Thomas Smith [Humano]

Psicología

Thomas es un joven muy activo, le gustan las bromas y es la típica personificación de una personalidad extrovertida. No tiene miedo de hacer el ridículo, ni de hablar con personas desconocidas. Es muy alegre y optimista a pesar de todo, pues la vida decidió darle una segunda oportunidad y no la desaprovecharía, está dispuesto a defenderse con uñas y dientes si alguien quiere volver a privarlo de su libertad. Le gusta ayudar a las demás personas y tiene ese complejo de súper héroe, pues trata de defender a todo el mundo, independiente si esa persona necesita ayuda o no. Como todo joven, le gustan las fiestas y pasarlo bien, divertirse con los amigos y beber un poco, excediéndose de vez en cuando con las copas.

Cuando se trata de hacer amigos, es muy amable y despliega todos sus encantos cuando se trata de alguien que realmente le llama la atención o le interese ser su amigo. Su confianza se gana un poco rápido, pero hay ciertos niveles, cuando Thomas se muestre un poco más violento de lo usual, quiere decir que esa persona es de su confianza. A sus amigos cercanos los trata con brusquedad, les da golpes o les hace bromas muy pesadas.

Historia

Blanca, una intensa y enceguecedora luz blanca. Me dirigía a ella en lo que parecía ser un vacío infinito, con un desesperante zumbido sordo palpitando en mis oídos que se hacía cada vez más claro. Me bastó un poco de tiempo para percatarme que yo no era quién se acercaba, sino aquella inmensidad blanca era la que se dirigía hacia mí. La marea estaba alta y aún no podía percibir nada más que esa luz. Volví a cerrar los ojos, me dolían demasiado, era un dolor agudo, pues estaban acostumbrados a la oscuridad. La bruma volvió y ya no pude ver más nada. Me envolvió y me llevó a un sueño profundo. Había vivido mucho tiempo en aquella niebla somnífera que me traía paz.

La marea lentamente comenzó a retirarse, haciendo que emergiera en la costa, aún rodeado por la niebla de la madrugada. La luz volvió a aparecer, pero ahora podía ver las cosas con más nitidez después de unos cuantos segundos en los que mis pupilas se adaptaron. Con horror me vi violado con extraños parásitos que se estaban alimentando de mí. Fue una escena grotesca que desearía bloquear. Habían atravesado mi piel, incluso mi nariz y mi boca. Di un grito, aterrado por la situación, sintiendo como retumbaba en mis oídos unos agudos pitidos reiterados. La marea ya se había retirado por completo, pero aún quedaba una delgada cortina de neblina que me separaba de la realidad.

A la distancia pude ver una silueta que se acercaba hacia mí. Me tomó la muñeca y luego me apuntó directo en los ojos con una luz de una suave tonalidad azul. El agudo sonido infernal y repetitivo seguía allí, carcomiendo mis tímpanos. Podía notar que la mancha difuminada que tenía en frente movía lo que parecía ser una boca. Se estaba tratando de comunicar. Lentamente pude asimilar todo y ver con claridad cuando la fina capa de niebla se disipó. Me hallaba en la sala de un hospital. Los parásitos que profanaban mi piel y mis conductos respiratorios no eran más que tubos y catéteres con los cuales me mantenía con vida. El pito que tanto me molestó, era mi propio ritmo cardíaco. Todo fue tan fuerte que me desmayé.

Cuando volví en sí, miré a mí alrededor y presioné lo que supuse, era un botón de asistencia. Rápidamente llegó una tropa de enfermeros y médicos para atenderme. Si alguna vez en mi vida había querido recibir atención, seguramente esto era demasiado. Pasaron unas cuantas horas, o al menos eso percibí yo, en las cuales me explicaron todo lo que había pasado. Siempre pensé que ésas situaciones sólo eran dignas de películas, pero como dicen “No pasa, hasta que te pasa”. Dos años en coma es muy difícil de creer. De hecho aún pienso que es un sueño.

Con dificultad y el pasar de los días logré recordar lo que había pasado. Estaba de paseo en un bosque cuando de la nada apareció un ente frente a mí. Por la sensación que me produjo, y el miedo irracional, debió de ser algo diabólico. Lo único que recuerdo es que fue hacia mí y que por unos segundos tuve una lucha interna que finalmente perdí… Eso fue hace dos años. Mi cuerpo se me fue arrebatado por todo ese tiempo. Ahora estoy más que sensible con el tema de los espíritus.

La vida en Nueva York siguió tranquila dentro de lo posible y todo el ajetreo de la ciudad. Estaba trabajando de barista en una cadena de cafeterías cerca de Central Park, había sido ascendido a jefe de turno y todo marchaba bien, hasta que una noche, en una fiesta, unos gorilas me tomaron y me llevaron a la oficina del dueño del lugar. En resumen, el tipo era un demonio, amigo del que me había poseído y trató de violarme, y lo volvió a tratar de hacer en otra ocasión, lográndolo. Fue muy desagradable, pero también excitante y sin darme cuenta, terminamos saliendo, quizás no como una pareja normal, porque no lo somos, ni si quiera pareja, pero tiene algo que me gusta. Mammon es un demonio muy interesante.

Otros

{♠} Gustos: El café, los videojuegos, las cosas raras.
{♠} Disgustos: La gente seria, las mentiras, las cosas muy sucias.
{♠} Fobias: Enclofobia.
{♠} Otros: Ama a los animales, su cuello es su punto débil.