[Privado || Robbin] Bad.

Betting on you

_________________________________________________________________

_________________________________________________________________

►Estado: Privado con Robbin ||    ►En: Crocodile Creek   ||    ►Tiempo: 04/09 04:04 P.M

La noticia sobre los portales no era un secreto para nadie en Nunca Jamás, mucho menos para los cazadores, por suerte Natan se había mantenido en esa corporación lo suficiente como para contar con la información necesaria, sabía exactamente donde se encontraba uno de los portales, pero llegar allí era el verdadero desafío. Oscuras criaturas protegían las tierras de los ancestrales cocodrilos, sobre todo porque los piratas constantemente intentaban exterminarlos y aunque en el pasado los cazadores contaban con la ayuda de los seres mágicos todo era diferente ahora.

El terreno se encontraba húmedo, el suelo disparejo, era peligroso para cualquiera que no hubiese sido entrenado, lianas por todos lados esperando hacerte tropezar, piedras puntiagudas, hierbas venenosas y animales esperando devorarte. Los altos árboles habían crecido aún más desde la última vez que había estado allí, era casi como si alguien los hubiese desafiado a tocar el cielo y ellos hubiesen aceptado el desafío.

Cuando estaba por llegar a su destino escuchó unos pasos, alguien lo estaba siguiendo o tal vez alguien iba en el mismo camino, como fuera no iba a quedarse allí siendo un blanco fácil. Rápidamente escaló un alto árbol, uno lo suficientemente fuerte como para sostenerlo, desde allí esperó, sabía que quien fuera que venía debía pasar por aquel sendero pues los demás se encontraban obstruidos.
Off Rol: Mapa de Neverland

Los pies de la cazadora resbalaban en el terreno de los cocodrilos, los escuchaba moverse, reptar a lo lejos, los sonidos que emitían al abrir sus bocas y cómo crujían sus escamas. Robbin había tenido suficiente tiempo para recorrer de principio a fin Nunca Jamás buscando ayudar, misma razón que la había llevado a ganarse el reconocimiento de algunos de los seres de esa tierra. Las hadas, los cocodrilos y las sirenas la conocian por lo menos para saber que no era una amenaza y eso le daba cierta tranquilidad al moverse entre los territorios.

Por la mañana había recibido noticias de que un cazador estaba dando vueltas por la zona, la menor no sabía si se trataría de algún estirado de La Flor de Lis y no se podía dar el lujo de dejar pasar a alguien así de peligroso por tierras que no les pertenecian. Robbin llevó su diestra al florete en su cinturón afilando la mirada en todas direcciones, buscando rastro de algún otro ajeno al lugar, algún detalle que se le hubiera escapado al intruso, alguna señal de torpeza por su parte al no conocer el terreno. Sus sentidos se pusieron alerta en cuanto dio un traspié causando más ruido del debido, se había delatado, pero también había delatado al intruso. El sonido de los árboles le alertaron de que no se encontraba lejos en aquél sendero, sacó el florete de su gastada funda y lo empuño con firmesa intentando que no le temblaran las manos pues nunca se había enfrentado a nadie de su misma especie y mucho menos a algún profecional o que hubiera terminado el entrenamiento. En ese momento Robbin tenía el corazón acelerado y la respiración entrecortada, pero nada le impediría defender aquéllas tierras, nada le impediría su deber. —Será mejor que salgas, ambos sabemos que nos tenemos que descubrir en algún punto y a mi no me gusta esconderme. —Su imprudencia salió a flote con una voz firme y sin temor, algo muy contrastante con lo que en verdad sentía, sus manos se hicieron puños esperando la respuesta y aferrandose al arma de su padre como si esta le fuera a detener el acelerado corazón

Se quedó tranquilo sin mover ni un sólo músculo, pues no había nada que pudiese revelar su escondite a no ser que su oponente tuviese alguna clase de habilidad especial y aún así se encontraba completamente preparado para lo que fuera, o al menos eso creía hasta que una delicada silueta apareció entre la vegetación. Sus latidos parecieron salir de control y sus puños se apretaron tanto que casi se hacía daño, hacía casi un año que no veía a aquella persona, hacía casi un año que no tenía noticia alguna de ella y más de una vez llegó a pensar que podía estar muerta, después de todo eso era lo que le pasaba a todas las personas a las que Nathan llegaba a amar.

