Balberith - Demonio

Historia

Mi vida en el cielo... que puedo decir... aburrida, durante siglos siempre la misma rutina, siempre arreglando los problemas que otros seres ocasionaban, en aquel entonces pertenecía a la 3 jerarquía de ángeles de Dios, al cargo de los de mi clase estaba el cuidado del universo en general, sobre todo las vidas de los Humanos, que son los seres más vulnerables a las tentaciones del Caído, Luxfero. En aquella oportunidad Dios había llamado directamente a mi maestra, Hariel, uno de los ángeles más capaces del cielo, estaba tan cerca del creador como el mismo Gabriel. Al parecer esta misión era realmente importante, constaba de dos partes, una en particular tenía que ser explícitamente cumplida por ella y la segunda pero no menos importante por el más capaz de sus subalternos... es ahí donde entro yo en la historia...

Hariel me había encomendado el cuidado de un pobre diablo, un maldito fanático militar llamado Mehmet Ali Agca. Decían que su vida era muy importante, que su muerte o sus actos podían cambiar el curso de la historia, para mí, solo es un pobre insecto, uno más dentro de los millones que hay allá abajo, pero a mí solo me quedaba obedecer y nada más.

Me fui directo a Turquía, el país donde de origen del maldito este. El tipo pertenecía a una organización paramilitar llamada “Los Lobos Grises” quienes planeaban atentar contra la vida de un supuesto enviado de Dios... Siempre he pensado que estos locos estaban de más en la tierra, bueno, para mi están todos demás, pero estos en particular solo estaban por el capricho del creador, que solo vivían por vivir, no eran capaces de respetarse entre ellos mismos. ¿Cómo atentas contra la vida de una persona que solo piensa distinto a ti? Realmente lo encontraba una locura.

Seguí sus pasos durante mucho tiempo, días, semanas, meses, años... No tengo realmente claro cuánto tiempo fue, pero si tengo claro que poco a poco fui acostumbrándome al hecho de ver gente morir por morir... Era gratificante, al menos el tipo me daba momentos de entretención, Sin darme cuanta, mi alma de ángel comenzó a corromperse, al punto de intervenir un muertes humanas. Era bastante demasiado entretenido manipular sus mentes para cometer aquellas atrocidades. Un día llego el líder de la organización y le encargo a Mehmet Ali Agca la que sería la misión más importante de su vida, le explico que existía la posibilidad de no volver con vida y que todo tenía que hacerlo con orgullo, ya que era por el bienestar del mundo y su nación, que aquel hombre que se hacía llamar pastor, no era más que un impostor que todo lo hacía por el bien de unos pocos, por el bien económico de una nación, el vaticano. Llego el 10 de mayo de 1981, y Mehmet Ali Agca viajo a Roma para cumplir su cometido. Pasaron un par de días antes de que el 13 de mayo, Karol Wojtyla, a quien todos conocían como El Sumo Pontífice Papa Juan Pablo II, dio un paseo por la Plaza de San Pedro en donde Mehmet Ali Agca, escondido entre la multitud apunto su arma de fuego hacia el pecho del Sumo Pontífice, vi dudas en su corazón, era lógico, tenía mucho miedo, pero estaba yo detrás de el con muchas ganas de ver el embrollo que se armaría ante el ruido del arma. Su mano temblaba y por su cabeza solo pasaban dudas. Decidí entrar en su mente y hablarle haciéndole pensar que era su conciencia -vamos, tu puedes, no es solo más que un hombre, que más podría pasar si lo matas, vamos! Apunta a su cabeza y tu líder recompensara a tu familia por tus actos- después de esto el muy idiota se armó de valor y sin dudar un segundo más disparo el arma directo a la cabeza del ahora cadáver del Papa. Fue en ese instante cuando de la nada apareció Hariel, su misión era encargarse de la vida de ese hombre, que ahora estaba en el piso, muerto, empapado en sangre y sus casos repartidos por todos lados, la gente estaba vuelta loca corriendo y llorando, era un caos. Y yo ahí disfrutando de aquel hermoso espectáculo.

