aquel lugar esperando que aquella "cosa" saliera de su escondite. Un pequeño grillo saltó en dirección a ella provocando que diera un leve respingo la loba, pudo sentir como todo su cuerpo se había erizado; odiaba los insectos, le desagradaba en demasía el sentir cómo los bichos caminaban sobre su cuerpo, era una sensación que aborrecía con todo su ser. Sin pensarlo dos veces salió corriendo entre las flores haciendo sonidos de asco, quería escapar y salir corriendo olvidando por un momento el cuidar las hermosas flores.

Los minutos pasaron, no era consiente de cuantos. Cerró sus ojos y suspiro, a lo lejos escuchaba los suaves ruidos de la naturaleza. Suaves grillos cantando lo lejos junto a los arboles susurrantes, acompañados de una suave brisa que mecía los tulipanes creando el ambiente perfecto de relajación.

Dejó que su pierna sobresaliera de la hoja, balanceando esta por puro ocio. Se hundió en su mundo de fantasía, donde era capaz de viajar a todos lados, probar cosas nuevas, sentir… Sentir cosas que en nunca podría sentir en Nunca Jamás.  
Últimamente se había acercado otra vez a los piratas, en secreto, obviamente, las hadas más grandes lo encerrarían de por vida si se enteraban que nuevamente se acercaba a ellos.

Había oído a causa de estos que había algunos que cruzaron portales que los llevaron a otro mundo, un mundo totalmente diferente a este. Escuchó historia de brujas, vampiros e incluso personas que se transformaban en lobos ¿Qué tan genial era eso? El solo podía tomar la forma de un pequeño cervatillo.  

Su tren de pensamientos se vio interrumpido cuando algo súbitamente le empujo, algún animal estaba corriendo a través de los campos en los que tan duro había trabajado. - ¡Hey! - Se quejó. Pero en cuanto vio el ser que lo había tirado quedo mudo ¿Cómo había llegado esa criatura allí? – Oye… ¿No estas demasiado lejos del bosque del invierno…? -Le preguntó al lobo, ya que generalmente, estos animales se mantenían en esa zona. Se quedó quieto esperando respuesta o alguna reacción, si estaba desorientado, lo ayudaría a volver a casa.

Estaba concentrada en salir corriendo lo más rápido de aquel lugar, no por las flores, sino por la cantidad de insectos que al parecer habitaban ahí. Su oído logró captar una voz un poco chillona que provenía de las flores haciendo que la loba detuviera su paso repentinamente, ¿Había sido una queja? Estaba casi segura de que así había sido. Buscó con la mirada a la persona o cosa que había emitido ese sonido, sin embargo, no lo logró ver en los primeros segundos pues este era demasiado pequeño, pero al escuchar su pregunta logró encontrar a ese ser, parecía ser una clase de ¿hada? ¿era una verdadera hada? Rosie se quedó callada observando fijamente a ese pequeño ser y sin pensarlo dos veces se paró en sus dos patas traseras para poder olerle bien percatándose de un suave aroma a jazmín. Ignoro sus palabras debido a lo sorprendida que estaba de haberse encontrado con tal fantástico ser, un ser que siempre admiró cuando era pequeña. –¿Eres una hada? –en los ojos de la loba podía notarse la emoción y la felicidad, de niña siempre creyó en que esos seres existían, no sólo por las películas que veía sino por la simple razón de que si había vampiros y licántropos, debían existir muchos seres más.

Recordó luego la pregunta que había hecho y con un suave movimiento de su cola golpeó algunas de las flores. – ¿Bosque de invierno? –cuestionó un poco fuerte al tiempo que su mirada intentaba buscar ese bosque de invierno al que se refería el hada pero no invirtió mucho tiempo y volvió su mirada hacia el ser. – ¿Qué lugar es este? ¿Dónde estoy? –preguntó sin detener los movimientos que su cola hacía.

Skylar estaba confundido. Estaba seguro que el comportamiento que mostraba aquel animal no era algo normal, primero que nada había bajado desde las montañas del Bosque del Invierno, pasado el bosque del Verano, además del de Otoño, para llegar aquí, sin duda era un viaje demasiado largo como para que un lobo solitario lo hiciera.

Nada alcanzaría a describir lo sorprendido que estaba al ver que este se levantaba en sus patas para olfatearlo, y más aún, al escuchar aquella voz que provenía del can, eso, definitivamente no era normal.- ¿H-Hablas? .- Logró cuestionar en su estupor, alejándose un poco de la loba, que sabía que era hembra por el tono de su voz.- Si... Soy un hada...- Le respondió, alejando su cuerpo un par de centímetros del animal, se veía amigable, pero no podía entregar su plena confianza.

-¿No sabes donde estas? ¿No sabes del Bosque del Invierno? .- Ahora, eso era demasiado inusual. Si no lo conocía, quería decir que no venía de allí, pero entonces ¿De donde era este raro animal? Es más al parecer no sabía en que país se encontraba.- Estas en Nunca Jamás... ¿De donde eres tú? .-Le cuestiono con voz suave, se veía confundida, aunque no fuera de por aquí, le gustaría ayudarla, nadie merecía estar perdido  en un lugar desconocido.-

La loba observaba maravillada al diminuto ser que se encontraba volando por encima de ella, ver a una verdadera hada le despertaba recuerdos de su infancia y ciertas sensaciones de felicidad y emoción. Veía cada detalle que le era posible notar, esas hermosas alas membranosas que resaltaban en él. En ése momento, lo único que pasó por su mente fue de atrapar al hada y guardarla en algún lugar para llevárselo a su casa pero era claro que no podía llevar a cabo ese acto, pues además de que estaba en su forma lupina no tenía ningún contenedor además de que, al pensar bien en ello, sería desagradable para el ser y podía llegar a ganarse su odio ¿no?