De un solo salto se desprendió de la seguridad de aquel árbol, estaba a una altura que ya se consideraba peligrosa, lo supo a penas sus pies impactaron contra el suelo, mas no cayó, no mostró dolor en su rostro, simplemente se quedó allí, en frente de ella, en frente del arma que ella portaba.- No te gusta esconderte, pero vaya si te gusta marchar sin despedirte. -Sus ojos fijos en los ojos ajenos, su cuerpo tenso, su mandíbula apretada.

Era ella, su hermana, era ella, todo lo que le quedaba, todo lo que se había ido, todo lo que esperaba encontrar y ahora que la tenía en frente el dolor punzante en su pecho había vuelto, ese dolor que había sentido al saberse abandonado en medio de extraños en Flor de Lis.- Estás viva y bien, es más de lo que esperaba encontrar. -Sus palabras frías y secas contenían con toda la fuerza de su voluntad esos enormes deseos de eliminar la distancia entre ambos y estrecharla en un abrazo y no dejarla ir más.

Los ojos de Robbin le estaban jugando una broma, no podía ser él, simplemente no podía. La menor dio un seco jadeo al intentar decir algo, pero nada salió de sus labios. Las pequeñas manos de la menor se aferraron aún mas al arma de plata sosteniendola firmemente y con ella su corazón, calmandola, haciendo que su alma volviera a su cuerpo mientras veía al fantasma de su hermano ahí frente a ella. —Nathan... — Dijo soltando el nudo en su garganta, había pasado un año desde que pudo decir aquel nombre que tanto extrañaba, pero que había dejado atrás al abandonar a la agrupación.

A paso cauteloso avanzó un poco para mirarle mas de cerca, su rostro era frío, severo, nada comparado con aquél dulce chico al que había logrado sacarle una sonrisa cuando aún eran niños, no se veía como el muchacho que la cargaba en su espalda después de los duros entrenamientos, ese no se veía como su hermano. Sus palabras duras atravesaron el corazón de Robbin como si fueran dagas. ¿Abandonar? Ella le había dejado una nota, esperaba que la siguiera, pero no quería obligarlo a nada. —Tienes que estar bromeando... Nunca me seguiste. — Esas simples palabras volvieron a traerla a la realidad y la puso en guardia haciéndola tomar una postura correcta con el arma. —Te dije que te esperaría y nunca llegaste. — Acertó con sus palabras para contradecir al mayor. —Y al fin volviste, eso es definitivamente más de lo que esperaba de ti después de un año sin noticias. — Sus palabras eran hirientes, cargadas de molestia y enojo para el mayor.

Su rostro seguía igual, no parecía haberse endurecido ni nada por el estilo, era como si su hermanastra siguiera tal cual la había guardado en su mente, esos ojos profundos, redondos y brillantes. Tal vez ese era uno de sus más grandes miedos encontrarla y que alguien le hubiese arrebatado ese brillo, pero aún con todo aquello la chica seguía sujetando esa arma, como si Nathan se tratara de alguna amenaza o algo por el estilo. Sin darse tiempo ni siquiera para pensar Nathan avanzó hasta que su pecho quedó pegado al arma de la menor, si ella lo consideraba una amenaza su trabajo era exterminarlo y él ciertamente no se lo iba a hacer fácil, pero tampoco iba a huir, no era bueno para eso.- ¿Seguirte? -Preguntó al tiempo que estiraba su mano derecha y la llevaba a acomodar un cabello rebelde que intentaba tapar el rostro de Robbin.- ¿Por qué debía seguirte? No pensaste en esperarme, no pensaste en llevarme contigo ¿Obligarme? Eres mi hermana Robbin, tal vez no compartimos la misma sangre, pero pensé... -Sus palabras llenas de rabia combinadas con ese tono frío y seco, sus ojos fijos en los de la menor, su cuerpo poco a poco perdía la tensión, como si se preparara para saltar o correr.- ...pensé mal -Dijo al tiempo que daba un paso más, apretando su cuerpo contra el arma, acercándose a ella.

