Linger || Privado Caliel

Si había un premio que se merecía ganar aquel demonio era de ser el peor amigo del mundo. Aquel demonio llamado Mammon, había hecho ya demasiadas promesas que no pudo cumplir a solo una persona, capaz solo eran unas pocas para esa persona, pero el peso de aquellas palabras en esa promesa ninguna fue cumplida y llevaron a cabo que una bella relación se destruyera y se hundiera en sentimientos complicados.

Mammon pudo reencontrarse con esa persona nuevamente, haciendo el mismo error, desapareciendo nuevamente de su vista, quedando otra vez como un cobarde ante aquella persona que era una de las más importantes e influyentes en su vida. Esta vez se encontraba en la cúspide de sus pensamientos alrededor de ella, en como la extrañaba tanto, con sus palabras que aun siendo como cuchillas para su alma dejaban esa calidez y querer en su alma, de una forma especial. Ver esa sonrisa y esos ojos de aquella persona podían calmar una tormenta en su ser, aun si recibiera un golpe de su parte.

Esta vez el demonio estaba en una nueva ciudad, pero conservaba el mismo rostro, la misma personalidad, pero con nuevos pensamientos, con nuevas ganas de hacer cosas, como siempre cuando se mudaba de hogar. Esa noche se había escapado completamente de todos su quehaceres, de aquellas cosas que lo ataban para desaparecer en lo más solitario de la naturaleza, donde el cielo nocturno amplio y limpio fuera capaz de acompañarlo entre sus pensamientos. Abrigado con un largo abrigo negro y una bufanda, alzaba su vista al cielo estrellado, llegando a su mente aquella hermosa mujer, de la cual había pensado hace mucho tiempo. Cerró sus ojos un momento, recordando sus palabras aquel día. ¿Qué pasaba si la llamaba nuevamente? ¿Ella vendría como se lo prometió? De seguro que si, pues ella si mantenía sus palabras.

- Caliel… Caliel… Caliel…

Llamó tres veces, a ojos cerrados imaginando aquel rostro, como la primera vez que la vio en aquel parque. Quería sentir su calor aunque sea en un golpe o una burla, deseaba ver sus ojos, sentir sus manos, poder hablarle y decirle todo aunque ya sus palabras no fueran creídas, quería verla con muchas ansias y ahora solo tenía esperanzas a ojos cerrados de que al abrirlos ella estuviera en frente acompañada de aquel millón de estrellas en el cielo.

Cheshire quería bailar, pero no sabía que hacer, por lo que Caliel pidió a una de sus sombras que se materializara en una forma humanoide, pero con el cabello largo hasta el suelo, porque así se veía más lindo y luego tomó las manos de ese ser de oscuridad y comenzó a bailar con él/eso aunque no había más ritmo que el de la mente de la Quimera. Caliel sonreía como una niña pequeña mientras Cheshire tarareaba, Astaroth se encontraba dormido, había estado jugando toda la noche y a decir verdad ya no daba más de cansancio, Caliel podía adivinarlo, pues aunque no estuvo mentalmente presente para esos juegos si pudo sentirlo en cada centímetro de su cuerpo, los moretones en sus brazos y en sus piernas le daban a entender que los juegos se estaban haciendo cada vez más divertidos para el demonio.

Blasfemó Astaroth entre gruñidos al tiempo que una risa suave se escapaba de los labios de la quimera.- ¿Ma-mmon? -Dos o tres parpadeos y luego su compañero de baile desapareció, pudo escuchar como Cheshire maldecía, pero la había invocado un amigo, no podía simplemente ignorarlo ¿O si? No... no sería bueno ¿No?

Sin perder más tiempo dejó que su cuerpo se teletransportara hasta el lugar de la invocación y se materializó tras el cuerpo del demonio para así poder abrazarlo. Era realmente una imagen divertida, un pequeño cuerpo de un metro con 62 centímetros abrazado a uno de metro 84. La quimera restregó su nariz en la espalda ajena y luego dejó ir una risa alegre, era obvio que no era la misma y es que Wonderland se había mezclado con su sangre y ya nada en ella era igual.- Hueles a limpio, si me ibas a llamar después de tanto tiempo al menos esperaba que olieras a sangre, dolor, lágrimas o sudor, pero nop, hueles a limpio. -Su voz era alegre, melódica y algo infantil.

No soltó al demonio hasta terminar de hablar y luego rápidamente se puso frente a él, Caliel se veía pequeña frente al alto cuerpo ajeno y no ayudaba de nada que su ropa fuese sólo un vestido blanco de tirantes. Sus pies estaban descansos y su cabello púrpura adornada su cabello.- Por lo menos di que me extrañaste ¿Si? ¿No? ¿Un poquito casi nada? -Preguntó entre risas.

