[Privado/Mammon] Innocent Snow

• Fecha 28 de Septiembre del 2016
• Hora 12: 38 de la noche.
• Clima Nevando

La luna que presente esta noche se encuentra en el firmamento nocturno ilumina con su pálida luz la tierra de Nunca Jamás, en esta misma tierra en un blanco bosque donde las hadas del invierno habitan, la nieve que del cielo caía formaba más hermosas capaz en todo el bosque nevado, mientras esto una figura delgada vestida de blanca de un metro ochenta y un poco mas se encontraba caminando perdido en el bosque, sus pies delgados no parecían ocasionar alguna molestia al dejar sus huellas en la nieve al andar, la figura que se observa perteneciente de un joven de estatura alta, su piel con un tez blanquecino saludable y una mirada tranquila pero reflejaba lo absorto que se encontraba del mundo.

Resultaba ser un nuevo recién nacido entre la raza de las hada, Invel un hada del invierno se encontraba caminando en el bosque a medianoche sin permiso alguno, aunque no era como si supiera el más joven que necesitará un permiso, simplemente por el hecho de no poder conciliar el sueño y desde la ventana de la habitación que le proporcionan una vista de cómo se podía la nieve caía en el exterior, fue suficiente para quien ahora andaba sin rumbo alguno pero aun así sin ninguna preocupación en su mente decidió salir sin pensarlo al menos una vez.

Su mente que tan blanca como la mente no podía dejar de impresionarse con tanta facilidad, sus manos se reunían entre sí y permitían el paso a que varios copos de nieves posaran en su manos una vez fueran atrapados antes de que el hermoso baile que cada uno realizaba desde el cielo hasta la tierra fuera culminado, la sonrisa en su rostro poco a poco se expandía un poco permitiendo la visualización de sus blancas perlas.

El demonio de la avaricia comenzaba a mover sus pensamientos uno por uno en su tabla de juegos, pensando en la gente que estaba a su lado y las cuales eran incógnitas que debía conocer. Todo iba siendo tejido de forma perfecta para forma una buena pieza de arte, pero esto solo en su mente. Por rumores de sus demonios a su disposición, de bajo calibre había escuchado de los diferentes portales que se estaban conectando a otros mundos, mundos los cuales Mammon aún no visitaba pero tenía la curiosas para ver que podía sacar de provecho en ellos, y se de algo le servían.

Uno de sus súbditos le dio el lugar exacto donde uno de estos se encontraba, daba a lo que era un cierto lugar llamado ‘Nunca Jamás’. Mammon con cautela, se fue hasta ese lugar, ocupando sus sombras para pasar desapercibido. Un vez que llegó, vistiendo como siempre algo formal, un traje ajustado de color negro, incluso su camisa y el abrigo de piel. Se adentró sin titubear a ese portal, llegado a un lugar completamente nevado,  el frío se colaba de inmediato por su piel reaccionando de inmediato e cerrar su abrigo. Debía pasar desapercibido en aquellas tierras, solo estaba en plan de conocer aquel terreno para saber que podía servirle a su favor.

Caminando entre los árboles con mucho sigilo en sus acciones, notó pronto a lo lejos una criatura extraña. Poseía un piel que se mimetizaba con el blanco del paisaje, pero sus cabellos oscuros, lo delataban. Era tan alto como él, y su contextura daba a la duda si era un niño o una niña, pero terminó por saberlo al observar mejor su pecho. Se quedó oculto entre las sombras de un árbol, mirando sus acciones de forma detenida, parecía algo extraño hacer estas cosas siendo él, pero algo desconocido había que tenerle un poco de cuidado en estos tiempos, más si en tierras desconocidas. Mammon se estaba aburriendo así que averiguaría a su manera de aquella criatura.

– Pareces perdido… cómo yo – Comentó el demonio con su voz masculina y algo fuerte aun oculto entre la oscura sombra, esperando pronto una reacción de aquella criatura.

Era algo extraño la sensación que tenía en ese momento viendo al joven, jugando con la nieva, le daba un presentimiento que aquel entre era un niño, sin embargo poseían el cuerpo de un adolescente. Debía dejar de pensar tanto y solo concentrarse en no hace un movimiento brusco o algo mal, ya que su bajo perfil podría ser destruido.