El corazón de Robbin estaba empuñada con el arma, fue casi como si se atravesara ella misma el alma al apuntarle como si fuera una amenaza,  pero no sabía nada de Nathan, ya no. La preocupación de enfrentarse a él  crecía  a cada momento al  tenerle cerca de esa forma, sus manos temblaban y su corazón latía tan fuerte que le dio miedo que su hermano pudiera escucharlo. —Te esperé, no se que pensaste, pero te esperé frente a la puerta por mucho tiempo.— Le respondió intentando mantener su tono de voz como al principio. —Incluso al regresar a casa te esperé. — Retrocedió un poco, unos milímetros casi imperceptibles para separar su arma de la anatomía de Nathan a la par que el se acercaba a acomodar un mechón de su cabello haciendo que soltara el acero sin ningún cuidado dejándolo caer con estruendo para quedar en silencio hasta escuchar las siguientes palabras del mayor.

—Nunca me ha importado si hay lazo de sangre o no,  Nathan. — Su voz flaqueó al pronunciar su nombre, no le gustaba esa manera de pensar de parte de su hermano ¡Era su hermano, fin del asunto!  Desde el primer día en que lo llevaron a casa fue así para ella. —Te quiero a pesar de todo...— Eso último fue mas un susurro para ella que para él, algo para recordar un poco sus sentimientos por el mayor.

Mil y un cosas pasaron por su mente en esos momentos observando a su hermano con cautela, temía más lo que él pudiera hacerle que su propia reacción, le daba miedo que atacara primero porque eso significaría que ya no quedaba nada de su hermano y sólo entonces la agrupación le habría arrebatado todo lo que tenía y le quedaba de su familia.

Es "Te esperé" retumbó en su mente haciendo eco en cada rincón de su cuerpo, eso no podía ser cierto, luego de leer esa carta los demás cazadores le habían asegurado que ella había huido sin él, pero por su puesto, debió haber sabido mejor que confiar en ellos. Sus brazos de inmediato cayeron a ambos lados de su cuerpo, colgando desde sus hombros como si de la nada el peso de un año sin verla hubiese caído sobre él. Nadie le había robado nada, él había fracasado en lo que le prometió a sus padrastros.

Por unos segundos bajó la mirada hasta que esa arma cayó al suelo, alzó la vista y nuevamente se encontró con esos ojos profundos, hermosos, perfectos.- Yo. -A penas intentaba hablar, pero estaba tan molesto con la vida, consigo mismo, con los cazadores que lo habían engañado.- Robbin. -Sin perder más tiempo disminuyó  la distancia entre su cuerpo y el de la menor, la estrechó entre sus brazos, no importaba si lo atacaba por ese movimiento brusco, no importaba si intentaba liberarse de aquel abrazo, sólo quería abrazarla por un momento y pretender que ese año no había pasado.- Dijeron que te fuiste sin mi y yo les creí, como un tonto, estaba tan molesto, tan herido que ni siquiera los cuestioné -Poco a poco soltó el abrazo, mas no se alejó mucho del cuerpo ajeno y se quedó allí, frente a frente de su hermana.- Perdóname, por favor. -Fue todo cuanto pudo decir.

Su cuerpo no pudo reaccionar, su mente a penas procesaba lo que estaba pasando, estaba preparada para huir, para defenderse, pero no estaba lista para aquella muestra de afecto. No pudo reaccionar de inmediato, pero de poco a poco fue alzando sus manos para aferrarse a la prenda del mayor como si este se le fuera a ir de las manos en cualquier momento. —Nunca te abandonaría, Nathan. — Su voz tembló, una señal de alerta para la menor que odiaba llorar frente a los demás, no importaba quién fuera. —No sería capaz de hacer eso... — Fue lo único que pudo decir antes de bajar la mirada. Él les había creído, la habían usado para que se quedara y continuara con ellos. Los puños de Robbin se cerraron con mayor fuerza, había rabia dentro de ella pero no sabía hacia quién. ¿Nathan? ¿La Flor? Ambos le habían hecho daño de alguna forma.

