{Priv; Sapphire} Ice days

Ya habían sido meses que estaba de regreso e sus tierras. Rhiannon con todo lo que había pasado en aquel oscuro y tétrico lugar, prefería ahora ocupar completamente su aspecto natural de hada, por la simple razón que odiaba que su otra metamorfosis se pareciera tanto a la de los humanos y en especial esos cazadores, el clan que más detestaba.

Aquella hada se encontraba observando aquellos grandes campos de hielo, los colores fríos y las tonalidades que daba de repente algunas zonas con la luz de aquel  sol. Los días soleados no eran sus favoritos, pero si la naturaleza disponía de él lo aceptaba. Su cuerpo vestía un largo vestido hecho de fina capa de escarcha que daba ese efecto traslúcido, sus alas descansando en su espalda y su cabello largo blanco como la nieve daba casi un aspecto angelical, si no fuera por esos ojos grandes. Sus manos finas hechas como de hielo tenían ciertas grietas y era por el simple hecho de ser cicatrices del maltrato que sufrió en su secuestro.

A solo unos cuantos metros de donde ella se encontraba en la cúspide de uno de los glaciares se veía a los nuevos que había traído el árbol de la vida entrenando. Un leve sentimiento de nostalgia vino a su mente, recordando sus pasos en aquel momento y luego como maestra. Su vista siguió mirando hasta encontrarse con aquella hada tan especial. De partida por su forma física y luego por su forma de ser; debía aceptar en su interior que aquella joven hada era la que más recordaba, pues su espíritu de lucha y su forma de afrontar las cosas era admirable. Con cautela se fue acercando y para darle un leve sacudón a lo que hacía, silbó con delicadeza, dejando que una brisa alborotara aquellos ordenados cabellos negros.

Se encontraba en su forma mágica, la única diferencia entre ella y las demás hadas era su pelo oscuro, pero incluso los más nuevos entre aquellos seres la miraba como a cualquiera, es que la discriminación o la burla eran cosas que no pertenecían entre las hadas, pues ellos comprendían mejor que nadie que todo lo que hacía la madre naturaleza era hermoso, incluso aquello que pudiese verse como un error. Estaba dando indicaciones a un grupo de hadas cuando un viento frío despeinó sus cabellos, de inmediato volteó y la vio, allí estaba su maestra. Una sonrisa alegre se apoderó de su rostro, estaba feliz de verla, de saber que una vez más se encontraba allí en el bosque de la vida.

Luego de terminar con sus obligaciones corrió hasta la mayor alegremente y al llegar hasta ella realizó una mini reverencia.- Es bueno verte. -La voz de Sapphire era completamente distinta a su elemento, era cálida y alegre, algo infantil, pero era melódica, como el canto de la lluvia.- Esta temporada hemos tenido más hadas que en otras ¿A qué cree que se deba? -Preguntó al tiempo que por inercia sus ojos se iban a mirar al suelo. Sapphire no lograba mantener una conversación completa observando los ojos de los demás, de alguna forma nunca había podido hacerlo, pero no porque no quisiera, simplemente así era ella.

Rhiannon observó en todo momento las reacciones de aquella singular hada, siempre con esa personalidad radiante que hacía derretir su corazón helado y algo destrozado con lo último vivido en su vida. Cuando vio esa sonrisa, la líder no pudo evitar sonreír con ella, acercándose poco a poco a la joven cuando se venía acercando. Hizo una leve inclinación con su cuerpo cuando la joven l saludó con esa venia. Rhiannon ahora era uno de los pilares fundamentales en aquellas tierras y ese trato se lo había ganado con sus luchas, aunque la verdad aun no se acostumbraba del todo ante esos gestos.

– Me es agradable verte entrando tan duro – Comentó quedando a un lado de la joven para observar su alrededor notando las otras hadas entrenar en lo suyo. El comentario de la menor era cierto, esta vez entre los suyos habían muchos más, y una sonrisa un tanto pesada se posó en sus labios tomando un respiro. Tenía una idea de lo que podía ser y aquello le hacía sentir pena ante lo sucedido con aquel ataque de los humanos. – Creo que nos han bendecido con más hadas por las bajas que hemos tenido, tristemente. Madre nos ha visto llorar amargamente miles de muertes, y aunque no quiera decir que desea reemplazarlas, desea que sigamos siendo fuertes y protegernos, eso creo yo ¿Tu qué dices Sapphire? De seguro tienes otra perspectiva – Agregó al finalizar su respuesta, pues aquella hada a su lado siempre tenía una manera de mirar las cosas muy diferente y eso para Rhiannon le hacía sentir interesaba en aquella joven.