De un momento a otro estaba encadenado, Hariel había congelado mi mente para que no hiciera mayor escándalo, no podía creerlo, había sido tan grave provocar la muerte de un hombre que se autodenominaba mensajero de dios, con el pasar de los días, mi rencor contra los humanos crecía a cada segundo, al igual que crecía la cantidad de ángeles llorando mientras pasaban por fuera de los calabozos.

No entendía nada de lo que estaba pasando, pensé en preguntar pero no le gustaba la idea de pedir las cosas por favor y menos en las condiciones que estaba en ese momento. Para salir de las duda leí la mente de uno que pasaba, se encontraba muy afectado y gracias a eso no se dio cuenta de sus intenciones. Lo que vi fue impactante, guerra, sangre, gritos, gente sufriendo, hambre, caos, ¿Qué es lo que estaba pasando, que acaso sus acciones de aquel día habrían provocado todo este cruento espectáculo? De pronto una imagen muy clara cruzo la mente del ángel, un grupo de militares entrando a una casa, una pequeña de unos 10 años con un chiquito de meses en sus brazos, el estruendo provocado por las ametralladoras de aquellas bestias y los cuerpos de aquellos dos pequeños seres que no tenían culpa alguna de los que estaba pasando caían al suelo desfigurados por las balas, y el grito seguido por un llanto desgarrador del que hasta aquel momento era su protector. En esto llega Hariel y de un bofetón en mi rostro corta aquel enlace mental.

-¿Estás contento, te entretiene aquella vista, que corrompió tu alma que fuiste capaz de causar todo este daño?- sus palabras me causaron mucha gracia, ya que no me consideraba responsable de todos esos desastres -contento, creo que no es la palabra, complacido quizás, no pensé que incentivar a ese pobre insecto dejaría tales consecuencias, pero qué más da, estoy acá, encadenado como un animal, mientras tú y tu dios me culpan de todo esto, cuando es la codicia, la maldad, la vanidad y todos esos sentimientos que el divino les regaló lo que los llevan a matarse unos a otros solo por banalidades, esto no es mi culpa, acéptalo, fue tu dios el que dejó tamaño desastre, mi única responsabilidad fue motivar a ese hombre a hacer su trabajo, era tan débil el pobre infeliz, que sin mi ayuda no habría podido concretar sus planes, y yo... no estaría gozando de esta manera, ¡¡malditas ratas, mueran todas y cada una de ustedes!!