Separó su abrazo dejando ir la prenda del mayor entre sus manos y alzó la diestra para limpiar las pocas lágrimas derramadas. Los sentimientos de Robbin eran un huracán,  todo daba vueltas en su cabeza y no podía ignorarlo, no podía escapar. —Les creíste... — Murmuró intentando poner orden en sus pensamientos. —Te quedaste ahí sin mi. — Un paso más para aclarar la tormenta dentro de ella. Sus manos temblaban y su voz era a penas un susurro en todo aquel lugar.

En ese momento fue suficiente, las emociones la desbordaron  y poco a poco su cuerpo fue liberando tensión, emociones contenidas por la cazadora hasta que un par de lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas mientras sus ojos se clavaban en los del mayor. —¿Por qué? — Fue lo único que pudo preguntar antes de abrazar su propio cuerpo con sus brazos y comenzar a llorar.

El abrazo no duró mucho y tampoco fue perdonado, lo entendía, después de todo había mucho que tenía que explicar, pues en ese mismo instante la pregunta de Robbin era la misma que estaba en su mente. No los cuestionó, ni por un instante pensó que lo que los cazadores le habían dicho era una mentira, simplemente prefirió creer que ella lo había abandonado, que no lo consideraba familia, que no lo veía como un hermano, porque entonces y sólo entonces podía justificar el hecho de que él hace ya un tiempo no lograba verla como una hermana.- Les creí porque quise, nadie me obligó, nadie me forzó... yo sólo... -¿Qué pasaba? Nathan estaba acostumbrado a pelear con criaturas que podían matarlo en un instante y sin embargo estar allí frente a ella, reconocer todo lo que había guardado por tanto tiempo era mucho más terrorífico.

Poco a poco la oscuridad comenzaba a llegar, era bien sabido por los habitantes de Nunca Jamás que algunos sectores dejaban de tener luz solar mucho antes de que la noche realmente llegara y ese era uno de los sectores más oscuros, pero de alguna forma la oscuridad del ambiente le daba un poco de valor.

Nathan retrocedió un par de pasos hasta que su espalda fue apoyada en el tronco de un árbol.- Lo sabes ¿Verdad? -Preguntó haciendo mano de todo el valor que tenía.- Hace tiempo ya, desde que ingresamos a la asociación nos veíamos cada vez menos, pero intentaba estar ahí a tu lado siempre que podía hasta que estar cerca de ti comenzó a ser difícil, hasta que verte como mi hermana comenzó a ser difícil -Su voz seguía en un tono constante, no murmuraba, no susurraba, quería que Robbin escuchara eso.- Cuando me dijeron que te habías ido lo creí porque era fácil, estar molesto contigo era mucho más fácil que verte y no saber lo que hacer con lo que sentía. No te busqué y me quedé un año allí hasta poder deshacerme de todo eso. -Dijo ya más tranquilo, como si un peso se hubiese levantado de sus hombros.- ¿No te preguntas lo que hago aquí? ¿Cerca de un portal? Escuché un rumor que decía que una cazadora había viajado a otro reino y sentí que ya estaba en condiciones de volver a verte, de volver a ser el hermano que una vez había sido, pero una parte de mi seguía aferrándose a ese enojo, como si así pudiese, no sé, justificar mi actuar. -Luego de decir aquello se quedó en completo silencio.

—¿No... Me veías como una hermana? — La voz de Robbin se quebró, no entendía, ella siempre había dado todo su cariño a Nathan ¿Nunca la vio como una hermana? ¿La veía como una extraña? En la cabeza de la cazadora sólo rondaba esa posibilidad, no podía creerlo. —¿Entonces para ti no éramos hermanos, Nathan?— El corazón de la menor se contraía dolorosamente dentro de su pecho, le temblaban las manos y las lágrimas parecían no poder cesar. Dolía. Cada una de las palabras de su "hermano", dolían.