Mirarla era extraño, aún más luego de todo lo que había ocurrido. Los ojos de la pequeña hada paseaban por los pies ajenos y de vez en cuando subían un poco.- Entiendo lo que dices. -Su voz baja y sus labios pintados de una sonrisa alegre y algo inocente, la verdad es que Sapphire siempre había sido alguien que veía todo desde la mirada del hielo, tal vez por lo mismo los sentimientos, las emociones y las percepciones le eran algo esquivas, no las comprendía y de vez en cuando la confundían.- Todo lo que ha sido creado pertenece al ciclo perfecto de nuestra madre... -Dijo para luego llevar su mirada a las hadas que allí se encontraban entrenando, eran tantas y tan diferentes, incluso entre ellos habían aquellos que tomaban formas semejantes a las de los hombres, pero no por eso dejaban de ser hadas, es más, eran exactamente igual de fuertes y competentes.- ...creo que todas las hermanas que perdimos y todas las que eventualmente vamos a perder no harán más que volver a la naturaleza y renacer en nuestro árbol, otro rostro, otra vida, pero el mismo poder. -finalmente y con algo de dificultad llevó su mirada a la de su líder y asintió un par de veces con la cabeza como si le estuviera dando la razón sobre algo.

- ¿Vas a ayudarnos verdad? ¿Vienes a hacernos más fuertes? -Injuta tal vez, pero Sapphire siempre había puesto esa clase de expectativas en Rhiannon y es que la menor sabía de lo que esa hada era capaz, sabía perfectamente lo fuerte que era y por lo mismo esperaba que ayudara a que todas as hadas fuesen así.

De ese tierno rostro, de esas características tan únicas y esos labios tiernos salían palabras muchas veces sabias y compresibles. La joven tenía razón madre siempre haría volver a los suyos de alguna u otra forma, ella era sabia y comprensible. Mirando a los jóvenes que practicaban se quedó observando mientras su menor seguía hablando, se veían fuerte, con energías pero el control en sus poderes era aún algo que les costaba, pero le agradaba ver como se lucían y se esforzaban en lo suyo.

Aquella pregunta la sacó un poco de aquel trance que tenía mirando aquellos jóvenes. Rhiannon desde que había vuelto no había podido entrar y era porque sus manos de hielo aún tenían pequeñas fisuras. Sonrió amplio a su pequeña hada y se acercó dejando una caricia con su diestra en una de las mejillas de la joven.– ¿Debería cambiarme el vestido? –Preguntó con una sonrisa para dar de esa forma una confirmación a su pregunta. Sin embargo no hizo nada más que acercarse a los jóvenes entrenando esperando que Sapphire la acompañara a su lado. Solo basto que estuviera a unos cortos metros, para que aquellos se detuvieran y aquel maestro y compañero en sus tiempos de la nueva líder les diera por saludarla. –No vengo como líder a darles órdenes, si no que vengo como maestra a practicar con ustedes –Dijo con una sonrisa en sus labios  y su voz firme.

Estar con la mayor era extraño, a tiempos los ojos que veía se perdían, tal vez en un sin fin de pensamientos y es que Sapphire no podía siquiera llegar a imaginar todo lo que Rihannon planeaba para las de su raza, sólo confiaba ciegamente en que las protegería como siempre lo había hecho, en que cualquier cosa que hiciera sería por el bien de su raza y de la naturaleza por encima de todas las cosas. Una sonrisa alegre en su rostro fue la respuesta a la caricia ajena.

A penas la mayor comenzó a caminar Sapphire la siguió, esperó a las palabras de Rihannon y de inmediato respiró profundo preparando sus energías para cualquier clase de aprendizaje, de la misma forma pudo notar que los demás hacían lo mismo y es que esa era la magia de ser hada, no eran soldados, eran todos una sola familia en la que el más fuerte no sólo protege al más débil, sino que también le enseña tanto como puede.- Estamos listos, dispuestos y preparados. -Contestó entusiasmada ante lo que los demás asintieron de forma enérgica, todos querían aprender y no había nadie entre ellos que sintiera que era lo suficientemente sabio como para no necesitar de un guía.