Al escuchar mis palabras la cara de Hariel se desfiguró la muy idiota no entendía como su mejor discípulo había terminado en eso - ¿estás seguro de lo que estás diciendo, estás seguro de que no es tu culpa toda esta barbarie?- El ver la expresión de su rostro era impagable, como no iba a serlo si su rostro desfigurado por la impotencia lo culpaba de todo aquello - No, no me siento responsable, y no puedo negar que me agrada todo lo que está pasando, como no disfrutarlo, si he odiado siempre a esta maldita escoria, dile ahora a tu Dios que salga a defender a sus títeres, no entiendo como aún está preocupado de ellos sin tomar en cuenta el sufrimiento de los que están incondicionalmente solo para cumplir sus caprichos, malditos humanos... ¡que se maten los muy idiotas, que se mueran todas esas malditas ratas! y dile a tu dios que ya no quiero estar acá, no sacan nada con mantenerme acá encadenado, denme luego la condena que tanto merezco... o tienes miedo de quien me recibirá allá abajo, sabes que hay alguien que me estará esperando con los brazos abiertos, que no dudara ni un segundo en llevarme junto a él y lo único que me pedirá será mi lealtad, la que hasta el día que me encerraste y encadenaste, era solo para ti- Después de aquel espectáculo, Hariel comenzó a dar vueltas como un animal enjaulado, sudaba y estaba muy nervioso, de pronto se acercó a mí y posó su dedo índice en mi frente, y al momento todo estaba en mi cabeza, la guerra, el sufrimiento, la sangre y todas esas víctimas, todos los gritos de auxilio, todo estaba ahí -ahora sabes lo que provocaste maldito loco- me gritó en la cara después de bofetearme repetidas veces -¿que acaso no tienes conciencia, que acaso no te pesa nada de lo que acabas de ver, que acaso ya no tienes corazón? Viste a tu compañero destrozado por haber perdido a sus protegidos que apenas eran uno niños sin culpa alguna, ¿¿acaso ya tu alma está totalmente corrompida?? eres un maldito sádico- Sus crudas palabras no tocaron mi corazón, tenía razón en lo que decía, mi alma ya estaba completamente contaminada por el odio, la ira y el placer que tanto había buscado, el placer que le provocaba ver sufrir a los demás. Pasar diez años de tu vida encadenado dejan secuelas graves en el alma de un ser, aun si este es un ser divino, aun si su corazón está hecho para no sentir odio ni rencor y más aún cuando eres inocente de lo que te culpan. Después de eso me dio la espalda y se apoyó sobre los barrotes durante un rato sin decir nada, los minutos pasaron y con ellos mis ganas de salir de ahí aumentaban, de pronto se levantó y volvió a hablarme. -las cosas no debían ser de esta forma, te enviamos para que lo evitaras, para que tú evitaras que Luxfero se entrometiera en todo esto, pero que fue lo que hiciste, le entregaste todo en bandeja de plata, ahora él es el soberano de todo, y tu uno más de sus servidores, a menos de que te arrepientas de corazón y el creador no decida desterrarte- La muy idiota creía que después de todo lo que pasó las cosas volverían a ser igual, que Dios solo me perdonaría y ya, ilusa, quizás me perdonaría, pero me degradarían a lo más bajo, no sería más que una más de las almas que deambulan por el cielo -estás loca, ¿que acaso crees que estoy dispuesto a quedarme y aceptar que cometí un error, y cargar con una culpa que no me pertenece? y yo que pensaba que eras la cuerda de esta historia- . Pasaron varios días después de aquel encuentro, la vista no cambiaba en nada, cada ángel que pasaba por fuera de la celda me ofrecía sus recuerdos más macabros y sangrientos para ver si en algo me afectaban -pobres idiotas, si creen que sus malditos recuerdos me afectaran, están equivocados, disfruto viendo sufrir a la escoria que tanto defienden, disfruto ver su sangre correr, no saben cómo me excita ver sus caras cuando se matan unos a otros, malditos melodramáticos, vivan por ustedes y no por aquellos que no valoran sus sacrificios- Ya me estaba volviendo loco, quería salir de ahí, quería ver con mis propios ojos todo aquel espectáculo.

-Venga, vamos a dar un paseo- fue lo único que escuche antes de ver caer mis cadenas. Estaba Hariel junto a un Querubín que jamás había visto, su mirada era penetrante y sus ojos no tenían complejos para demostrar el odio que su alma albergaba hacia mí -que acaso ya te rendiste conmigo, ya me liberaras de?- esas fueron mis palabras exactas en ese momento -no, no te liberare, cumpliré tus deseos y te llevare a la tierra para que veas tú mismo el caos.

Volamos recorriendo cada rincón de la tierra, el panorama era desolador. Habían pasado cerca de 10 años desde el día en que intervine en la muerte de Karol, y las cosas eran muy distintas a como las recordaba, se acercó nuevamente a mí en vuelo y posando su dedo me mostro todo lo que había pasado por la muerte de Karol Wojtyla.

Al año siguiente de la muerte de Karol Wojtyla , Inglaterra invadió territorio Argentino con la intención de tomar por asalto un archipiélago ubicado en el Atlántico, estas eran Las Malvinas, cuyo territorio era estratégico para mantener a raya las ambiciones de avance territorial de los Estados Unidos de América, quien ya había demostrado intenciones de tomar control territorial en latino América, plantando una base militar en la Jungla colombiana, con la excusa de mantener a las FARC controlados, ya que en la época estaban causando muchos problemas.

