Hobi || Licántropo

{♠} Edad: 21 años.
{♠} Ocupación: Vagabundo.
{♠} Nacionalidad: Americana.
{♠} Avatar: Jung Ho Seok.
{♠} Raza: Licántropo.
{♠} Habitante de: El Mundo.




A pesar de haber tenido una infancia y adolescencia sumamente difícil y carente de cualquier tipo de afecto, Hobi es un joven luchador, que aprendió de mala forma que hay que levantarse y seguir adelante. Solía ser muy callado y observador, aprendiendo muchas cosas de sus captores gracias a su inteligencia sobresaliente. Tras ser liberado tuvo que enfrentarse a un mundo desconocido, haciéndolo con la mayor de las ganas y una gran sonrisa en su rostro, pues era un nuevo comienzo. Pasó a ser un chico feliz y travieso, a quien le gusta gastar bromas y no se lleva muy bien con las reglas, algo entendible después de pasar más de una década encerrado. Sin embargo tenía ciertas “anomalías” en su forma de ser. Tiene la compulsión de tocar a las personas con las cuales interactúa o los objetos cercanos a él, demostrando su afecto y dejando en evidencia la carencia de éste en su vida; Además de un trastorno psicológico llamado piromanía




“Toda historia comienza con el fin de otra. Hay algunas que suceden al unísono, comienzan de igual forma, con un hecho desencadenante, se entrelazan, pero que no siempre están destinadas a acabar de igual forma. Esta historia es como cualquier otra, es una más en un mar de letras que se perderá en el conocimiento colectivo.”

Todo comenzó con un desafortunado incidente en una pequeña cabaña escondida en medio de un gran bosque. Allí vivía una pequeña familia conformada por un garou, una humana, su pequeño hijo de cuatro años y un cachorro en camino, a sólo semanas de su parto. Todo parecía normal, hasta que una noche en donde la luna vestía de luto, como si supiera el cruel destino de sus hijos, una banda de cazadores de “hombres lobos” especializados irrumpieron en el hogar. Una batalla se llevó a cabo y el padre de familia tuvo que combatir hasta la muerte para proteger a los suyos. Eskol, el pequeño de cuatro años, logró escabullirse y una loba de la manada se lo llevó, pero su madre no corrió con la misma suerte. Ella era su blanco desde un principio, necesitaban un licántropo aún no nacido para sus investigaciones.

Los años pasaron y aquella humana con un garou en su vientre había dejado este mundo hace mucho tiempo, dándole paso a un conejillo de indias un poco más grande de lo usual. El pequeño niño creció dentro de una jaula, siendo sometido a intervenciones y experimentos para desarrollar armamento contra los cambia formas, logrando alterar varias de sus cualidades, pasando la mayor parte del tiempo sedado y con miedo de sus captores. Su primera transformación fue a una edad muy temprana, pues los científicos estaban impacientes y querían experimentar con un licántropo transformado, así que crearon unas drogas que desencadenaron una temprana y desproporcionada transformación. Los sujetos sabían que era algo demasiado doloroso como para que un niño de cinco años lo resistiera, así de debieron doparlo, mientras Hobi sentía el sonido de sus huesos desquebrajándose, de sus músculos y tendones cortarse y reacomodarse todo en su nueva forma, pero no alcanzó a ver nada más que sus brazos rotos en una posición extraña antes de quedar completamente inconsciente. Experimentaron con plata, causándole heridas muy graves, haciendo que perdiera la vida varias veces, pero logrando reanimarlo. A veces deseaba que cada experimento que le hacían, resultara mal y lo mataran de una vez, prefería eso a vivir la agonía de ser un sujeto de experimentos.

Así fueron sus días hasta que se cumplieron dieciséis años desde su llegada a este mundo. Finalmente su desconocido hermano mayor vino a cobrar venganza, desatando una gran batalla en clara desventaja numérica. La pelea en el laboratorio fue brutal, se derramaron químicos peligrosos, hubieron algunas explosiones que dieron paso al fuego, pero afortunadamente Eskol logró vencer y se retiró victorioso. El prisionero no pudo hablar, estaba demasiado sedado como para emitir alguna palabra, pero pudo escuchar todo. Ese hombre era su hermano, uno de los científicos dijo algo respecto a su madre, pero no mencionó en ningún momento su existencia. No le extrañaba que ignorara su presencia, pues entre los muchos experimentos e intervenciones a los que fue sometido, una de ellas, y con un sorprendente resultado, logró eliminar cualquier tipo de aroma proveniente de su cuerpo, lo cual lo hacía indetectable a los sentidos agudizados de sus hermanos.

El fuego comenzó a consumir todo a su paso, haciendo sucumbir los muebles y la estructura en sí. Una biga cayó sobre la jaula, deformando ésta y forzando el cerrojo. Al fin, después de más de una década encerrado podía ser libre gracias al fuego, ¿acaso algo tan destructivo podía ser tan noble? Corrió fuera del lugar y no se detuvo hasta que sus torpes pies ya no daban más. Ahora se encontraba en las afueras de una ciudad desconocida, sin saber hacia dónde ir y sin saber qué otra cosa hacer además del nombre de su hermano mayor y que debía sobrevivir hasta reencontrarse.





{♠} Gustos: Dulces, videojuegos, historietas, bananas, cualquier cosa que produzca fuego
{♠} Disgustos: Los extintores, bomberos, hidrantes, las mentiras, los experimentos.
{♠} Fobias: Belonefobia,
{♠} Otros: Es pirómano. Se vuelve dependiente de quien le da afecto.