El cuerpo de Robbin cedió y comenzó a alejarse aún sin terminar de entender, lo escuchaba, pero era demasiado doloroso. —Yo... Tuve suerte de cruzar acá, acerté en mi primer intento en el portal, pero no usé este, hay otro por la aldea india y otros dos más cerca de la roca de los abandonados. — Logró responder con la voz aún temblando por el llanto, tenía sentimientos encontrados, pero sin duda la tristeza era algo que la abrumaba en ese momento. —Te esperé, Nathan, estoy feliz de verte. — Le dijo con toda sinceridad intentando sonreír con todas sus fuerzas finalmente para intentar calmarse, pensar y respirar con claridad.

Al final, era su hermano, la viera o no como lo mismo, él era su hermano y lo quería, no impotaban las molestias, riñas, malentendidos, nada de eso importaba ya que había vuelto.

Su reacción era normal, era justo la que esperaba que la menor tuviera luego de contarle aquello, lo único bueno de todo es que por fin se encontraba en el lugar adecuado emocionalmente para confesar eso, pero aquello no era todo lo que debía confesar, como era su costumbre había dicho lo menos complicado primero y de seguro si no había existido una reacción violenta hasta el momento entonces significaba que no iba por muy mal camino.- De verdad lo siento, Robb, pero ya no te preocupes por eso, fue una estupidez mía, una que no quiero que te afecte. Te quiero y siempre voy a quererte, eres mi hermana, eso es algo que ahora puedo ver claramente. -No podía evitar tomar el peso del daño que pudo haber causado y por lo mismo se sentía bien de haber esperado lo suficiente como para decirlo.- Me conoces, no dejo que nadie se acerque lo suficiente como para conocerme, no dejo que nadie me interese y por lo mismo creo que confundí lo que sentía, pensé que te amaba de otra forma, pero toda esa confusión es algo que ya ha quedado atrás, lamento si contarte de esto te hace sentir incómoda, espero que podamos superar esto... sobre todo porque no es lo único que tengo que contarte. -El árbol que apoyaba a su espalda aun se mantenia firme, al tiempo la oscuridad creía en aquel lugar mientras escuchaba lo que Robbin decía sobre los portales, al parecer era cierto, la inestabilidad de aquellas puestas hacía incierto cualquier viaje, lo bueno es que ya no necesitaba buscara, ya no necesitaba seguir intentando encontrar a la única persona en la que confiaba, pues estaba allí, frente a él.

- ¡Escuchaste sobre lo que ocurrió en Flor de Lis? -Preguntó aquello al tiempo que desviaba la mirada, hace unos días los rumores habían comenzado a expandirse por todo Nunca Jamás, un ataque en la central de la asociación, un ataque lo suficientemente fuerte como para dejar a muchos cazadores heridos y unos pocos muertos. Aquel ataque había liberado a alguna de las criaturas que la asociación tenia de rehenes.- Necesitaba encontrarte antes de que ellos lo hicieran, porque... porque algunos de los cazadores que se retiraron de Flor de Lis y yo somos los responsables de lo que ocurrió. -Luego de decir aquello devolvió su mirada a Robbin, esperando cualquier clase de reacción.- No quiero que tengas problemas, pero puedo haberlos ocasionado ya, por eso te estaba buscando, la asociación está cazando a todos los desertores.

¿Conocerlo? Tal vez en su momento lo había hecho, cuando niños era en la única dirección en la que miraban sus ojos al jugar, caminaron juntos durante mucho tiempo siendo la compañía uno del otro, incluso en la academia sus ojos sólo buscaban la luz que irradiaba Nathan para ella. Pero eso había pasado, el haber escapado de flor de lis habia cambiado a Robbin y, al parecer, había hecho lo mismo con su hermano. Los ojos de la cazadora buscaron los ajenos intentado buscar ahí a aquella persona mientras hablaba, pero no la encontró, ya no estaba, como todos en su vida se había ido. —Todo está bien. — Fue lo único cuerdo que pudo salir de sus labios después de escuchar todo aquello. Robbin tomó de nuevo su espada y la guardó mientras atendía a lo que decía el mayor.