En los planes del Dios estaba que Karol Interviniera en dicho conflicto, para evitar la catastrófica guerra que estaba por venir. Al no intervenir en las negociaciones de paz, Inglaterra no paró su avance, no se conformó solo con Las Malvinas, quiso más, y tomo posesión total del territorio continental Argentino con la ayuda de Chile, que en ese entonces estaba bajo los mandatos del Auto asumido presidente General de Ejército, Don Augusto Pinochet Ugarte, que fue un aliado estratégico de quien en ese entonces era Primer Ministro de Inglaterra, La Muy Honorable Baronesa Margaret Thatcher. Pinochet fue de gran ayuda abasteciendo a sus tropas de alimento y combustibles para sus blindados y navíos, cubriendo también la amplia zona del norte grande y la Patagonia. Al ver esto el presidente de la época de los Estados Unidos, Ronald Reagan, sin un poder militar que pudiera contrarrestar un avance Británico, pidió un ayuda bastante particular, un pacto con el Rey de la Tinieblas, Luxfero Choi. Las condiciones de este pacto serian, el alma de Ronald y el control total de las decisiones de estado por parte de Luxfero, es decir, que Estado Unidos dejar su actual régimen democrático, por uno totalitario, en donde la decisión de nombrar un Mandatario pasaran por las manos de Luxfero, para así tener el control total de las decisiones de estado y manipular como un títere al que estuviera en la cabeza del país. Aceptando estas condiciones, Estados Unidos poseía el poder militar para el avance, y contrarrestar las intrusiones de la China Comunista y Rusia, los que intervendrían al ver que sería invadida Cuba, que ya en ese entonces era una Dictadura Comunista. El poder militar descomunal que había adquirido le permitió contrarrestar el ataque aliado de Cuba, y avanzar sin ningún problema por todo latino América, llegado así en poco tiempo hasta el nuevo territorio británico. La batalla se libró durante solo unas semanas, Inglaterra no fue rival para Estados Unidos, teniendo que abandonar el territorio, dejando con esto al Tío Sam como sumo soberano de todo el continente americano. El tiempo que le tomo a los Estados Unidos, favoreció enormemente a china y a Rusia para armarse y aliarse con Inglaterra y el resto de los países aliados para hacer frente a la amenaza que se les imponía. Lucharon durante unos 10 años, sin siquiera debilitar las defensas americanas, eran simplemente imparables, el poder del maligno era tan grande que no fueron capaces 5 potencias contra el monstruo que había creado Luxfero.

-Y ahora qué me dices ya sabes todo lo que provocaste, ya sabes todo el daño que causaste...- guardo silencio un minuto para explicarle como era realmente el hombre que había muerto -el hombre que mataste si era un real mensajero de Dios, era un hombre de una fe sin precedente y una amor a dios y al prójimo inigualables, él iba a evitar esta guerra que has desatado, el con simplemente perdonar al hombre que atentó contra su vida sería capaz de eso, las naciones en conflicto escucharían su palabra y dejarían de luchar y se volvería a llamar hermanos, aquel hombre era un real santo y ahora está muerto por tu culpa- ríe enormemente ante sus palabras, no podía creer ni yo mismo lo complacido que estaba -y que quieres que haga, que me arrepienta... vete al demonio, me hace feliz todo esto, me da placer así que has lo que tengas que hacer porque yo no me arrepentiré de nada- después de eso solo recuerdo el dolor más intenso que es sentido en mi vida. De un solo jalón desgarro mis hermosas alas dejándome caer en la desesperación. No recuerdo nada más hasta que apareció El, El Caído... Luxfero, que me rescato de aquel sentimiento de angustia y me enseño el real camino a la redención, y ahora estoy aquí sirviéndole fielmente desde ese momento y para siempre.