En eso momentos la esperanza siempre era avivada por aquellas historias, encuentros y palabras que había compartido con la caída en un pasado, una por una de esas escenas viajaban en su mente como un desfile, provocando una sonrisa en sus labios, esperando algo que capaz no llegara, porque dentro de aquel demonio las dudas estaban, pues él no había sido el mejor en la vida de aquella importante mujer en su vida.

Un leve aroma a dulce con un toque a muerte se sintió en el ambiente cuando los delgados brazos rodearon su torso con fuerza, además de esas palabras y un calor tan conocido y grato para él. Mammon se quedó tenso por un momento abriendo sus ojos lentamente, su corazón se había apretado y su respiración se había hecho pesada por unos segundos ante la grata sorpresa. Aunque se sentía algo completamente diferente eso no dejaba de ser la esencia de Caliel, su Caliel para él. Cuando apareció al frente de ella, no pudo evitar sentir el relajo en su cuerpo mostrando de inmediato una sonrisa en sus labios, alegre de verla viva, y frente a sus ojos con aquellas preguntas que para el mundo, o su mundo eran tan obvias.

– Te extrañé demasiado, no sabes cómo dolía al momento que una fragancia semejante a la tuya o alguien casi parecida a ti se pasaba a mi lado ¿Tú me extrañaste? ¿Aunque sea solo un poco?

Sus palabras al comienzo fueron sinceras, mirando los ojos de la joven, sin rodeos le dijo que sentía, sabría que podía ser cuestionado, pero aquellas palabras eran demasiado sinceras. Se veía tan inocente, con ese cuerpo y esa vestimenta, además esa sonrisa que por más que ocultara travesuras y maldad, tenía esa ternura plasmada. Mammon se acercó sin miedos a la joven, acercando su diestra a ese pequeño rostro, acariciando si mejilla derecha con su pulgar. Sus ojos estaban plasmados en aquella cara, observando cada detalle, de ella. Era la única mujer que el demonio podía asegurar que le fascinaba y además tuvo sentimientos.

– Quisiera poder compensar tanto tiempo perdido, tanto del que perdí por no estar a tu lado aunque sea un momento.

Comento siendo algo descarado ante su confesión, mirando esos profundos ojos de Caliel, sin querer apartarse de ella, por lo menos por un largo rato.

El rostro del demonio seguía siendo el mismo y aquello era interesante porque todos los demás seres oscuros que Caliel conocía intentaban cambiar rápido para poder hacer y deshacer sin ser perseguidos, en ese sentido Mammon era muy raro, bueno, en muchos sentidos Mammon era el demonio más raro de todos, pero era una buena clase de raro siempre había sido así, algo tierno, retorcido y oscuro, pero con una sonrisa brillante. La sonrisa en los labios de la quimera se amplió aún más cuando el más ato acarició su mejilla.- ¿Te miento o te digo la verdad? Oh... oh... oh ¿Te parece si te digo dos cosas y tú me dices cuál es mentira y cuál es verdad? Si, eso es mucho más divertido, mil veces más emocionante. -Luego de decir aquello dio algunos satos muy animada, debía pensar muy bien en su mentira y en su verdad, de esa forma lograría que Mammon adivinara, aunque él siempre había sido bastante cabezotas así que era probable que incluso si lo hacía muy evidente él igual se equivocara.

De momento Astaroth despertó y desde su mente le dio a entender que era él quién quería decir la mentira, de esa forma Cheshire estaría a cargo de la verdad, era extraño, Cheshire acostumbrara huir lejos de la verdad así que este sería un desafío extraño.

- No te extrañé, a decir verdad, luego de un par de días borré todo recuerdo de ti y los dejé en un lugar muy oscuro de mi mente, pues sabía que ibas a demorar mucho en volver a encontrarme y como siempre tuve razón, pero qué puedo decir, no es la primera vez que rompes una promesa. -El demonio ni siquiera intentó imitar la voz de Caliel por lo que aquella respuesta se hizo incluso más divertida, del hermoso y femenino cuerpo había emergido la más cruel de las voces roncas y ahora era el turno de Cheshire.- ¿Cómo no extrañarte? No seas ridículo, eres mi amigo, no importa cuanto tiempo te vayas, no importa por cuanto tiempo te escondas, eventualmente vuelves y esa es una de las pocas constantes en mi vida, es por eso que nunca me siento realmente sola, porque si lo piensas bien no estoy sola, sólo te estoy esperando. -La voz de Cheshire era mucho más infantil, mucho más delicada y aguda que la de Caliel, así que de todas formas fue extraño, pero no tanto como la voz de Astaroth.

Luego de esas dos confesiones Caliel se alzó en la puna de sus pies y llevó sus manos a jugar con el cabello del contenedor de Mammon.- Ahora debes decirme, cuál es verdad y cuál es mentira ¿Crees que puedes? -Preguntó con una sonrisa juguetona.