Teamwork | Priv. Skylar

Paisajes verdes, aromas dulces, calidez y frescura a la vez…el bosque de primavera era hermoso ante los ojos de Bekpin, la diversidad de tesoros naturales y variedad de colores que podía ofrecer tan bello bosque era inigualable, y no era que le gustara más la primavera que el invierno, amaba ambos por igual y veía la gran riqueza que tenía cada uno.

La pequeña hada se encontraba caminando entre los árboles con sus alas descansando en su espalda, estaba con el aspecto de un hada de primavera inspeccionando que cada uno de los árboles con que se cruzara se encontrara en buen estado, era uno de sus tantos trabajos y amaba lo que hacía, tanto en el bosque de primavera como en el de invierno.
Disfrutaba del cantar de los pájaros, del aroma que desprendían las florecillas que se encontraban a sus costados; la tranquilidad de ése día era agradable, le traía cierta paz a su ser.
Mientras pensaba en lo que haría posteriormente dejaba que los mechones de su cabello cobrizo se desacomodaran con el viento que chocaba con su cuerpo, era un viento suave, como una caricia que le regalaba la madre naturaleza. De inmediato su atención fue atraída por un árbol que tenía una cortada sobre su corteza externa y enseguida desplegó sus alas para aletear y dirigirse hasta él lo más rápido posible, colocó su mano derecha en la rajadura que tenía éste y suspiró con sutileza. –¿Quién te hizo esto? –murmuró en un tono suave y en cierta forma molesta, soltó un suspiro prolongado y observó detenidamente la herida pensando en lo que pudo originar aquella cortada.

-Los rayos del sol bañaban los campos del bosque de la primera, creando un día perfecto. Francamente era así la mayoría del tiempo, era la temperatura ideal para que la flora prosperara de manera positiva.

De cualquier manera, Skylar paseaba de manera aleatoria, sin ningún destino trazado, solo vagando. A su paso, iba estimulando con su magia a las flores que le rodeaban a crecer, fuertes y bellas como debía ser. Que nadie dijera que él no hacía su trabajo. Estiró sus alas mientras paseaba para que disfrutaran un poco de aquella agradable luz solar. De sus labios escapo un sonido que solo podía verse como uno lleno de gozo, en estos días, él amaba ser un hada, todo era más simple no había grandes complicaciones, todo estaba lleno de perfecta armonía.

Todo fue interrumpido al encontrar aquel pobre árbol, tenía una gran herida en el centro, cortando aquella hermosa corteza que sufrió al protegerse de lo que sea que lo hubiese atacado. Se sentía de indignado, por lo que pronto voló hacia ese pobre ser, notando mientras se acercaba que otra hada se posaba ante este, al parecer, igual de enojada que Skylar. - ¿Qué le sucedió? -Preguntó con suavidad una vez que estuvo lo suficientemente cerca del árbol, quizá la otra sabría quién fue el culpable de semejante atrocidad, si había alguien dañando la vegetación, sus líderes debían saberlo. -

Tocaba con la yema de sus dedos aquella cortada que tenía la corteza del árbol, no entendía cómo es que habían llegado a lastimarlo de esa forma, pero algo que si lograba comprender era que lo habían hecho con maldad, si, aquella cortada estaba bien hecha, y con más razón el hada se enojaba. De pronto notó como un hada se acercaba a ella y ante su pregunta negó con sutileza observando la herida que se encontraba bajo sus pequeñas y delicadas manos. –No lo sé…pero sea quien sea hizo algo fatal. –en su tono de voz se escuchaba tal molestia, además del ceño fruncido que tenía bien marcado en su rostro.

Sus delicadas y membranosas alas se movían a una velocidad impresionante, no hacían ruido pero se mantenían en constante movimiento pues procuraban tener al hada elevada. –Es una herida profunda…no será fácil para una sola hada curarlo. –comentó preocupada, no quería que el árbol sufriera ni que otros seres se alarmara ante tal hecho. Se separó un poco del tronco para observar si no había alguna otra herida en su corteza y agradecía que no fuera así. Se tranquilizó un poco, pero aún mantenía el ceño fruncido que transmitía tal molestia. –Nunca antes había visto una cortada tan profunda... –una de sus manos mantuvo suaves caricias sobre el tronco del árbol para acto seguido colocar ambas sobre la rajadura. –… ¿lo hacemos juntos? –cuestionó esperando una respuesta afirmativa, era la única hada que se encontraba cerca y estaba segura que la ayudaría, por eso mismo una sonrisa esperanzada se formaba en sus labios.

¿Quién querría hacer semejante daño a un pobre árbol? – En su voz resonaba obvia molestia, no entendía como podían existir seres con semejante maldad en su corazón. Se acercó un poco más al árbol tocando con cuidado la dañada corteza, era una herida bastante profunda, más profunda que cualquiera que hubiese visto. – Pobre, debe estar sufriendo tanto… -Alzó su vista para mirar hacia las ramas, las hojas ya estaban un poco más débiles, eso le decía que tan enfermo estaba el roble, probablemente casi al borde de la muerte.

