The New beginning [ Privado | Caliel ]

El cuerpo de Julia parecía más un saco, un peso muerto, porque era lo que aparentaba estar, muerta, no respiraba, su corazón no latía y lo poco que quedaba de su ropa estaba teñido de rojo un rojo reseco ya que la sangre ya se había secado. Y la vampiresa lo único que hacía era soñar con todo lo sucedido, aquellas palabras que Tiniebla había intercambiado con Caliel, los ojos de su amada, sus últimas palabras... retumbaban en su mente y todo se repetía una y otra vez, poniéndole atención a aquel último beso beso que le costó sentir ya que Tiniebla le había atravesado la columna, rompiendo toda la conexión con los nervios, pero ella se esforzó, con las escasas fuerzas que le quedaban, por no decir nulas se esforzó en sentir aquel beso y ahora en su sueño sus labios aún hormigueaban, porque para ella había sido el gesto más importante de todos, había sido una despedida. ¿Lo había sido? Ella creía que sí, Julia pensaba que Caliel de verdad la había dado por muerta porque no sabía que había borrado sus recuerdos, sus sentimientos hacia ella para poder combatir contra Tiniebla. Pero soñó más cosas, soñó con las alcantarillas, soñó con los lagartos...  soñó con que era devorada.


Y mientras soñaba su cuerpo iba lentamente recobrando el sentido del tacto, poco a poco los sueños dejaron paso a la realidad, volviendo a la consciencia con cuidado, notó el suave colchón bajo su cuerpo y entonces, como era costumbre, cuando recobró lo suficiente el sentido se despertó de golpe dando un salto en la cama y encogiendose en una de sus esquinas, buscando desesperada que ningún vampiro ni hombre lagarto la estuviera observando, pero parpadeó un par de veces, sorprendida al  encontrarse con su ya casi olvidada habitación, con unas paredes que no estaban llenas de moho o sangre. Julia miró a su alrededor confusa, se pasó una mano por el pelo y recordó todo lo que había pasado de golpe, ¿Habría sido un sueño? Un muy leve dolor en la espina dorsal  le avisó de que no, no había sido un sueño, pero entonces... - ¿Caliel? - Su voz sonó débil, buscando a la única capaz de haberla llevado a salvo con la mirada, sin moverse de su esquina de la cama, haciendo de ella un muy buen refugio contra sus malos sueños.