Cada copo de nieve que aterriza delicadamente en la suave palma de la mano del hada invernal permanecía intacto esto debido a sus desconocidas cualidades innatas como hada del invierno, esto además generaba un sentimiento de alegría en el corazón de Invel quien aprovechaba la oportunidad para saciar su curiosidad en el instante que tiene en sus manos la oportunidad, y así observaba detalladamente estático en el mismo sitio cada hermoso detalle de estos copos que aterrizaron en su mano.

Su inocente corazón rebosante de una pura alegría comenzaba a desear el poder realizar también en el futuro algunos trabajos con tal belleza como los que presenciaba los de hoy, su mano daba un leve giro dejando caer estos con gentileza para que se hiciera uno con la nieve del suelo mientras en su rostro se mantenía dibujada una tranquila sonrisa, perdido completamente de lo que ocurría a su alrededor lo cual no era mucho tampoco, finalmente pudo conectar con el suelo una vez que una misteriosa voz perteneciente a un desconocido sonaba en sus oídos, Invel temblor por dentro con miedo causado por un cierto susto que le ocasionaba la sorpresa, sus manos se juntaban en un suave agarre mientras con la mirada observaba en los blancos alrededores no pudiendo observan nada más que nieve y árboles.

– ¿Perdido? – Repitió algo confundido dando dos pasos hacia adelante sin tener un destino fijo en su mente. Invel se cuestionaba si se encontraba perdido, aun el no comprendía perfectamente lo dicho él recordaba cuando por primera vez pregunto dónde se encontraba, la respuesta que le habían dado con gran calidez hizo presencia en su mente. – No, este ser mi hogar – Negó con suavidad como respuesta antes de comentar con cierta determinación y seguridad en su voz. – ¿Donde estas? – Preguntó al final aun buscando con la mirada pero sin resultado alguno.

Hace tiempo que el demonio no se escondía entre las sombras para descubrir algo netamente nuevo. Podía sentir un tipo de adrenalina en su cuerpo, eran las ansias de sentirse en las sombras observando las reacciones del joven en aquel lugar lleno de nieve. El demonio incluso llego a sentir algo de pena al interrumpir todo ese juego que traía con los copos de nieve, pero más entretenido era sentir como si fuera el depredador de aquella hermosa criatura. Tenía lo único como dato que ese lugar era su hogar, pero más allá no podía saber nada más, aunque su apariencia física era la que llamaba la atención. Ante sus preguntas se quedó un momento en silencio para saber hacia dónde iba, el cual era una dirección completamente opuesta a la suya. Mantuvo una sonrisa en sus labios y sin ser tan maldito comenzó a caminar entre el follaje del bosque apareciendo detrás de él, vigilando sus pasos siendo riguroso, aunque unos 3 metros de distancia.

– Vas en el sentido contrario de mi voz.

Respondió luego de esos minutos de silencio al menor, esperando llamar su atención. La pose de Mammon se veía totalmente tranquila, sin embargo se encontraba alerta por si aquella criatura lo atacara. El aire estaba demasiado frío, y ahora que veía mejor ese cuerpo por atrás, trataba de imaginarse como era que el joven con aquella ropa tan delgada podía pasearse lo más bien en tan helado ambiente.

Nuevamente una voz desconocía llegaba hasta sus oídos pero ahora resultaba ser mucho más claro y la sensación de cercanía estaba presente, esto producía que de manera casi automática su cuerpo diera una media vuelta de manera tranquila observando en dirección proveniente al sonido. A una distancia no muy lejana del inocente hada una figura vestida de negro completamente se encontraba, aunque para el mas menor de todos la vestimenta era lo últimos los rasgos faciales desconocidos eran detallados por él para ser grabados en su mente que en constantemente aprendía.

En su corazón la calma se mantenía esta que era reflejada en una calidad sonrisa en su rostro mostrada en manera de saludo. – Invel se presenta – Se presentó tranquilo mientras sus pies daban marcha hacia adelante, deseando conocer quién se trataba, y porque había dicho que se encontraban perdidos. Ante la reducción de las distancia pudo observar como sobre los hombros ajenos se acumulaba algo de nieve.

– ¿Quién es? – Recordó a último momento preguntar con respeto por si se trataba de una hada muy mayor podría debía merecerlo. – ¿Viene a cuidar a Invel? Invel está muy bien. – La sonrisa de su rostro en ningún momento daba indicio de desaparecer y siempre reflejaba la calidez y pureza de su corazón.