"Las noticias siempre viajan rápido. "

Una sonrisa se apareció en los labios de la cazadora. —Claro que escuché, en Nunca Jamás no se ocultan los secretos, las sirenas siempre se enteran de todo y tengo una en mi vida que me ha contado de lo que pasó. — Le dijo sonriendo con suficiencia mientras se recargas en el árbol que quedaba frente a Nathan. —Fueron muy valientes y muy tontos, su escándalo seguro llegó a todas partes. — No sabía si se encontraba molesta, ella no había sido razón suficiente para escapar y ahora lo hacía por otro motivo. —Mira, Nathan, no se si piensan esconderse aquí tú y todos tus amigos, pero les advierto que no quiero problemas en Nunca Jamás. — Regañó poniendo su mano en la empuñadura de Glamdrir. —Ha sido pacífico, incluso los piratas se mantienen al margen. — Avanzó un poco más sin soltar la espada. —Me he esforzado por mantener MI hogar en orden, no puedo permitir que nadie venga a echar mi trabajo a la basura.— Volvió a avanzar, pero esta vez,  bajó la mirada a contemplar el suelo con algo de tristeza. —Sólo lo diré una vez: Cazador que esté aquí para causar problemas, será castigado, no sólo por mí, por todo Neverland. — Sus palabras eran severas, no aceptaría ningún problemático, fuera quien fuera y tuviera que pelear con todos los desertores.

La cazadora se quedó a unos cuantos pasos de Nathan con el puño apretando a Glamdrir como si esto la ayudará en algo, lo miraba con los ojos nublados de emociones sin creer que ella misma había amenazado con alzar armas contra él y sus amigos,  pero ya no importaba, éste era su hogar, aquí estaba Ran. Nadie pondría un dedo sobre Nunca Jamás sin toparse cin ella.

Era extraño, escuchar todo lo que ella tenía que decir casi lo hacía sentir juzgado, pero nadie puede juzgarte de aquello de lo que no te arrepientes y eso Nathan lo sabía mejor que nadie, pues todo cuanto había hacho era para honrar su propia ética y las enseñanzas que con tanto amor sus padres y padrastros le habían dado.- ¿Esconderme? Sólo pasó un año y ya no me conoces. -Dijo de forma seria.- Yo no hice nada malo y no voy a esconderme, si vine fue únicamente para advertirte, para que estuvieras preparada, pero no te equivoque conmigo, tu hermano no se esconde de nada, esa fue la enseñanza que nuestros padres me dejaron. -Sus ojos llenos de valor y tal vez, ¿Por qué no decirlo?, un poco de decepción, después de todo ser un cazador no era su oficio, iba en su sangre y proteger al que no podía hacerlo por si mismo era su misión en la vida, no sólo su trabajo.- ¿En qué Nunca Jamás vives, hermana? Los piratas siguen matando criaturas mágicas, los cazadores siguen raptando a aquellos que consideran peligrosos para estudiarlos y experimentar con ellos, el miedo sigue siendo la ley bajo la que se rige nuestro mundo y nadie va a impedirme hacer aquello para lo que fui engendrado. -Luego de decir aquello se separó del árbol y avanzó un par de pasos hacia el camino, realmente aquella respuesta tan vacía y carente de comprensión era mucho menos de lo que esperaba, pero tal vez era simplemente que sus expectativas eran demasiado altas, porque se trataba de Robbin.- Sólo hazte un favor hermana y no vuelvas a hablar por todo Nunca Jamás, este puede ser tu hogar, pero ¿Adivina qué? También es el mío y yo lo defenderé como estime conveniente y no voy a pedir tu permiso para hacerlo. No te preocupes, respetaré tus palabras y me alejaré de tu camino para que así no tengas problemas, pero no te confundas, en Nunca Jamás ya hay problemas. -Luego de decir aquello la miró buscando los ojos que ante estaban llenos del amor que sus padres les habían entregado, hizo una reverencia, por respeto y luego se dio la media vuelta para seguir caminando. Nathan necesitaba aliados para defender a los débiles, pero allí no iba a encontrarlos.