Observó que el hada se alejaba de ella y así se dejó caer en sus dos patas manteniendo su mirada hacia arriba, ante aquella pregunta soltó una pequeña risa y sin detener los movimientos laterales que hacía su cola dio un muy pequeño salto de felicidad en cuanto escuchó su respuesta. –Por supuesto que hablo, ¿Nunca has visto a una loba? –su mirada se mantenía fija en la del hada, intentando sonreír de tal forma que no se viera intimidante, aunque en realidad era imposible que el hada notase que estaba sonriendo, por obvias razones.

–¿Nunca Jamás?... ¿Sólo Nunca Jamás?–volvió a repetir el nombre del lugar en el que estaba, no estaba segura de que ese sitio era de otro mundo, pero al parecer lo era así. En el mundo nunca llegó a ver otra distinta raza que no fueran los lobos, pero sabía de la existencia de vampiros, así que creía firmemente en que había mucho más seres. –Soy del mundo, del mundo de los humanos. –respondió con un tono de voz suave y pensativo. –¿Aquí no cambia de estación en todo el año? ¿O por qué dijiste bosque de invierno? –la pequeña cabeza de la loba se inclinó hacia uno de sus lados, y una de sus orejas se flexiono sutilmente hacia el mismo costado. –¡Oh! Mi nombre es Rosie, ¿Cómo te llamas tú, hada? –

He visto lobos... Solo que nunca he visto uno que hable.- Mientras hablaba se acercó con curiosidad a tan extraño animal, y de cierta forma, era divertido, como movía la cola, o como su cuerpo parecía expresar lo que sentía. Era fascinante, provocando que el joven Skylar se interesara más en esta.

-Si, solo Nunca Jamás.-Le respondió, parecía genuinamente perdida. Si lo pensaba bien, estaban apareciendo muchas cosas extrañas en las islas de Nunca Jamás, incluso, hace poco se había encontrado con un extraño enfermo. Sonrió un poco al pensar en él, esperaba que se encontrara bien y saludable.

Estaba sorprendido al escuchar de donde veían la bella loba ¿Del mundo de los humanos? ¿Acaso volaba? ¿Cómo llegó a la Isla de Las Hadas? Muchas preguntas rondaban por su cabeza .- Tú hablas del... ¿Mundo que los humanos que esta más allá de la segunda estrella? -Preguntó, visiblemente confundido, aún era pequeño, no sabía muchas cosas sobre los mundos, aunque ansiaba demasiado saber.-No, aquí en la Isla de las Hadas todo se separa en 4 bosques, el Bosque del Invierno, El bosque del Otoño, El Bosque del Verano y el Bosque de la primavera, que es donde estas ahora.- Explico con paciencia y tranquilidad, esperaba que de la misma forma el hermoso y peludo animal respondiese las dudas que llenaban su interior.- ¡OH! Gusto en conocerte, Rosie, soy Skylar, un hada de la primavera.

–Quizás es porque ellos no provienen de mi mundo. –respondió de una manera tranquila pero manteniendo el movimiento de su cola transmitiendo la felicidad que tenía por conocer a una hada aunque cuando escuchó “Nunca Jamás” todos sus movimientos se detuvieron, recordando que en una ocasión había conocido un cazador que supuestamente venía de ese mundo. Parecía como si la loba se hubiera perdido en sus pensamientos, y la verdad es que así lo era, muchas cosas pasaron por su mente durante algunos segundos, ya que al escuchar de nuevo al hada retomó la conciencia. – ¿Ah? Si…supongo, aunque en realidad yo vine a tu mundo por una especie de espejo…pero bueno, no importa mucho como llegué. –La pequeña loba sentó su trasero sobre algunas flores manteniendo su mirada fija en la pequeña criatura que se mantenía en el aire por encima de ella sin quitarle su atención ningún segundo. –Ah…¿De verdad? ¿Existen bosques de cada estación? ¿Todos están juntos? –Su curiosidad aumentó ante el comentario del hada, no sabía si todos los bosques estaban juntos o si había una isla por cada estación.

Al escuchar el nombre del hada la pequeña loba levantó su trasero y nuevamente movió su cola de lado a lado. –Skylar…es un bonito nombre, mucho gusto hada de primavera. –Rosie nuevamente pensaba en levantarse en sus dos patas y lamer el pequeño animal, pero para su mala suerte nuevamente un pequeño insecto brincó hasta el lomo de la loba y al sentir tal animal provocó que su piel se erizara. –No no no no… -su cuerpo se tensó con fuerza e intentó con una de sus patas quitarse esa cosa repugnante. –Quítamela…quítame ésta cosa fea~ -la pata trasera de la loba seguía intentando quitar el insecto sobre ella, no quería volver a correr y lastimar las flores de nuevo, aunque tendría que hacerlo si es que el hada no desprendía al bicho de su cuerpo.