Mantuvo su vuelo constante, recorrió con su vista los alrededores, no había ningún animal cerca, esto le decía que el infractor había asustado a los otros seres que habitaban la zona. – Debió haber sido un ser malvado… Asusto a todos los que vivían cerca del árbol…- Comento pensativo, una expresión de molestia que pocas veces se veía en él se mantenía en su rostro, odiaba a la gente que lastimaba la naturaleza. Las palabras ajenas llamaron su atención, tanto, que al escuchar su idea su rostro se ilumino, asintiendo varias veces con la cabeza, tal vez, había opción de salvar a este bello roble. - Si, ¡Hagámoslo!

Al escuchar que el contrario aceptaba su propuesta una sonrisa amplia y llena de felicidad se dibujó en su rostro, en ese momento solo deseaba que el árbol no sufriera más.  Miró fijamente el tronco mientras un suspiro prolongado salía de sus labios, cerró sus ojos para dejar que su mente se quedase en blanco, no debía de pensar en alguna otra cosa que distrajera su anhelo, al contrario, debía de relajarse y tranquilizarse, trayendo a su mente hermosos recuerdos. -Bien, ¿estás listo? -cuestionó al tiempo que abría sus ojos y volteaba a ver al hada a su lado.

Su corazón palpitaba rápidamente debido a la emoción que tenía, nunca antes había intentado sanar un árbol junto a otra hada, y ese momento la exaltaba un poco. Se acercó de inmediato a él y se tomó el atrevimiento de sostenerle de su brazo para que se acercara con ella a la herida de ese majestuoso árbol. Nuevamente posó ambas manos sobre el tronco y soltó de nuevo un suspiro prolongado, sus gestos y actitud indicaban que estaba lista. Pasó un poco de saliva y aclaró su garganta. -A la cuenta de tres...una, dos....tres. -En ése momento lo único que gobernaba en la mente de Bekpin, era el de curar el árbol. Podía sentir un calor que se desplazaba desde sus manos hasta su corazón, una sensación agradable para el hada.

Al ver aquella amplia sonrisa adornado los labios ajenos, se vio siendo contagiado por esta, ambos deseaban salvar aquel árbol, y Skylar sabía que ambos podrían lograrlo.
Cerró los ojos, tratando de reunir toda su concentración para esta tarea, realmente lo necesitaba.

Podía escuchar como este noble roble lloraba por ayuda, y él le susurro "Pronto te sentirás mejor" para tranquilizarlo. -Estoy listo. -Acepto, elevando sus parpados para poder observar a la chica, su expresión estaba llena de decisión, como fuera, iba a salvar a este árbol. Dejó que la chica lo tomara y arrastrara hasta el árbol, su corazón estaba agitado, dividido por dos sentimientos. Estaba lleno de emoción por trabajar por primera vez en sus dos años de vida con otra hada, y por otro lado, estaba lleno de determinación y enojo, necesitaban salvarlo, muchos seres vivos del bosque dependían de él.

Poso otra vez sus manos sobre la corteza, sentía como la energía recorría su cuerpo, y se canalizaba hasta la palma de sus manos.- ¡Ahora! -Exclamo una vez que la chica finalizó la cuenta atrás. Sintió como sus manos se llenaban de calidez mientras la magia cruzaba para curar a ese majestuoso ser, sabía en su corazón que iba a poder salvarlo.

Sin que ambos observaran el árbol comenzaba a curarse, el amor que le tenían y el deseo de sanarlo estaban dando resultados. La pequeña hada sentía cómo lentamente ése calor se iba disminuyendo, a tal grado de extinguirse. Abrió sus ojos sin saber por qué esa sensación tan agradable había desaparecido, pero al darse cuenta de que la herida que tenía el árbol en su tronco no existía más, sus ojos se pusieron un poco acuosos debido a la felicidad que sentía en ése momento, era la primera ocasión en que, con ayuda de otra hada, se apoyaban para ayudar a otro ser vivo. Bekpin sin pensarlo dos veces abrazó al contrario con ambos brazos al tiempo que hablaba casi a gritos. –¡Lo hicimos! ¡Lo hicimos! –se separó del hada para poder acariciar con ambas manos el tronco sano del árbol y suspirar de alegría. –Lo hicimos bien… eh...-Fue ahí cuando se dio cuenta que no se había presentado con el hada y con un poco de pena sonrió sutilmente. -¿Cómo te llamas? Sería bonito saber el nombre del hada con quién trabajé por primera vez así. –sus mejillas se habían teñido de un color rosado muy bajito, el cuál apenas podía distinguirse en su blanca y casi pálida piel. –Yo me llamo Bekpin, y sirvo a Nunca Jamás como guardián. –posó ambas manos detrás de ella misma mientras su sonrisa se ampliaba, quizás no parecía como un guardián, no podía verse la rudeza y valentía que en su corazón existían.

Se quedó pensando por unos instantes para después hacer que sus labios formaran una suave mueca, lo tomó del brazo a Skylar para elevarlo por encima de las copas del árbol y así poder tener una mejor visión de los alrededores observando detenidamente. –Me pregunto si esa criatura mala aún siga en Nunca Jamás, o aún peor en nuestros territorios… -un suspiro profundo y alargado salió de sus labios rosados, su preocupación y enojo volvió por unos instantes, no quería que otro árbol sufriera como el que anteriormente habían salvado.