Robbin afilo la mirada hacia Nathan. —¿Conocerte? ¿Lo dices de verdad? Te informo que tampoco me conoces, "hermano", he dejado atrás muchas cosas.— Le dijo sintiendo cómo su garganta comenzaba a doler conteniendo todo sentimiento. —Nadie dijo que hicieras nada malo, no te equivoques, mis padres nos educaron a ambos, no insultes su memoria juzgando que no les aprendí bien. No lo puedes pensar siquiera. — La voz de la cazadora temblaba de furia y tristeza, ambos sentimientos hacían latir su corazón tan fuerte y tan rápido que pensaba que intentaban hablar ellos mismos. —Pasó un año, Nathan,  un año en el que fui una niña sola en este lugar, un año en el que dejaba la puerta abierta y esperaba a que vinieras por mi, un maldito año de soledad y nunca tuviste una buena razón para volver a mi. — No resistió, aquella coraza de frialdad, de fortaleza se derrumbó frente a su hermano. —¿Querías advertirme de algo que ya se? ¿A caso me piensas tan indefensa y tonta?  He vivido entre criaturas que han querido matarme más de una vez y me he ganado su respeto, he velado por ellos ¡Es mi hogar, Nathan! ¡Vivo y respiro para mantenerlos a salvo! No te atrevas a hacer menos mi trabajo.— La menor apretó los puños y mordió sus labios hasta que estos sangraron, estaba claro que esta persona ya no era su hermano, ya no era su amigo. Alzó la mirada hacia el cazador y lo miró con enojo. —¿Quieres saber en qué Nunca Jamás vivo? Vivo en el Nunca Jamás en el que tú no has pasado por un año, en el que he defendido sin importarme nada, uno que me he arreglado para cuidar yo sola por que no tenía a nadie hasta que llegó Ran y ni a ella la pude defender. Es en mi hogar en el que vivo, un lugar donde pasan cosas malas y que intento salvar con todo mi ser por que no tengo un ejército, por que estoy yo sola, así como me dejaron. — Avanzó un par de pasos más. —No,  Nathan,  el que ha olvidado dónde vive, de dónde viene eres tú. — Su cuerpo temblaba de impotencia, nunca podría atacar a Nathan, pero él era capaz de herirla con sus palabras como nunca nadie lo había hecho.

Una sensación de soledad la cubrió mientras el manto de la noche se hacia presente haciendo difícil vislumbrar al chico, pero era lo mejor, solo entonces la cazadora dejó salir todo entre pequeños jadeos secos y lágrimas que le impedían ver algo más que la espesa oscuridad que cubría el lugar de los cocodrilos. Los arrastra ombligos hacían ruidos al reptar, ese sonido que Robbin conocía bien que era cuando aquellos ancianos iban buscando su lugar de descanso. —El favor te lo puedes hacer tú, no hables de lo que no conoces, no hables de mi, ni de este lugar que abandonaste, no tienes ningún derecho a ello, yo me he ganado el derecho de hablar por Nunca Jamás, pero tú, que a penas llegas, no tienes derecho de nada. — Le dijo mientras retrocedía todo lo avanzado hacia el joven que en su momento pudo llamar hermano. —Será mejor que te vayas, los cocodrilos siempre tienen hambre y no puedo dar fe de que no harás daño. — Le advirtió dándose la vuelta para comenzar a hundirse en el pantanoso lugar. Los cocodrilos no le harían daño a ella, había logrado la confianza de ellos como de otras criaturas,  así que caminó sin miedo, sin dudar, esperando que su memoria la guiara de la manera correcta. Esa noche no llegaría a casa, no podría soportar que Ran la viera de esa manera, buscaría un lugar para quedarse, en el peor de los casos podía dormir con los Cocodrilos, donde sea que no estuviera sola como se sentía en ese momento, como no se había sentido desde que Ran llegó a su vida. Así de sola como la simple presencia de Nathan la había llevado a sentir.

Mi participación en el tema ha terminado.